Reflexiones Cristianas de Amor Escritas

ALÍSTATE PARA SU LLEGADA

Por Gloria Copeland

Uno de estos días, el Señor Jesucristo volverá por Su Iglesia. En el momento menos pensado por el mundo, Él se nos aparecerá a aquellos que somos creyentes y nos llevará a la gloria para compartir la eternidad con Él.

¡Ese será un momento muy emocionante! De acuerdo con la Biblia, como cristianos, tenemos que vivir conscientes de que ese momento se aproxima rápidamente. Tenemos que vivir cada día «mientras aguardamos la bendita esperanza y la gloriosa manifestación de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (Tito 2:13). Debemos estar listos todo el tiempo para la llamada ascendente de «la trompeta final», porque antes de que pase mucho tiempo, esa trompeta sonará (1 Corintios 15:52).

Jesús le habló muy claramente de este tema a Ken hace algunos años.

“Señor”, Ken le dijo, “¡Creo que regresarás muy pronto!”

Bueno, le respondió Jesús, ¡regresaré antes de lo que tú piensas!

Todos nosotros, en algún momento u otro, necesitamos que nos lo recuerden. Si no lo hacemos, tendemos a ocuparnos demasiado con las cosas terrenales. ¡Comenzamos a pensar que las cosas, como están en este momento, continuarán así para siempre, cuando en realidad no es así!

Esta era es como un libro. Tiene una página final que dice: “El Fin.” Cuando lleguemos a esa página, si hemos recibido a Jesús como Señor y Salvador, nos iremos con Él y comenzará una nueva aventura maravillosa.

Mientras tanto, de acuerdo con la Biblia, nosotros debemos esperar con propósito esa aventura. Debemos animarnos al respecto, porque esa anticipación tiene un efecto poderoso en la manera en que vivimos. Como 1 Juan 3:3 lo dice, el creyente que se enfoca en la esperanza de la llegada de Jesús «se purifica a sí mismo, así como él es puro». Él corre su carrera aquí en la Tierra de tal manera que, al final, puede decir como el apóstol Pablo le dijo a Timoteo: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. «Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, que en aquel día me dará el Señor, el juez justo; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida» (2 Timoteo 4:7-8).

Personalmente, sea que Jesús regrese en el tiempo de vida que tengo o no, quiero que ese sea mi testimonio cuando me presente algún día delante de Él. No quiero que Él solamente me mire y diga: “¿Bueno, y…?” Quiero que pueda decirme: «Bien hecho sierva fiel».

¡Si amas al Señor, eso también es lo que quieres escuchar! Cuando la trompeta final suene, quieres darte cuenta de que has terminado tu tarea para que tengas «confianza, y cuando venga no nos alejemos de él avergonzados» (1 Juan 2:28). Quieres haber estado viviendo y caminando con Él todos los días, para estar emocionado y listo de encontrarte con Él.

Si no estás listo, cuando llegue ese momento, será demasiado tarde para hacer algo al respecto. No podrás convencer a Jesús de cambiar su horario por ti. Él no podrá darte más años para que te prepares para Su regreso.

¡No! Yo creo que el momento de Su regreso ya ha sido designado. Dios ya ha fijado una fecha para que suceda y Él nunca llega tarde. Él siempre llega a sus citas a tiempo. Esa es la manera en la que Él opera.

Puedes apreciarlo al leer en el Antiguo Testamento, acerca de la cita que hizo Dios con Abraham para sacar a Israel de Egipto. Dios fijó un día concreto para el evento, aun antes de que los israelitas existieran. Él le dijo a su padre Abraham: «Debes saber que tu descendencia habitará en una tierra extraña, y que allí será esclava y la oprimirán durante cuatrocientos años… después de eso ellos saldrán de allí con grandes riquezas».

Efectivamente, eso es precisamente lo que sucedió.

Los Israelitas vivieron como hombres libres en Egipto durante 30 años, y después se convirtieron en esclavos por los siguientes 400: «Y pasados cuatrocientos treinta años, en el mismo día salieron todos los ejércitos de Jehová de la tierra de Egipto» (Éxodo 12:41, RVA).

¿No es maravilloso? Cientos de años después de que Dios le habló a Abraham, Él liberó a los Israelitas tal como había dicho que lo haría—¡en el día exacto que lo había planeado!

Seguro, Seco y Listo para Navegar

¡Te lo digo, Dios es un gran gerente! Jamás necesitarás preocuparte por que Él termine Sus planes y cumpla con Sus citas. ¡Él finaliza lo que comienza!

