Palabra Del Aliento Para Bendecirte Hoy

Palabras de Aliento

Dios te ha dado el poder para ocupar tu lugar
Por Kenneth Copeland

Tu lugar es único y muy especial. Y cuando estas en ese lugar, en ese lugar es donde está su gracia.



En Lucas 4:18-19 dice “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón. A pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”.

Ahora leamos Juan 14:10 “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras”. Vayamos al versículos 12 “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre”.

Ahora bien, ¿Qué hizo él cuándo fue al Padre? Dijo iré al Padre y les enviaré al consolador, les enviaré al Espíritu Santo. El mismo Espíritu, ahora junten todo porque todo está en la biblia; dijo el Espíritu del Señor está sobre mí y me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres, bien ¿Qué paso? Cuando creyeron lo que predicó ocurrieron milagros. Ven, él no sanaba a la gente porque era el hijo de Dios, jamás sanó a alguien por ser el hijo de Dios, él nunca ministro como el hijo de Dios, él ministro como hombre ungido por el Espíritu de Dios. Porque él no podía y no haría nada mientras servía y ministraba aquí en la tierra, que otro no pudiera hacer por medio de la fe y la obediencia a Dios, caminando en el mismo espíritu y unción en su nombre.

Escucha lo que dijo: “el Padre que mora en mí, él hace las obras, y la obras que hago el que cree en mí las hará también”. Por lo tanto, ¿acaso no es lógico y justo que hagamos las mismas obras que él? Tenemos el mismo padre que mora en nosotros, él que hace las obras. Amen.

Y mayores obras que estas, tienes que entender que en su ministerio terrenal, él se limitó a ser un profeta que honro bajo el pacto abrahamico, tu y yo tenemos un mejor pacto y mejores promesas.

Leamos Isaías 10:27 “Acontecerá en aquel tiempo que su carga (la carga del diablo) será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción”. Ahora corrígete, nunca lo sigas diciendo; que la unción rompe el yugo; no es eso lo que dice, no dice que lo rompe, dice que lo destruye, y la palabra hebrea traducida como destruir, literalmente es corromper, corroer.

Piénsalo si tomas lo primero que viene a tu mente cuando tú piensas en un yugo (y hay otros pasajes que se refieren al yugo de hierro, se refiere a lo mismo, el yugo del diablo), ¿Qué pasaría si rompieras un yugo de hierro? Lo sueldas y se lo pones de nuevo, pero ¿Qué pasaría si este se oxidará? Se haría polvo, solo un montón de polvo oxidado en el suelo, así el diablo no lo puede usar, así él no se lo puede poner a nadie. Eso es lo que hace la unción al yugo, se lo come todito, lo corroe por completo, lo hace pedacitos, y esa pudrición, esa corrosión lo acaba todo.

Eso lo tenemos que celebrar, ¡gloria a Dios! Amen, lo sentí cuando dije “todo”. Hay personas aquí que están recibiendo esto,  saben que algo pasa, algo se destruyó y te libero ¡tú libertad ya llego! Lo que sea que te ató por tanto tiempo, gloria a Dios, eres una mujer libre, un hombre libre.

Leamos 1 Juan 2:20 “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas” (la palabra unción se refiere a estar investido de poder), ahora verso 27 “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros”. Otra versión dice “la unción que han recibido esta viva y habita en ti, vive en ti”. Esa unción reside en todo creyente nacido de nuevo, es la unción de Dios, esa es la unción de vida, es la unción que tiene todo creyente y es la unción para vivir una vida muy abundante. Y más abundante es ser guiado por el Espíritu del Dios, estar vivo y ungido con su gracia para hacer lo que el mundo no puede ni imaginar, ¡Amen! ¡Aleluya!.

