Cómo tratar con el dolor - Prédica de Marcos Witt

Mensajes cristianos y estudios bíblicos escritos. Devocionales cortos

Por Marcos Witt

Jesús está con nosotros en medio de nuestras angustias más profundas.

En Juan 16:33 dice “En el mundo tendréis aflicciones, pero confiad yo he vencido al mundo”.

No tengo que preguntarles cuantos han tenido que pasar por aflicciones, creo que todos nosotros en alguna medida hemos tenido que tratar con las aflicciones que trae el mundo. Si usted vive cualquier cantidad de tiempo le va a tocar a usted una aflicción. Pero nosotros tenemos una gran promesa, una gran verdad y eso es que Jesucristo está al lado de nosotros en cada una de nuestras aflicciones y nos ayuda a superarlas y a salir adelante.

Si está pasando por una aflicción, no se quede en la aflicción, siga pasando. Si le está tocando recibir algún golpe muy fuerte, siga caminando y ojala usted me de la oportunidad de a través de la palabra de Dios enseñarle a usted a como no dejar que las aflicciones lo venzan a usted sino que usted venza a las aflicciones en el nombre de Jesús.

De eso vamos a hablar de como usted puede salir adelante a pesar del dolor que la vida les trae. Hay 3 diferentes clases de dolores. Obviamente hay dolor físico y hay alguna gente que vive con dolor físico toda su vida. Dios ha hecho muchos milagros a través de la oración. El Señor no quiere que usted viva con dolor físico, de hecho la biblia declara que el llevo nuestras enfermedades y nuestros dolores en la cruz del calvario y que nosotros podemos apropiarnos de su sanidad.

Hay otra clase de dolor, es ese dolor emocional. Es el dolor que vivimos cuando sentimos diferentes emociones encontradas, angustia, sentimos enojo, odio, ese dolor que hay adentro de las emociones y hay mucha gente que también vive su vida emocionalmente paralizada por el dolor emocional que están albergando en su corazón; y también para eso hay respuesta.

Pero quizá la tercera clase de dolor es el más doloroso, es el dolor relacional, ese es el dolor que sentimos cuando alguien nos  ha dado la espalda, cuando alguien que hemos querido nos ha calumniado, alguien con quien nosotros vivimos y con quien caminamos tantos años, de repente darnos la espalda y traicionarnos, decir mentiras acerca de nosotros. Esta es la clase de dolor que muchos de nosotros vivimos sin jamás recuperarnos de esa clase de dolor. Yo me voy a enfocar principalmente en esa clase de dolor, porque es la clase de dolor que nos toca a cada uno de nosotros vivir. Todos nosotros tenemos un amigo con el que caminamos por un tiempo, que de repente, por alguna razón, nos dio la espalda, se dio la media vuelta y se marchó, y el dolor que sentimos en ese momento fue algo realmente inexplicable.

Algunos de ustedes están sentados aquí hoy después de haber entregado años a un matrimonio, de repente ese caballero o esa dama le dio a usted la espalda y salió y le traicionó. Hay tantos dolores que el enemigo con mucha astucia trae a nuestras vidas para traernos parálisis emocional y hay gente que se detiene toda su vida en esos dolores y nunca salen adelante.

Confiad, Jesús está contigo, es cierto que esos dolores duelen, pero confía Jesús está caminando contigo y él te quiere sacar adelante, él quiere regresarte esa sonrisa que te caracterizaba, él quiere regresarte ese gozo por la vida que tu algún día tuviste. Esas son las buenas noticias del evangelio que Jesús está con nosotros en medio de nuestras angustias más profundas.

Todo depende de cómo usted y yo tratamos con esos dolores. Si algunos de nosotros abrazamos ese dolor y lo hacemos muy nuestro y no salimos adelante, ese dolor a usted lo va a destruir y mi deseo es ayudarle a usted a desechar ese dolor y a seguir caminando con Jesús.

Voy a hablarles de las cosas que usted no debe hacer con el dolor. Y es muy curioso que estas seis cosas que les voy a hablar, son casi las que siempre hacemos; es casi natural hacerlo y entonces quiero alertarnos a que si usted está pasando por cualquier dolor, esto es lo primero que usted no debe hacer.

Número 1: Si usted tiene un dolor adentro, no lo ignore.

Muchos tienen la mentalidad de avestruz, que cuando ellos tienen un dolor en lugar de tratar con el dolor, tratan de ignorarlo, lo que no se dan cuenta es que la cola (como el avestruz) todo el mundo la ve, todo el mundo se está dando cuenta que usted tiene la cabeza ahí metido en la arena y su colota está arriba y todo el mundo sabe que usted está ignorando algo que necesita tratar.