Él tenía un tiempo designado para que Jesús viniera la primera vez, y en ese momento, Él nació como un hombre en esta Tierra. Él designó un tiempo para que Jesús regrese por Su iglesia, y puedes descansar seguro que también sucederá: justo a tiempo.

«Por eso… Dios… en este tiempo manda a todos los hombres, en todos los lugares, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el que ha de juzgar al mundo con justicia por medio del Hombre [Jesús] a quien ha designado, dando fe de ello a todos, al resucitarle de entre los muertos» (Hechos 17:30-31, RVA-2015).

“Pero Gloria”, podrías decir, “ese versículo está hablando del día establecido en el que Dios juzgará al mundo. Según mis apreciaciones de la Biblia, a esa época se le llama Tribulación, cuando las cosas en la Tierra se pondrán realmente mal. Ciertamente no quiero estar aquí para experimentarlo”.

¡No estarás aquí si has nacido de nuevo! Serás arrebatado antes de que suceda, para ir con Jesús. Debido a que tú ya has sido hecho y juzgado como justo en Él, Él te sacará de este lugar antes de que comience el juicio final del mundo. En ese momento, como 1 Tesalonicenses 4 nos lo dice: «el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que aún vivamos y hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para recibir en el aire al Señor, y así estaremos con el Señor siempre» (versículos 16-17).

¡Esa es una aventura emocionante! Cuando leo esos versículos me emociono tanto que, prácticamente, no puedo esperar. Soy como ese niño pequeño que se le acercó a mi hija Kellie, después de ver las películas de Superkids. Mirándola con un anhelo muy grande, le dijo: “¡Comandante Kellie, quiero vivir aventuras!”

Así es como me siento acerca del arrebatamiento de la iglesia. Lo espero con todo mi corazón y quiero estar completamente preparada cuando suceda. Quiero estar en total sintonía con el Señor y tan ligera en mis pies, para poder navegar sin ningún remordimiento y tan feliz como pueda.

De hecho, creo que el día en que Jesús venga por nosotros, incluso antes de que lo veamos en las nubes, aquellos de nosotros que estemos viviendo en comunión con Él sentiremos que viene en camino. No sabremos de antemano el día y la hora de Su llegada, pero, cuando nos levantemos la mañana en la que Él regresará, pienso que estaremos erizados y sentiremos la unción de Dios fluyendo en nuestra carne y huesos. Sabremos que algo está a punto de suceder.

No seremos como las personas del mundo a las que les tomará por sorpresa la llegada del Señor. Ese día llegará sobre ellos como un ladrón en la noche. Los sorprenderá tanto como los incrédulos en la época de Noe, cuando el diluvio cayó sobre la Tierra. Como Jesús dijo:

«En ese tiempo la gente seguía comiendo, bebiendo y casándose, hasta el momento mismo en que Noé entró en la casa flotante; y luego vino la inundación. La gente no sabía lo que pasaba, hasta el momento en que llegó el diluvio y todos se ahogaron. Algo así pasará cuando yo, el Hijo del hombre, venga otra vez. Si en ese momento hay dos hombres trabajando en el campo, me llevaré a uno y dejaré al otro. Si dos mujeres están moliendo granos, me llevaré a una y dejaré a la otra. Por eso, estén siempre alerta, pues ustedes no saben el día en que yo, su Señor, vendré otra vez» (Mateo 24:38-42, TLA).

Nota que lo que Jesús dijo suena muy parecido a lo que Él le dijo a Ken. Él le dijo: ¡Regresaré más pronto de lo que piensas… así que permanece alerta!

¿Qué significa estar alerta? De acuerdo con el diccionario, significa: “estar preparado o equipado para actuar de forma inmediata.” Eso significa estar preparado como lo estuvieron los israelitas la noche antes de que Dios los librara de Egipto. Ellos estaban preparados para actuar inmediatamente y abandonar ese lugar. Ellos estaban haciendo lo que el Señor les había ordenado: comiendo la cena de la Pascua con su ropa de viaje puesta, con sus zapatos amarrados y con su bastón de caminar en la mano (Éxodo 12:11, La Biblia Viviente). ¡Listos para irse!

Es así como nosotros, los creyentes, necesitamos vivir todo el tiempo. Necesitamos consagrar y dedicar cada fibra de nuestro ser, cada momento que tengamos, todo lo que hacemos, al servicio del Señor. Necesitamos deshacernos de cualquier cosa que nos impida caminar en el Espíritu, para que podamos estar disponibles de inmediato para hacer lo que el Señor nos diga.

