Sobre ministerios y ministros

Estudios de profetas y profecía - Bill Hamon

CAPITULO 13

El carácter personal de un ministro profético - o de cualquier ministro, para el caso - es el fundamento de su ministerio. En los años recientes todos nosotros hemos visto muy claramente que aún aquellos cristianos cuyos ministerios pueden tener todas las auto-llamadas señales del "éxito", tales como prosperidad financiera, fama internacional y popularidad, y que aún tienen señales sobrenaturales acompañándoles, están condenados a tener un humillante colapso si fallan en construir sus trabajos sobre una base sólida de pureza personal y madurez.

En esa luz, entonces, antes que tratemos con aspectos específicamente relacionados con el ministerio profético, necesitamos dar una cercana mirada a lo que yo le he establecido como "las 10 M´s para madurar y mantener el ministerio". Estas son diez áreas de nuestras vidas personales que necesitan examen y corrección si vamos a probarnos a nosotros mismos de que somos verdaderos ministros proféticos de Dios.

1. MASCULINIDAD (O FEMINIDAD). Dios creó a la humanidad a su propia imagen (Gn. 1:26,27). Yo creo que cuando el Eterno creó a Adán, Él lo hizo con el tipo de cuerpo en el que Él quería que su Hijo morara eternamente. Él dio a Adán y Eva el poder para reproducirse en su misma especie, y Él planeó que cuatro mil años después, una mujer de su descendencia sería cubierta por el Espíritu Santo para concebir a Jesús, quien era Dios en carne. Jesús nació con un cuerpo mortal que representaba ante el mundo a Dios el Padre. El cuerpo mortal del hijo de Dios murió en la cruz y derramó su sangre para redimir la humanidad. Este cuerpo humano fue colocado en una tumba pero Dios lo resucitó y lo inmortalizó. Este mismo cuerpo fue llevado al cielo y está sentado a la derecha del Padre. Este cuerpo humano es ahora el cuerpo eterno del Hijo de Dios para siempre. De este modo Cristo vino a ser Dios-Hombre - el Dios perfecto para la humanidad y el hombre perfecto de Dios. Con Jesús en mente como modelo, Dios tuvo que hacer primero a Adán y Eva a Su propia imagen y semejanza, antes de que pudieran desarrollar su "ministerio" en el Jardín del Edén. Lo mismo es verdad para nosotros: Dios quiere hacernos semejantes a Jesús antes que podamos ministrar como lo hizo Jesús. Dios debe hacer primero al hombre o a la mujer antes que Él manifieste a través de él o ella un ministerio poderoso.
Yo recuerdo como hace años, cuando predicaba una noche, yo estaba diciendo a la congregación que debíamos ser como Dios. Yo quería decir por supuesto, que debemos ser devotos, santos, tener el carácter moral de Dios. Pero en el momento en que hablaba, escuché al Espíritu Santo decir: "Si se los pones de ese modo, la gente se desesperará, pensarán en Dios el Padre, y ellos saben que no pueden ser Eternos, Omnipotentes y Omniscientes. En lugar de eso diles que sean como Jesús, el perfecto hombre y el perfecto Dios.
La Raza de la Iglesia. Nosotros no estamos destinados a ser Dioses, como lo proclamaría el movimiento la Nueva Era. Nosotros estamos predestinados a ser conformes a la Imagen de Cristo Jesús (Ro. 8:29). Dios creó al hombre Adán para ser el padre de la raza humana entera. Abraham fue llamado para ser el padre de la raza hebrea, pero Jesús fue llamado a ser el Padre espiritual de una raza nueva de la humanidad llamada la "raza de la Iglesia".
Esta raza de personas sobre la tierra tiene vida eterna en sus espíritus mientras sus cuerpos físicos son aún mortales. Al final de la era de la Iglesia sus cuerpos serán transformados a cuerpos inmortales. Tal transformación no los cambiará a otro tipo de criatura diferente de los seres humanos, pero serán los seres humanos que Dios intentó desde el principio que fueran.
La resurrección- traslado de los santos hará sus cuerpos tan eternos como lo son ahora sus espíritus. El mismo espíritu que levantó a Jesús de los muertos hará sus cuerpos físicos tan inmortales como Él. Aunque los de la raza de la Iglesia de la humanidad están destinados a ser ciudadanos espirituales del cielo, aún así tendrán cuerpos inmortales de carne y hueso - cuerpos como el que Jesús tiene ahora sentado a la derecha del Padre (Filipenses 3:21).