Yo escuché la historia del hijo de uno de los presidentes de esta nación, que un día estaba jugando el tenis y se le hizo una ampolla en el pie derecho y él pensó que era una ampolla sencilla y tranquila, no hizo nada, no le aviso al doctor, lo ignoro, simplemente dijo: “esa ampolla se me va a quitar” y dentro de dos semanas estaba muerto el muchacho, porque en lugar de tratar con el dolor y tratar con la ampolla en buscar ayuda, simplemente lo ignoro y se convirtió en gangrena, se invadió el cuerpo de toxinas y lo mató. Así hay muchas personas que piensan que si se quedan con la cabeza en la arena, el dolor se les va a ir.

Han escuchado ustedes esa frase que dice “Todo sana con el tiempo, el tiempo sana todas las heridas” Yo no sé quién invento esa mentira, porque muchas veces usted se ha dado cuenta que con el tiempo usted todavía tiene ese dolor ahí adentro, y si no trata con ese dolor, y muy específicamente, si no lo pone debajo de la sangre de Jesús y permite que el Señor rompa esas cosas, ese dolor se le va a convertir en una ampolla, se le va a hacer gangrena espiritual y usted es el que va a pagar el precio de la muerte, simplemente porque no trato con el asunto. Necesitamos tratar con el asunto, necesitamos darle cara a la cosa, no lo podemos ignorar.  Muchas heridas se ponen hasta peor con el tiempo si no las tratamos bien.

Numero 2: No le huyas.

Salmos 55 dice “Si tuviera alas volaría muy lejos y buscaría donde descansar, me iría lejos muy lejos de aquí, me quedaría a vivir en el desierto, escaparía rápidamente para protegerme de la tempestad” ¿Cuántos se han sentido así alguna vez? Si yo tuviera donde correr, yo correría.

Muchas veces, le huimos al problema, corremos del problema, pero cuando regresamos ¿quién cree que nos está esperando en la puerta de la casa y diciendo ¡buenas días y bienvenido a casa!? El problema. Muchas veces cuando huimos no estamos arreglando nada, simplemente estamos postergando la necesidad de arreglar el asunto. Así que no le corra, no le huya, enfréntese usted a esa situación. Mucha gente busca diferentes maneras de escaparse, de huir, algunos se escapan en el alcohol, se van a la cantina y se toman todo el cheque de fin de semana ¿porque? Porque están tratando de huir de una situación dolorosa. Hay algunos que se deprimen, se meten en un cuarto, cierran la puerta y están tratando de huir, pero allá en la oscuridad de su cuarto se dan cuenta que ahí sigue acompañándoles el dolor, no están arreglando nada con huir. Algunas se van a comprar y eso pone peor la cosa porque al rato usted tiene tanto el problema como el estado de cuenta de las tarjetas de crédito que llegan y luego cuando el marido se da cuenta.  No ayuda en nada huir, hay muchos métodos que utiliza la gente, viaja alrededor del mundo para tratar de olvidarse “si solo me pudieran dar otros aires” oímos a la gente decir, lo que necesito es que me den otros aires, y se van a Buenos Aires, y se dan cuenta que está el mismo aire podrido allá que en su hogar. No es que necesitamos correr a otros lugares, necesitamos enfrentar la situación.

Tomando drogas, teniendo relaciones sexuales ilícitas, algún adulterio, alguna cosa por el estilo no está ayudándote a ti a confrontar el problema, necesitas dejar de huir y confrontar el problema.

Numero 3: no lo escondas.

Hay alguna gente que piensa que si simplemente puede esconderse detrás de algo, o detrás de alguien, ya eso va a arreglar el problema; eso no está arreglando el problema, el dolor va a seguir ahí aunque lo trates de ocultar. Hay algunos que lo ocultan con sus risas, con sus bromas y con su sarcasmo, pero igual adentro están doliendo.

Me acuerdo de la historia de un señor que fue a un psicólogo y le dijo “Señor estoy muy triste, nada me hace reír, hace mucho tiempo que estoy triste, necesito alguien que me ayude a reír” y le preguntaba el psicólogo ¿Qué te pasa? Es que yo tengo una tristeza hace mucho tiempo y casi no encuentro nada, ni nadie que me haga reír, y el psicólogo se acordó que estaba un circo en la ciudad y que en el circo había un payasito muy divertido que hacia reír a la gente tremendo, entonces le dijo a este señor: mire señor le hago una recomendación , está el circo de fulano de tal en la ciudad que tal si usted va ahí, hay un payaso muy muy bueno que hace reír a todo el mundo, le aseguro que si usted va a ese circo ese payasito le va a hacer reír a usted y el señor inclino la cabeza y le dijo: doctor el payasito del circo soy yo, hago reír a todo el mundo pero no puedo reír yo.  Así hay mucha gente que le gusta hacer reír a la gente, o que están tratando de ocultar un dolor que tienen ahí adentro.

