Palabra Del Aliento Para Bendecirte Hoy

Palabras de Aliento

 

¿Por que Dios se toma su tiempo"

Por Lucas Leys

Por imperceptible que te parezca, Dios está haciendo un trabajo en tu vida y en la de la iglesia. Recuerda: él te está perfeccionando. Dios es un artista.

 

Podemos aceptar sus tiempos y acompañar el proceso, o podemos retrasarlo quejándonos y escapándonos.

Un hombre encontró un extraño huevo y le llamó tanto la atención que lo llevó a su casa para mostrárselo a su esposa. Al día siguiente el huevo hizo un leve movimiento y notaron que se estaba produciendo una pequeña perforación. Se quedaron mirando al huevo por un buen rato y observaron que el pájaro estaba esforzándose para romper el huevo.

No parecía progresar mucho, de modo que el hombre rompió un poquito de la cáscara alrededor de la grieta. Nada. Pensaron que el pájaro estaba desesperado y nunca podría salir de allí. La cáscara parecía demasiado dura para que un pichón la rompiera, así que tomaron una tijera y comenzaron a abrir el huevo.

El ave por fin salió, pero tenía el cuerpo muy contraído y las alas pegadas al cuerpo. El matrimonio observó expectante, pero nada pasó. El pichón quedó atascado en esa posición, sin poder volar.

En su impaciencia, no habían pensado que el ave necesitaba luchar adentro del huevo e intentar salir por el pequeño hoyo que había hecho porque esa era la manera que Dios había diseñado para forzar los fluidos que debían llegar a las alas para que el pájaro pudiera volar una vez salido del huevo.

La escuela de la paciencia

Por imperceptible que te parezca, Dios está haciendo un trabajo en tu vida y en la de la iglesia. Recuerda: él te está perfeccionando. Dios es un artista; el apóstol Pedro decía: “Después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables. 1 Pedro 5.10

Podemos aceptar sus tiempos y acompañar el proceso, o podemos retrasarlo quejándonos y escapándonos. Aceleramos el proceso cuando entendemos qué es lo que Dios está tratando de hacer.

Durante ese tiempo Dios moldea tu corazón conforme a su carácter y sus propósitos. Pasaron muchos años entre que David fue ungido y finalmente llegó a ser rey. Incluso pasó mucho tiempo entre la batalla con Goliat y la consolidación del reino. Primero vinieron pruebas, exámenes, frustraciones y la tentación de posibles atajos.

Es más fácil cambiar siendo joven; una vez que has diagramado tu vida alrededor de ciertos hábitos es más difícil cambiar. Por eso es urgente que te inscribas en el tratamiento de Dios ahora, ya. Dejarlo para más tarde es perder el tiempo y frenar la meta de Dios de moldearte conforme a su corazón. El Dios de toda gracia quiere hacerte fuerte, firme y estable.

Así se hicieron los grandes

Es bueno que sepas que Dios siempre usó el mismo método con sus hijos queridos. Míralo a Abraham: pasaron años desde la promesa de Dios de hacer de él una gran nación hasta que por fin puedo tener a Isaac. ¡Y después Dios se lo pide! No obstante, hasta eso formaba parte de la preparación de Abraham.

Mira a Moisés, el príncipe de Egipto; siente compasión por su pueblo y quiere brindar una solución instantánea. Mata a un egipcio y tiene que escapar. Se queda en el desierto ¡cuarenta años! Dios le dice que va a ser el libertador de los hebreos, Moisés se niega, no quiere saber nada. Después de muchas pruebas y experiencia, finalmente cruza el Mar Rojo con el pueblo.

Mira a Josué ¡Cuántos años pasó al lado de Moisés! Este hombre tenía la fuerza, tenía la valentía… pero tuvo que esperar.

Podríamos seguir, pero mencionemos sólo a Pablo para terminar. Uno pensaría que después de su conversión instantáneamente empezó a ser el gran apóstol. Pero no; Gálatas 2 nos relata que pasó catorce años antes de poder estar cerca de los otros apóstoles, ¡catorce años!

Muchos tiran sueños y proyectos por la borda porque al mes del gran congreso algo no salió como esperaban, y ya decidieron dedicarse a otra cosa. Pero Dios tiene sus planes, y es importante aceptarlos.

Humillarnos delante de Dios

Hay muchas otras características incluidas en estas que compartimos. Visión, autoridad y sacrificio encierran en sí mismas humildad, pasión, amor, paciencia, dominio propio, sabiduría y fe. Dios quiere dártelas; sólo debes dejarlo moldear tu corazón. Debes reaccionar correctamente a las pruebas, con la confianza de que Dios tiene planes para ti porque te ama. Para eso, necesitas pasar tiempo en su presencia y rendirte a él.

David buscaba a Dios con sinceridad. Hablaba con él en la intimidad. Componía salmos cuando estaba afligido, cuando estaba contento o cuando necesitaba confesar un pecado. Todo en su vida era motivo de diálogo con Dios. Por eso la Biblia dice que David era “conforme al corazón de Dios”.

Después de reconocer su más vergonzoso pecado David fue directo a la presencia de Dios a derramar todo su ser allí. Eso es lo que lo hizo un líder distinto.
Podemos hacer nuestra su canción en el Salmo 51.

Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones. Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado. Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable.

Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre. Yo sé que tu amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría. Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. Anúnciame gozo y alegría; infunde gozo en estos huesos que has quebrantado.

Aparta tu rostro de mis pecados y borra toda mi maldad. Crea en mi, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me alejes de tu presencia ni me quites tu Santo Espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga. Así enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se volverán a ti. Dios mío, Dios de mi salvación, líbrame de derramar sangre, y mi lengua alabará tu justicia. Abre, Señor, mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza… El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido.


+ Prédicas Escritas | Lucas Leys