Dios hizo a la humanidad en el Jardín del Edén a la manera que Él quería que la raza fuera por toda la eternidad: con espíritu, alma y cuerpo conforme a la imagen y semejanza de Dios. Dios nunca intentó que la humanidad evolucionara en ángeles, querubines, serafines o en Dios mismo. Nosotros como santos nunca llegaremos a ser ángeles de Dios, pero seremos como el hombre perfecto, Cristo Jesús.
¿Por qué deberíamos querer ser otra cosa? El ser humano es el ser más elevado que Dios ha creado sobre la tierra o en cualquier otro lugar del universo, la humanidad lavada en su sangre y redimida esta destinada a ser heredera juntamente con Jesucristo de todo lo que Dios tiene (Ro. 8:17). No hay llamado más elevado en el universo que ser un miembro de la nueva creación de la eterna raza de la Iglesia.
Jesús exhortó a sus seguidores a no regocijarse en el poder espiritual y el ministerio apostólico que Él les dio, sino alegrarse de que ellos eran pueblo de Dios con sus nombres escritos en el libro de la vida del Cordero (Lucas 10:20), Pablo recibió esta verdad y la demostró, no vanagloriándose en su posición o en su poder para echar fuera demonios y sanar enfermos. En lugar de eso él se jactó en el gran llamamiento de ser cambiado "de gloria en gloria" hasta alcanzar la imagen y semejanza de Cristo (2° Co. 3:18).
Nuestro más alto llamamiento y más importante objetivo no es ser un apóstol, profeta o persona profética, sino mas bien ser tipo de el hombre o la mujer de Cristo que Dios quiere ahora y para siempre. La humanidad fue hecha de la manera que se supone debía ser para cumplir la voluntad de Dios y hacer el trabajo de Dios a través de la eternidad. Los seres humanos redimidos tienen el llamamiento más alto y el más alto destino que cualquier otra creación de Dios.
Haga su Objetivo Tener el Carácter de Cristo. Para nosotros ser santos - esto es, como Dios significa ser como Jesús, quien es nuestro modelo perfecto como creyentes y como ministros. Esto significa que nosotros también debemos ser también totalmente humanos - no lo que llamo un duende espiritual raro, sino mas bien el tipo de hombre o mujer, quien sabe caminar de una manera natural sobre la tierra mientras camina de una manera sobrenatural en el espíritu. Nuestros cuerpos de carne y hueso no son pecadores porque cuando son lavados por la sangre de Cristo y santificados por el Espíritu Santo ellos vienen a ser el lugar de la morada de Dios aquí en el planeta tierra (1° Co. 6:19-20).
Pablo le dijo a la Iglesia de Corinto: "seguid el amor; y procurad los dones espirituales" (1° Co. 14:1). Yo creo que la mejor definición de amor es madurez, o sea el carácter de Cristo. Así que una manera de parafrasear este versículo sería: sigan el carácter de Cristo al mismo tiempo que desean y activan sus dones espirituales". Aún cuando buscamos el objetivo del ministerio a través de los dones espirituales y las actividades, debemos recordar que el objetivo fundamental es el carácter.
Otra traducción dice, "que su objetivo sea el amor". Nosotros debemos hacer el carácter de Cristo nuestro objetivo principal, y nuestro último objetivo cuando ministramos. Cuando Pablo estaba diciendo a los Romanos acerca de la intención final de Dios para nosotros, él no habló acerca de nuestra posición, nuestro mensaje y nuestro ministerio. El habló más bien de nuestro carácter: "porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. (Ro. 8:29). Nuestra transformación a al imagen de Cristo es tras lo que Dios va principalmente, así que cualquier cosa que nos suceda, está trabajando para nuestro bien hacia ese objetivo. (Ro. 8:28). En el objetivo fundamental de Dios, entonces, no hay buenos tiempos, o malos tiempos para aquellos que aman a Dios y son llamados de acuerdo a su propósito. El "mal "tiempo que usted está pasando justamente ahora puede ser el mejor tiempo para su ganancia eterna, porque puede estar haciendo lo mejor para moverlo hacia el objetivo de ser como Jesús. Los tiempos duros para el "hombre exterior" - su ser físico, emocional, financiero y social - puede estar fortalecido su "hombre interior", su ser espiritual (2° Co. 4:16).