No lo escondas, no lo escondas con tu enojo. Hay algunos que viven enojados porque están tratando de esconder un dolor que tienen adentro. De hecho si usted conoce gente rencorosa y enojada muy probablemente que tiene un dolor muy adentro, tenga usted compasión con esas personas, pídale a Dios como puede usted ser usado para ayudar a esas personas.

Hay otras de las maneras que la gente se esconde y eso es victimizándose: “es que soy la escoria de la tierra, y a mí nadie me quiere, nadie me entiende, nadie me ama, vivo solita en este mundo cruel” y ahí están caminando por el mundo.

Número 4.  Es poderoso, no te preocupes.

Preocupación es tratar de controlar algo que está fuera de mi control. En otras palabras es tratar de jugar el papel de Dios, no conozco a nadie que pueda hacer el papel de Dios. Necesitamos entregar las cosas en manos del Señor, no estar preocupándonos. No hay nada que usted pueda hacer para cambiar las cosas que ya pasaron en el pasado. Usted puede preocuparse, llorar, puede gritar, arrodillarse mil horas, ayunar, usted podría hacer lo que quisiera, pero no hay nada que va a cambiar lo que ya fue hecho. Ya lo pasado, pasado, hay que dejarlo atrás, no hay forma de poderlo arreglar.

La mayoría de nosotros entre más nos preocupamos en un asunto, empeora el asunto  ¿por qué? porque lo hacemos peor, le estamos dando la vuelta ahí adentro, si yo le hubiera dicho esto cuando me dijo lo otro, si yo le hubiera contestado así, ¿cómo no le dije?, ahorita le hablo para decirle; y está dando vueltas, y eso se está convirtiendo en dolor, en angustia. No te preocupes, necesitas dejar algunas cosas en las manos de Dios.

Mire lo que dice el versículo 37:8 en Salmos, “deja el enojo, abandona el furor, no te enojes porque eso empeora las cosas” ¿Cuántos se han dado cuenta que muchas veces lo que hacemos es empeorar las cosas cuando nos preocupamos?.

Número 5, No te amargues.

Hay solo una cosa peor que el dolor emocional, que el dolor relacional, y eso es la amargura. La amargura lo va a destruir a usted si o si, garantizado 100%, la amargura destruye vidas.

No se amargue, me disculpo de antemano por lo que voy a decir, pero no es para ninguno de ustedes, es para los que no llegaron el día de hoy. El preocuparse lo vuelve a usted una bestia. Hay pastor ¿Cómo nos va a decir eso? Yo no lo digo, lo dice la biblia, les voy a leer pero cuando escuchen este versículo no lo use contra su esposo, no lo usen con sus hijos, esto es para usted, mire lo que dice Salmos 73: 21-22 “Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de ti”. El enojarse, el amargarse nos convierte como una bestia, no razonamos, no pensamos, decimos cosas y al ratito estamos hiriendo a otras personas. Esto que le voy a decir, es una frase poderosa: “el resentimiento no cambia el pasado, solo arruina el futuro”.

Número 6, no te rindas.

Todavía tengo vida y mientas tenga vida, voy a salir adelante. Hay veces que tiene ganas de agarrar ese dolor, a lo mejor usted no entiende porque tiene el dolor o porque tiene la amargura, usted nomas agárrelo del cuello y dígale:  ¡No me rindo en el nombre de Jesús, porque Jesús está a mi lado, y voy a salir adelante en esta, voy a ser victorioso porque soy campeón, en el nombre de Jesús!.

Ahora dice usted, pero como le hago si a veces siento que el dolor me tiene a mi agarrado del cuello, yo lo que le sugiero es esto, oiga con mucha atención. Cuando usted no puede con algo, entrégueselo a un poder superior, y no hay nadie que pueda mejor que nuestro Señor Jesucristo, entréguele ese dolor a él y él va a poder sacarlo adelante.

Voy a terminar con este versículo extraordinario que se encuentra en Salmos 34 “El Señor siempre está dispuesto a ayudar a los que sufren”. Algunos de ustedes  están sufriendo, el Señor te dice que está dispuesto a ayudarte, y dice: “salva a los que han perdido toda esperanza” Señor gracias porque estás dispuesto a ayudarnos, gracias porque tú siempre estás ahí para ayudarnos a salir adelante.

“Señor, te pido por toda esta gente hermosa que está aquí ahora, que el dolor que están viviendo emocionales, físicos o relacionales, tú llenes ese dolor y les des a ellos descanso”.

Mensaje adaptado de la predicacion en video de Marcos Witt "cómo tratar con el dolor". Ver video.

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