Y nosotros los creyentes, no hablo de predicadores, me refiero a todo aquel que ha recibido a Cristo como salvador, ahora hay algo que tienes que entender; no hay tal cosa con un ser humano sin un llamado de Dios, ningún ser humano existe por casualidad. La biblia dice que cada miembro del cuerpo de Cristo, cada miembro, tiene asignado un lugar específico según a Dios le place y quiere. ¿Qué le causa placer a Dios? Dios se goza en la prosperidad de su familia, dar su gracia le place a él, dar su gracia es su inmenso deseo de dártela, prosperarte y tratarte como si jamás hubieras pecado, como si no existiera, en su mente no está, Jesús llevo a esos pecado. Pero dices: ¿Qué pasa cuando peco? ¿Y eso qué? (dices; Pues yo creo) Te diré algo, deja la autocompasión, el quejarte y el lloriquear ¡eso se acabó! Ya no tienes por qué quejarte ni lamentarte, (y dices; si pero no escuchas, yo no soy lo que debería ser), si ya veo deberías estar gozoso, (Si pero no tengo nada de gozo), ¿sabes por qué? Porque ya lo estás declarando. No recibes gozo y luego dices gozo, lo declaras y luego lo tienes, pues el gozo del Señor ya está en tu espíritu, nació el día en el que aceptaste a Cristo, gozo, amor, fe, paz. Esa unción de vida está allí, esa unción y su gracia están allí.

Ahora ese llamado, ese lugar, como miembro, hombre o mujer tienen su lugar. Dices ¿y si no me gusta? Si tuviera que elegir quién es más listo tú o Dios, creo que es algo bastante obvio ¿verdad?.

Un día lo acepte, claro Dios sabe más que yo, será mejor que yo haga lo que él dice y no lo que yo pienso, pues lo que pienso no ha hecho más que meterme en problemas. Él te creo un ser único y específico y tú tienes ciertos deseos únicos y específicos, y tienes un llamado único y especial, tu lugar es así, y cuando estas en ese lugar, ese lugar es donde está su gracia, es el lugar donde está tu gozo. Puede parecer un lugar con el que no quieres tener nada que ver, pero si supieras que fuiste hecho para él y que ese lugar fue hecho para ti ¡gloria a Dios! Ahí es donde está tu protección, tu dirección, ahí está tu perfección, ahí está todo. Ahora cuando no estás en ese lugar, vivir es un gran problema. Ahora todos somos probados, el diablo nos ataca a todos, pero si no estás en ese lugar no tendrás la gracia para vencer en la dimensión y la manera en que lo logras cuando estás en tu lugar.

Pero dices; es que no sé cuál es mi llamado, ¡No te quejes más y pregunta! Señor házmelo saber, luego recibes la respuesta por fe, ¿Cómo lo haces? Es muy simple, Señor estoy a tus ordenes, listo para oír, para hacer, lo que sea, donde, cuando y como sea, soy tuyo y estoy a tus órdenes. Y cuando llegas a ese punto, él no solo te revela el que, cuando, donde, como, sino que él te apoyará. Siempre, durante toda tu vida. Dios siempre te impulsa, te dirige, te guía a ese lugar, no lo ha escondido de ti, es más, querido hermano, si Dios escondiera algo nadie lo encontraría.

Es el diablo que esconde las cosas, Dios nos ha dado la sabiduría, no nos la ha escondido, insisto, Dios ha apartado su sabiduría para nosotros, no de nosotros. Pues esa unción esta en ti para revelarte estás cosas; esa es la función del Espíritu Santo, él tiene la misión de llevarla a cabo y esa unción vive en ti para tomar decisiones, consultar al Señor y poner su palabra por obra, protegiendo, perfeccionando y corrigiendo; sin corrección no vendrá la perfección, y así no habrá protección. ¿Por qué? Por falta de dirección. Todo está allí para ti.

Ahora no tienes que volver una y otra vez a ese lugar de donde te saliste para que el Señor te dirija, no, pues él te llevará por fe, no interesa cuán lejos estés de ese lugar, él te llevara desde donde estas y cuando te entregas a él, su trato contigo será por gracia. Tratará contigo como si tú nunca en tu vida hubieras estado fuera de la voluntad de Dios, él te ama, cuida de ti y te dice: “ven hijo, vamos a casa”.