Después de todo, sí somos honestos, debemos admitir que nosotros tendemos a crecer menos cuando todo está saliendo bien. Nuestros años de preparación para obtener una humanidad madura son más importantes que nuestros años de ministerio. Porque sin la adecuada preparación personal, nuestros poderosos desempeños en el ministerio se pervertirán y no durarán permanentemente.
Ahora veo que, a través de los años, mis enemigos me han enseñado más que mis amigos. A través de ellos, yo he aprendido mucha sabiduría, perdón, paciencia, sufrimiento y entendimiento de la naturaleza humana. Desde un punto de vista último, los cristianos no tienen problemas; solamente tenemos propósitos predestinados ordenados por Dios para conformarnos a la imagen de Cristo.
Ya que la escritura declara que Jesús mismo fue hecho perfecto a través del sufrimiento (He. 2:10), ¿cómo podríamos esperar algo diferente para nosotros? Y si Jesús gastó treinta años preparándose para tener tres y medio de ministerio, nosotros tampoco debemos sorprendernos si Dios gasta una gran porción de nuestras vidas construyendo nuestra humanidad antes de lanzarnos a nuestro ministerio principal. Para mantener nuestro ministerio y madurar en él, entonces, debemos asegurarnos que le permitamos a Dios el tiempo y el proceso que Él requiere, para hacernos el hombre a lo mujer que Él sabe será necesario para que seamos y hagamos aquello para lo que Él nos ha llamado.

Juzgando Ministros. Al juzgar los ministros falsos y verdaderos, la calidad de la hombría o feminidad debe ser juzgada. Nosotros debemos evaluar a los ministros fuera de su ministerio, posición, titulo o dones. En una evaluación de ese tipo, debemos preguntarnos a nosotros mismos. ¿Es este el tipo de persona que yo quisiera como mi mejor amigo, vecino o colaborador en el Reino de Dios a través de la eternidad?
Yo he conocido ministros poderosos, operando en milagros quienes han construido grandiosos trabajos espirituales - aún cuando en su hombría personal o su feminidad ellos tienen tantos atributos no cristianos, que yo no los quisiera como un amigo personal. No me gustaría pasar mis vacaciones con ellos, mucho menos la eternidad.
Recuerde: posiblemente nosotros no manifestemos nuestro ministerio presente a través de la eternidad, pero nosotros sí seremos el tipo de personas que somos por toda la eternidad. Yo no puedo encontrar un texto en las escrituras que declare que recibiremos una transformación de carácter al morir o al regresar el Señor. La resurrección - traslación de los santos por el Señor al final de la era está diseñada para cambiar solamente una cosa: Nuestros cuerpos físicos serán transformados de mortales a inmortales (Fi. 3:21; 1° Co. 15:51; 1° Tes. 4:17).
Por otro lado, el carácter de Cristo llega a ser así a través de una transformación diferente - la "renovación de nuestras mentes" (Ro. 12:2), él continuo cambio a su imagen de gloria en gloria (2° Co. 3:18). Con esta verdad en mente Juan declaró: Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser, pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en Él, se purifica así mismo, así como Él es puro. (1° Jn. 3:2,3). Estas son algunas de las razones por las que Dios tiene más preocupación porque los ministros sean reales hombres y mujeres con el carácter de Cristo que ser ministros poderosos.

2. MINISTERIO. La segunda área a la cual nosotros debemos prestar atención si vamos a madurar en el ministerio son los frutos de ese ministerio. Jesús se refirió a esta área cuando previno a sus discípulos acerca que vendrían a ellos falsos profetas como lobos feroces en vestido de oveja. Él dijo de los verdaderos ministros que "por sus frutos los conoceréis" (Mt. 7:15-20).
¿Cuanto dura el efecto positivo de nuestro ministerio? ¿Esto todo espuma o hay otro verdadero fruto? Después de que toda la excitación, los gritos, los cantos, y la danza termina, ¿que permanece que es de valor?
Manifiesta nuestro ministerio la unción de Dios - esto es, ¿la capacitación divina de la gracia para lograr los resultados intentados por Dios? ¿O hay más palabras que verdadero poder? El apóstol Pablo insistió: ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de Poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios... Porque el Reino de Dios no consiste en palabras sino en poder (1° Co. 2; 4,5; 4:20). Nosotros no tenemos excusa para no demostrar la dimensión sobrenatural de los dones espirituales en nuestro ministerio.
¿Es productiva nuestra predicación o nuestra profecía? ¿Es la palabra que hablamos positiva, pura y probada? ¿Hemos sido exactos y ha producido nuestro ministerio el fruto del Espíritu en aquellos a quien hemos ministrado?
