//Volver al índice // Preparándose para la conquista Dios te asigno una tierra de plenitud absoluta, tu tienes “territorios asignados” de parte del Señor. En efesios 2:10 dice que Dios preparo de antemano buenas obras para que andemos en ellas, y en Efesios 1:11 dice que Dios preparo desde antes de nacer una herencia conforme a su voluntad para cumplir su propósito en nosotros. Aunque no lo hayamos recibido aun, cada uno de nosotros tiene una herencia asignada, específica y personal. Hay puertas que están cerradas en el presente, pero esas puertas que son tus sueños y bendiciones se abrirán con la llave de la revelación. ¿Quieres abrirlas? Pues Dios esta esperándote para que las abras, el ya hizo su parte y ya lo planifico todo, solo faltan tus pasos de fe.   En estos territorios asignados por Dios tu eres el que gobierna, eres el rey de tu lugar asignado y esos lugares se Irán ampliando a medida que avances como un rey conquistador. El simple hecho de comenzar a entender todo esto te esta abriendo la puerta para que puedas lograr tus objetivos deseados. Teniendo el espíritu libre para gobernar En el campo espiritual todos los hijos de Dios tenemos la autoridad de reyes para gobernar la tierra, un rey da la orden y la orden debe cumplirse de inmediato, los reyes son monarcas que tiene poder y autoridad. No somos como los animales, ni como los ángeles, sino que somos hechos a imagen y semejanza de Dios (Gn. 1:26) somos hijos y herederos del rey de reyes, somos una especial creación de Dios. ¡¡Cuan grande es el amor de Dios que nos ha llamado hijos!!. El hijo recibe todo de su padre, y tiene su misma autoridad. Supongamos que en una empresa un padre trabaja junto con su hijo, y le quiere dejar todo en herencia, y delante de todo el personal a cargo la palabra de lo que diga el hijo tiene la misma autoridad que la palabra de lo que dice el padre. Porque el padre ha delegado todo en el hijo, lo que diga el padre, también lo dice el hijo, porque están de acuerdo y tienen los mismos intereses y beneficios. Jesús dijo: “En los negocios de mi padre me es necesario estar” (Lc. 2:49) Jesús tenía los mismo intereses que el Padre y nosotros tenemos los mismo intereses que el Padre y el Hijo. El negocio de Dios es que cumplas tu destino y propósito, nosotros somos sus embajadores, sus promotores, sus predicadores, sus ejecutores, sus representares, por lo que tenemos que aprender a ejecutar la autoridad que tenemos como herederos de Dios. Todo lo que triunfe en tu vida es un triunfo del reino de los cielos. Cuando te va bien, Dios es glorificado. Cuando obedeces a Dios cumples su voluntad y el puede ejecutar su propósito en la tierra. Por eso debes saber que todo lo que conquistes es para el reino de Dios, todo lo bueno que ingrese en tu vida pertenece e ingresa al reino de Dios y es un testimonio vivo para el mundo. El Cielo gobierna Cuando cumplimos los principios de Dios es entonces cuando el puede entregarnos las bendiciones, por eso solo cumpliendo esos principios es que recibimos nuestra herencia en cualquier área. Dios es el que entrega, Dios es el que hace una obra sobrenatural, Dios es el que abre y ninguno cierra, el cielo gobierna. De Dios es el poder, nosotros somos quienes canalizamos su gloria y autoridad. Nuestra única condición es andar y estar en el espíritu. Algunos piensan que pueden lograr muchas cosas por sus propias fuerzas y habilidades, sin embargo no se dan cuenta de cuanto esfuerzo y sufrimiento se hubieran ahorrado si solo hubieran confiado en Dios y seguido sus principios. Hay dos errores comunes que nos bloquean, uno es creer que podemos hacer todo por nuestras fuerzas sin la fe en Dios y el otro es creer que nosotros no podemos hacer nada y solo podemos esperar que “algún día” Dios haga algo. Pero esto se resume en hacer las cosas nosotros con la fe puesta en Dios, así las puertas se abren. Tenemos habilidad, inteligencia y fuerza natural, pero esta funciona a la perfección cuando es potenciada, controlada y guiada por Dios. Es algo conjunto, es todo lo que hay en nuestra vida puesto en las manos de Dios por medio de la fe. No somos nosotros solos, es él en nosotros y nosotros colaboramos con él. Somos yo y Dios en una armonía.   Mi voluntad se apareja a la voluntad de Dios y mi fuerza, astucia, habilidad, sagacidad y dones se ponen bajo el dominio del Espíritu Santo. Las dos voluntades llegan a ser una. Este concepto debes entenderlo en tu mente y recibirlo en tu espíritu. Entonces podrás decir: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” con la revelación. Por que sin el Señor nada es útil para el reino de Dios, nada podemos hacer. No es que nosotros le hagamos algún favor a Dios sirviéndole, sino que necesitamos escuchar y seguir la voz de nuestro amo y maestro, andar junto a él, siguiendo su plan divino y así sí, que todo nos saldrá bien. Ver Parte 9: Cómo funciona el reino de Dios  //Volver al índice //   Descarga el libro: Por el precio que tu decidas puedes colaborar con nosotros descargando este y 2 libros más en archivos para imprimir. Tu colaboración nos permite avanzar para bendecir a más personas. Clic aquí. Más sobre nosotros en: Luminares.org ¡Yo cumpliré mis sueños en Dios!

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