Las pruebas no provienen de Dios, pero Él siempre permite cuales nos harán crecer, y deja que las vivamos para glorificarse luego y hacernos entender que de Él, solo provienen las victorias sobre las artimañas del enemigo.
Cada prueba la pasamos, siempre que meditemos en cada precepto bíblico, cada ley, y tengamos presente que Jesús no vino a abolir la ley sino a cumplirla. En la medida que tomes las decisiones correctas bajo la voluntad de Dios, recibirás más revelación de lo que el Señor quiere para tu propósito.