Aunque no estamos más bajo la ley de Moisés, debemos mantener en mente la seriedad ante los ojos de Dios de ministrar en su nombre. El dijo a los antiguos israelitas: "el profeta que tuviere la presunción de hablar en mi nombre, a quien yo no le hubiere mandado hablar... El tal profeta morirá. (Dt. 18:22). ¿Cómo sabemos si nuestras palabras realmente han salido de Dios? En el mismo pasaje bíblico, Dios dijo al pueblo como juzgar eso si el profeta hablare e nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta (vv. 21,22).
Adicionalmente, debemos considerar si nuestra predicación o nuestra profecía le han causado tropiezo a la gente o ha desacreditado el ministerio de algún modo. Pablo podía declarar: "No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado (2° Co. 6:3).
El fue más allá al reportar como él y aquellos que ministraron con él, habían soportado dureza, oposición, duro trabajo, calumnias y privaciones, pero aún a través de todo esto no habían dado a nadie una causa genuina de condenación de su trabajo.
Esto no quiere decir, por supuesto que nuestro ministerio nunca causará controversia o crítica, aún Pablo tuvo esos problemas en abundancia. Pero queremos decir que debemos sufrir pero por causa de la verdad y la justicia en nuestro ministerio, no por causa de piedras de tropiezo innecesarias que hemos levantado ocasionando indebidas ofensas. (1° P. 4:15).
Función en Plena Autoridad. Quiero alentar y desafiar a todos los ministros cristianos a que funcionen en su total autoridad como ministros del Nuevo Testamento. El apóstol Pablo dijo que Dios: "Nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra sino del espíritu, porque la letra mata, pero el Espíritu vivifica" (2° Co. 3:6). Él estaba enfatizando la gran verdad de que los ministros nacidos de nuevo y llenos del Espíritu pueden ministrar los dones del Espíritu Santo y la gracia tan fácilmente como predican el logos de la palabra de Dios.
Todo lo que el Espíritu Santo ha sido comisionado a ser y hacer para la Iglesia, el ministro del Nuevo Testamento puede ministrarlo al pueblo de Dios. La revelación de esta verdad me dio la fe para ministrar cosas espirituales con la misma autoridad y unción que yo tengo al predicar la palabra. Aquellos ministros que entienden esta verdad, y están ministrando el Espíritu de la misma manera que ministran la letra de la Palabra, son aquellos quienes yo llamo "ministros proféticos".
Todos los ministros del Nuevo Testamento necesitan llegar a ser ministros en el Espíritu Santo para probar que ellos verdaderamente manifiestan el tipo de ministerio que Dios quiere darles. A la luz de esta aplicación de las palabras de Pablo, todos los ministros cristianos deberían ser ministros proféticos, y todos los santos deberían manifestar ministerio profético.
Esta es una razón por la cual Pablo mandó a los cristianos de Corinto a "procurar los dones del espirituales" (1a. Co. 14:1) y "Procurar profetizar" (v.39) porque vosotros "podéis profetizar (manifestar ministerio profético) uno a uno" (v. 31). Obedezcamos todos, la amonestación de Pablo para probar totalmente nuestro ministerio, ministrando adecuadamente tanto la Palabra como el Espíritu de Dios.

3. MENSAJE. La Biblia dice que debemos mantenernos "siguiendo la verdad en amor" (Efesios 4:15). Pablo nos dice aquí que el mensaje de un ministro maduro debe ante todo dar vida a la verdad presente. Debe presentar la palabra de Dios de un modo totalmente escritural, doctrinalmente sano, y bien balanceado a la luz del testimonio completo de la Biblia.
Segundo, dice Pablo, el mensaje debe ser entregado en amor. No solo el contenido sino el espíritu del mensaje deben ser correctos. Porque es posible que sea doctrinalmente correcto, pero espiritualmente equivocado.
Nuestra predicación, enseñanza y profecía puede ser escritural, sana doctrinalmente y bien balanceada, pero sin embargo ser entregada con un tono, una motivación y un espíritu fuera de orden porque no está de acuerdo con el amor divino. Los fariseos tenían alguna doctrina correcta, pero su espíritu, su actitud, y su relación con Dios estaba totalmente equivocada. Estaban llenos de orgullo, estrechez de mente y auto justificación.