Una vez me preguntó, Kenneth ¿Crees que te puedo volver a poner donde deberías estar hoy? Yo le había estado fallando a Dios, estaba desubicado en unas cosas de mi vida que no tenía que andar. Y me enoje al darme cuenta, sabía que algo andaba mal y cuando supe que era, me enfade conmigo mismo, y me echaba la culpa por eso; realmente me auto condenaba por eso. Lo cual es un pecado si lo piensas, él llevo nuestro castigo, no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan en la carne sino en el Espíritu; como andaba en la carne yo me condenaba, Dios no me condenaba por eso. Me dijo ¿No crees que puedo traerte de ese lugar equivocado a mi voluntad perfecta? Dije, si lo creo. Él dijo bien, empieza entonces y decláralo ahora por fe, sea tu voluntad. Así de fácil. Jesús hizo toda la parte difícil.

¿No recuerdas lo que ya hemos leído? Él dijo vengan a mí, con una gran sonrisa en su rostro, ven hijo mío, ven, ahora te daré descanso pero quiero que aprendas esto “mi yugo es fácil, y mi carga es ligera”, no tendrás que batallar para volver a estar en la voluntad de Dios, volverás radiante y feliz a la voluntad de Dios, volverás con gozo rumbo a la voluntad de Dios. Pues cuando digas “hágase tu voluntad”, volverás a su voluntad ¡amen!.

Él se hará cargo de la logística, se hará cargo de dirigir el rumbo y de regresarte, no te preocupes, no podrías volver tu solo aunque quisieras, tú mismo te alejaste. Vamos, ¡hágase tu voluntad y no la mía! ¡Amen!.

Podrías decir fácilmente que tu plan se cumpla en la tierra y el cielo, él tiene un plan, siempre lo tiene. Gloria a Dios.

Eso es la unción que recibiste de él y vive en ti. Cuando empiezas a darle la gloria y lo alabas, los diferentes niveles de gracia se manifiestan, diferentes gracias actúan y el llamado de tu vida despierta en ti y entonces se manifiestan ciertas gracias que actúan en ese llamado en particular.

Si es en uno de los campos del ministerio y los dones para ministrar, si fuiste llamado a otra área, vas a recibir la gracia para ese llamado, quizás Dios te llamo a enseñar en un salón de clases, quizás a estar en la venta de autos, Dios bien sabe que ahí hay necesidad de buenos vendedores; fue un vendedor de autos quien me bendijo hasta de que fuera salvo y él me bendijo mucho y ni siquiera lo conocía.

Ahora, estas gracias crecen conforme al plan de Dios y a la forma en que él te creo, porque toda tu vida tiene que estar llena de su gracia de modo que nada pueda detenerte. ¿Por qué? Por causa de la unción de vida que hay en ti; aun si es algo difícil, la unción te dará el valor para enfrentarlo y te hará lucir bien, pero no eres tú, es la gracia de Dios en ti obrando.  Eso dijo el Apóstol Pablo al respecto.

Ahora presta atención, vamos a hacer algo importante, ya lo verán. Si estamos en él ungido, Jesús, somos el cuerpo de esa unción que viene bajando de su cabeza a nosotros que somos su cuerpo.

No es una unción diferente, no está menos ungido, no, él dijo es el padre que mora en mí el que hace las obras y ustedes harán las obras que yo hago ¿cómo? Por el padre que mora en ti; moras en él, él mora en ti. Así que tenemos la misma unción, la unción vive en nosotros.

¡Aún no hemos aprovechado todo esto, hay que sacarle todo el provecho y propagarlo! ¡Gloria!

Mensajes de Kenneth Copeland ". Adaptado de la vídeo prédica "Dios te ha dado el poder para ocupar tu lugar".

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