Después de todo, ¡estamos en los últimos días y Él está haciendo cosas maravillosas en este momento! Él está derramando Su Espíritu y recogiendo la última gran cosecha de almas en la Tierra. No queremos perdérnoslo por estar distraídos haciendo nuestras cosas. Cuando Dios está derramando Su gloria en algún lugar, nosotros queremos estar en medio. Nosotros queremos estar haciendo nuestra parte en el plan y la obra de Dios.

Si lo hacemos, cuando la trompeta suene y Jesús se aparezca en las nubes, nosotros sabremos exactamente lo que está sucediendo y estaremos listos para irnos. Seremos como Noé cuando llegó el diluvio. Él estaba preparado cuando la lluvia comenzó a caer. Él no estaba desconcertado con los acontecimientos; él estaba en el arca. Él estaba seguro, seco y listo para navegar.

Nadie más puede hacerlo por ti

Jesús nos dio otra imagen vívida de este tipo de preparación en Mateo 25:1-8. Él dijo:

En aquel tiempo, el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomaron sus lámparas, y salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomaron sus lámparas, pero no llevaron aceite; en cambio, las prudentes llevaron sus lámparas y también vasijas con aceite. Como el esposo se demoró, todas cabecearon y se durmieron. A la medianoche se oyó gritar: “¡Aquí viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!” Todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Entonces las insensatas dijeron a las prudentes: “Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando.”

Piensa acerca de las vírgenes insensatas por un momento. ¿Quiénes decidieron que no llevarían más aceite? Ellas; fue decisión propia. Ellas eligieron no estar preparadas. Cuando el novio llegó, se dieron cuenta de su error. Pero para ese momento ya era demasiado tarde para corregirlo. Les pidieron ayuda a las vírgenes prudentes:

«Pero las prudentes les respondieron: “A fin de que no nos falte a nosotras ni a ustedes, vayan a los que venden, y compren para ustedes mismas.” Pero mientras ellas fueron a comprar, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta. Después llegaron también las otras vírgenes, y decían: “¡Señor, señor, ábrenos!” Pero él les respondió: “De cierto les digo, que no las conozco.” Estén atentos, porque ustedes no saben el día ni la hora en que el Hijo del Hombre vendrá» (versículos 9-13).

Una cosa que esta parábola deja muy claro es que cuando llegue el momento de estar listo para tu reunión con Jesús en el aire, cuando llegue el momento de estar listo y consagrado a Él, nadie más podrá hacerlo por ti. El pastor no podrá hacerlo. Tu esposo no podrá hacerlo. Tu esposa no podrá hacerlo. Es tu responsabilidad asegurarte de estar completamente preparado.

Por supuesto que Dios te ayudará con esa preparación. Él te fortalecerá y te hablará a través de Su Palabra escrita. Él te enseñará y te guiará por medio de Su Espíritu Santo. Entre este entonces y el momento en que Jesús regrese, Él te proveerá con lo necesario para hacer lo que hayas sido llamado a hacer.

Sin embargo, tú debes cooperar con Él. Debes estar atento y escuchar lo que te dice en el interior. Tienes que estar atento a Su Palabra, orando y caminando con Él todos los días.

Es posible que Él tenga un trabajo para ti del cual todavía no sabes nada. Pero si le das acceso a tu tiempo, Él te lo revelará. Él te mostrará los pasos que debes tomar y te ayudará a cumplir Su plan.

Recuerdo cómo lo hizo hace muchos años con nuestro querido amigo, Ed Dufresne. Al comienzo, cuando él volvió al Señor, sintió un llamado en su interior para predicar, pero no sintió que pudiera hacerlo. Así que el Señor lo guio a reunir algunas personas para un estudio bíblico y escuchar con ellos enseñanzas de Kenneth, finalizando con oración por ellos.

Después de hacerlo por un tiempo, un día Ed estaba saliendo para una de esas reuniones y el Señor le dijo: Esta vez deja la grabación en la casa. Él obedeció y entró a un ministerio poderoso del Espíritu que aun hoy en día —varios años después de que Ed se fuera a casa en el cielo— ¡todavía impacta la vida de las personas para el Señor!

Dios también tiene pasos similares para ti. Aun si no estás en el ministerio de tiempo completo, Él quiere que impongas las manos sobre la gente y que ellos sanen. Él quiere que compartas el evangelio con señales que lo sigan y ores por la gente para que reciba el Espíritu Santo e impactes sus vidas para el Señor.

Así que presta atención y ora, obedeciendo rápidamente. Haz lo que el Señor te está llamando a hacer y permanece alerta porque Jesús regresa—¡pronto!

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