Por supuesto lo contrario también es verdad. Podemos tener el espíritu, la actitud y la motivación correcta - podemos ser muy amorosos y humildes - y aún así tener la doctrina equivocada. Así que no podemos juzgar la corrección doctrinal de un ministerio sobre la base de cuanto nos agrada él o ella personalmente. Debemos juzgar la teología sana solamente sobre la base Bíblica.
Al mismo tiempo, la ortodoxia bíblica y el poder sobrenatural no siempre van juntos. He conocido muchos maestros y a otros ministros que son doctrinalmente correctos, pero manifiestan poca unción divina o poder. Por otro lado, no podemos juzgar el mensaje de una persona como sano doctrinalmente sano simplemente porque él o ella son capaces de realizar señales y maravillas. Recordar esto vendrá a ser cada vez más importante en estos últimos días a medida que el Diablo manifieste su poder sobrenatural más y más a través de la falsificación del trabajo de Dios.
También otra verdad que debemos mantener en mente en el área del mensaje es Dios quien bendice su palabra, y es Él quien la confirma. Cuando los discípulos salieron a realizar la Gran Comisión después que Jesús ascendió al cielo, las escrituras nos dicen: "y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían". (Mr. 16:20).La Biblia no dice aquí "Dios confirmó sus grandes declaraciones de fe por miedo a que ellos parecieran tontos, por miedo a que ellos se turbaran y su ego carnal se desinflara". No - Dios no nos confirma a nosotros; el confirma su palabra.
Nosotros no debemos decir, "yo cité la Escritura, asumí una posición. Ahora, Dios, tu reputación está en juego, tienes que respaldarme". Si lo hacemos así, el Señor responderá, ¿qué dices? Yo no tengo que cuidar mi reputación, mi reputación no está en juego; porque no está basada en nada que alguien hace. Yo soy Dios; yo soy eterno; nadie me herirá.
La Biblia dice que Jesús, quien es Dios, no se preocupó por su reputación; de hecho, él "se despojó a sí mismo" (Fil. 2:7)*. Él no trató de ser popular o famoso; el nunca dijo, ¿podrías asegurarte que este milagro aparezca en los periódicos?" Él solamente quería hacer la voluntad del Padre, y el mensaje que salió de su boca era la Palabra de Dios.
Dios confirma su Palabra; no nuestra carne, nuestros deseos, o nuestra presunción. El no está preocupado por preservar nuestro orgullo carnal. Él se preocupa en que tengamos un buen reporte, que describamos el evangelio correctamente, que hagamos su voluntad. Pero El no está preocupado por nuestra popularidad. Una vez que entendemos esta verdad, podemos liberarnos de una gran presión.
¿Alguna vez se ha preguntado por qué algunos ministros que predican la Palabra de Dios pero sin embargo viven vidas de pecado tienen no obstante a ello buenos resultados? Todos nosotros hemos leído o escuchado acerca de predicadores o evangelistas quienes fueron expuestos como adúlteros o alcohólicos y aún cuando ellos pecaban habitualmente, la gente era salvada, sanada y liberada a través de su predicación de la palabra de Dios.
¿Por qué, nos preguntamos, parece Dios dar aprobación de este modo a su conducta? ¿Por qué Dios confirma las vidas de gente así? La respuesta por supuesto, es que Dios no los confirma a ellos; El confirma Su palabra la cual es predicada por ellos.
Un ateo puede pararse en un estadio lleno y leer Juan 3:16, y algunas personas posiblemente darán sus corazones al Señor como resultado de eso.
Esto es así porque la palabra de Dios tiene poder en sí misma, y Dios confirma su Palabra. El evangelio mismo, no el que lo predica, es el "poder de Dios para salvación" (Ro. 1:16).
No debemos sorprendernos, entonces, que en el día del juicio el Señor sea capaz de decir que Él nunca conoció a algunos que en su nombre profetizaron, echaron fuera demonios y realizaron milagros. (Mt. 7:23). Él dirá: "Si, tú proclamaste mi nombre, tú usaste mis dones, y Yo confirmaré mi Palabra. Pero tu vida no estaba en línea con mi carácter; no puedo Tomarte".
Todos los ministros y miembros de la Iglesia necesitan estudiar continuamente la Palabra de Dios para mostrarse así mismos ser aprobados por Dios (2° Ti. 2:15). Nuestro mensaje no sólo debe ser bíblicamente balanceado en los fundamentos de la fe Cristiana, sino también debe ser "establecido en la verdad presente". (2° P. 1:12). Para que nosotros ministremos y maduremos en nuestra "M" de mensaje, debemos retener lo básico mientras continuamos incorporando todas las verdades bíblicas restauradas en nuestro mensaje.

4. MADUREZ. La Biblia sabiamente nos advierte de no colocar nuevos cristianos en posiciones de liderazgo, sino esperar hasta que ellos tengan la oportunidad de ser probados y maduros (1° Ti. 3:6). Aún así, la madurez no viene automáticamente con el tiempo.
Los rasgos de la madurez en la vida del cristiano son listados por Pablo cuando recita a los Gálatas los frutos del Espíritu (Ga. 5:22,23). Adicionalmente nosotros podemos añadir a esta lista el fruto de la sabiduría piadosa, la cual Santiago dice ser pura, pacífica, considerada, sumisa, llena de misericordia y dé buenos frutos, imparcial y sincera (Santiago 3:17). Pero tristemente, demasiados ministros han fallado en no permitir que los tratos de Dios o las experiencias duras cultiven en ellos madurez divina.
La persona verdaderamente madura manifiesta las características del amor ágape que Pablo describe a los Corintios; paciente, amable, sin envidia, sin jactancia, sin orgullo, no grosero, no busca lo suyo, no se enoja fácilmente, ni guarda registro de los errores, siempre protegiendo, confiando, esperando, perseverando, nunca fallando (1° Co. 13:4-8) (Para saber más acerca del correcto espíritu de los verdaderos profetas de Dios, vea el capítulo 9 del segundo volumen de esta serie).
¿Han tratado ustedes de manejar a una persona que tiene quemaduras graves? Sus heridas hacen imposible para ellos ser tocados sin sentir dolor. Son como un bulto de nervios en carne viva, sensibles al más ligero toque.
Yo he conocido algunos ministros que son como eso en su personalidad y sus emociones. Tú tienes que tener cuidado cuando estas cerca de ellos, porque la más ligera palabra negativa o una mirada los hace sentir heridos. Tienen la tendencia a ser inalcanzables, intocables, defensivos, susceptibles.
Esta clase de gente necesita desarrollar suficiente "piel" emocional para recuperarse de sus heridas y ser cubiertos adecuadamente. Ya que esencialmente su problema es de inmadurez, solamente puede ser resuelto a través de crecimiento emocional y espiritual.
Dios Está Buscando Siervos Fieles. La fidelidad es también una cualidad importante de la madurez. Cuando el amo en la parábola de Jesús alabó a su siervo, dijo: ¿bien hecho, gran profetizador espiritual, hacedor de milagros, profeta, apóstol"? No. El dijo: "Bien hecho, buen siervo y fiel" (Mt. 25:21). En el día del juicio, no seremos juzgados por cuantos libros escribimos, por cuanta gente conocía mi nombre, a cuantos países hemos viajado, a cuanta gente hemos ministrado, o si llegamos a ser un pastor u obispo. Dios preguntará, "¿fuisteis bueno y fiel?".
Alguna vez escuchó acerca del famoso ministro que se paró delante del Señor, y a quien el Señor le preguntó, "¿qué lograste para mí?".
¿Bien, Señor?", dijo el ministro, ¿que sabes acerca de aquellos diez libros que escribí?". "Yo no sé" respondió el Señor. "Nunca los leí". Dios no está impresionado con todos nuestros logros nuestra bondad y fidelidad. "Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre dejé lo que era de niño" (1° Co. 13:11). ¿Podemos decir lo mismo? ¿Hemos aprendido a dejar nuestro egoísmo, nuestra posesividad, y deseo de atención que solamente puede ser calificado como infantilismo, inadecuado para un hijo o hija de Dios maduros?
Madurez Teológica. Por otro lado, la madurez social y emocional son solamente parte del asunto. ¿Hemos madurado también en nuestra teología y en nuestro entendimiento de la escritura? ¿O es todavía nuestra doctrina simplista, superficial, para servirnos a nosotros mismos, o estrecha de mente?
¿Somos todavía "niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error" (Efesios 4:14)? Hebreos dice que nosotros debemos ir más allá del alimentar con la "leche" de las enseñanzas elementales, hasta la enseñanza de la justicia que es "comida sólida" para los maduros, "para los que por el uso tienen los sentido ejercitados en el discernimiento del bien y del mal". (He. 5:12-14).
La Clave Es Amar a Jesús. ¿Qué es una persona madura? La gente madura es aquella que ha superado sus debilidades de carácter. Ellos han sido liberados de la mala semilla de sus actitudes y no están más sujetos a "síndromes de profetas".
Nunca alcanzaremos nuestro pleno potencial a menos que le permitamos a Dios llevar nuestra hombría o feminidad a la madurez. En muchos lugares la Biblia nos recuerda la necesidad de crecer hasta que lleguemos hasta la madurez total. Y la Biblia aclara que la clave para la madurez es amar a Jesucristo con todo nuestro ser y permitirle a Él ser el Señor de cada área de nuestra vida.

5. MATRIMONIO. Otra área crítica que merece nuestra atención como ministros es nuestro matrimonio y nuestra vida familiar. La palabra de Dios es clara: nuestro matrimonio debe reflejar el tipo de amorosa relación que encontramos entre Cristo y la Iglesia (Efesios 5:22-23). Las esposas deben respetar y someterse a sus maridos así como los maridos respetar y vivir consideradamente con sus esposas (1° P. 3:1,7). Y los maridos deben amar a sus esposas con el de amor de Cristo - no enseñoreándose sobre ellas, sino tratándolas como coherederas de la gracia de Dios. De otro modo, nuestras oraciones - y nuestro ministerio en general - será obstaculizado (1° Pedro 3:7).
Nuestras esposas deben ser nuestras mejores amigas. Si encontramos que alguien mas está acercándose a nosotros más que nuestra propia esposa, entonces estamos en peligro de cometer un "adulterio emocional" que puede llevarnos a cosas peores.
Nuestra casa de estar de acuerdo al orden bíblico. Nuestros niños deben estar bien disciplinados y bien cuidados (1° Ti. 3:2-5). Pero al mismo tiempo nosotros no debemos preocuparnos por la conducta de nuestros hijos al extremo de demandarles que provean todo el tiempo modelos perfectos "por causa del ministerio". Este es parte de lo que Pablo quiso decir cuando dijo: "Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos" (Ef. 6:4).
El Ministerio No Debe Competir con la Familia. Mientras tanto, nosotros no debemos permitir que el ministerio nos niegue el tiempo y la energía necesarios para poder construir una saludable relación con nuestros hijos, y esto sucede demasiado a menudo con los ministros. Si esto pasa, entonces probablemente aprenderemos la verdad de una fórmula común para tener un desastre familiar: reglas sin una relación llevan a la rebelión.
Esto nos lleva al asunto de las prioridades. El orden adecuado en nuestras vidas es primero Dios, segundo esposa e hijos, y tercero el ministerio. Para mantener este orden intacto, muchas veces debemos simplemente demarcar la línea y decidir que en una ocasión particular, cuando el ministerio hacía otros, amenaza inmiscuirse en nuestro ministerio hacia nuestra familia, debemos escoger en favor de nuestra familia. Esto es verdad aún en asuntos aparentemente pequeños. Por ejemplo hablar por teléfono. Cuando estamos a la mitad de la cena, en una conversación seria con nuestra esposa, o en algún otro tiempo de familia importante, si el teléfono suena ¿saltamos inmediatamente a contestarlo? Si lo hacemos, podemos estar diciéndole con ello a nuestra familia que el teléfono - y la persona a quien ministramos al otro lado de la línea - son más importantes para nosotros que ellos.
Habrá tiempos cuando nosotros deberemos escoger dejar que suene el teléfono. De otra manera, podemos terminar gastando más tiempo apadrinando a otros que siendo verdaderos esposos y padres, para nuestra esposa e hijos. Una vez aconsejé a un hombre cuyo matrimonio estaba en problemas y el cual vino a mí diciendo, que él creía que su esposa estaba obstaculizando su ministerio. El quería el divorcio.
En su opinión, su esposa no compartía su celo y su carga por el ministerio. Él se lamentaba grande y sonoramente de las grandes necesidades de la Iglesia, la cual él declaraba ser la amada esposa de Cristo. Él enfatizaba la bendición que el podría ser para la Iglesia si solamente no tuviera el problema del peso de resistencia de su esposa para ello, lo cual lo llevaba a pecar contra Dios al no cumplir su ministerio de predicación. El aún sentía que el Espíritu Santo le había dado la Escritura que justificaba sus planes para divorciarse de su esposa: "despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia" (He. 12:1).
Le dije claramente que yo creía que ese divorcio era contrario a la voluntad de Dios, y que su matrimonio debería tomar prioridad sobre su ministerio. Lo urgí a que fuera a casa y amara a su esposa de la manera que Cristo amó a su Iglesia. Pero el no pareció convencerse por lo que dije, y aparentemente se desalentó porque yo no estaba de acuerdo con su razonamiento.
Algún tiempo más tarde yo lo vi. de nuevo, y me dijo que estaba trabajando en la relación con su esposa. Cuando le pregunté que había cambiado su mentalidad, él me dijo que un día en oración el había estado gritándole al Señor, ¡Dios, tu Esposa está tan mal; ella necesita ayuda! Debo liberarme de mi esposa para poder cuidar de tu Iglesia".
Entonces Dios lo sorprendió con su respuesta. Él dijo, ¿realmente crees que voy a confiarte mi Esposa, cuando no puedes aún tener cuidado de tu propia esposa?" Así como el apóstol Pablo planteó la pregunta a Timoteo (1° Timoteo 3:5): ¿si no podemos cuidar nuestra propia casa, como podremos cuidar la casa de Dios?

6. MÉTODOS. La hipocresía es una de las grandes cosas que socavan el ministerio. El problema de los ministros cuya práctica no coincide con su predicación se remonta a los tiempos bíblicos, como lo atestiguan las palabras de Pablo a Tito: "Profesan conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan" (Tito 3:16).
Podemos ahora parafrasear este pasaje y decir: "Profesan ser carismáticos, gente de acuerdo a la verdad presente, gente profética. Confiesan que son cristianos e hijos de Dios. Proclaman ser ministros de Dios. Pero lo niegan por sus métodos impíos y no cristianos.
En nuestros métodos ministeriales, debemos ser lo que yo llamo "rígidamente correctos", no debemos tener misericordia con las obras de la carne, debemos tratarlas como culebras cascabel, evitarlas y eliminarlas a toda costa.
En el ministerio como en cualquier otro esfuerzo, el fin no justifica los medios. No podemos concluir, por ejemplo, que a modo de impresionar a la gente más profundamente con el poder y la gracia de Dios podemos justificar la exageración de nuestro testimonio personal o de algún milagro que hemos observado. Mantener métodos adecuados impide lo que yo llamo bromeando: "hablar - evange - elástica - mente", o sea estirando la verdad. Debemos caminar en absoluta integridad.
Yo he leído antes relatos de periódicos en los cuales se ha citado a un evangelista que dice que miles llegaron a la reunión y que cientos llegaron al altar. Sin embargo yo había estado en esas reuniones, y sabía que los números eran considerablemente más bajos. Cuando pregunté a los evangelistas por qué no habían dicho la verdad, ellos explicaron: "si doy números grandes, más personas se entusiasmarán y asistirán la noche siguiente, y más serán salvos. Así que mi pequeña mentira resulta en que más gente va al cielo".
Yo dudo de que "más almas" fuera su única motivación para tal engaño; el evangelista probablemente quería lucir más exitoso. Pero aún si el evangelismo era su única motivación, el método era equivocado. El fin no justifica los medios, y una mentira no puede servir a la verdad.

Honestidad en las Finanzas. Debemos practicar también absoluta honestidad en nuestras finanzas y ser éticos en todos nuestros tratos ministeriales con otros, especialmente al levantar fondos. Algunos ministerios, por ejemplo, fabrican "crisis" o utilizan la manipulación de la culpa para sacar dinero de donaciones a los cristianos; pero nosotros debemos estar sobre este tipo de tácticas cuestionables.
Yo leo cada libro que puedo encontrar sobre prosperidad financiera, y yo debo decir que el movimiento de fe ha dado luz algunas verdades importantes concernientes a los métodos bíblicos en esta área. El libro de Oral Roberts sobre la semilla de fe fue de particular ayuda para ayudar a mi esposa en obtener el concepto bíblico de que debemos sembrar dinero para cosechar dinero. La ley espiritual de la siembra y la cosecha ha ciertamente trabajado en nuestras vidas: comenzamos a aplicarlo hace mucho tiempo, y al final de 1970 estábamos completamente libres de dudas. Desde entonces nos hemos mantenido sin deudas y hemos continuado personalmente prosperando a medida que damos abundantemente.
Tristemente, sin embargo, algunos ministros han utilizado esta verdad para obtener grandes ofrendas para ellos mismos diciendo "probadme ahora en esto". La verdad que enseñaban era correcta pero los motivos y los métodos del ministro eran equivocados. A la luz de esa práctica, me preocupan los ministros inescrupulosos que se promueven a sí mismos utilizando la verdad de la "recompensa de profeta" y las "ofrendas proféticas" para manipular egoístamente a la gente.
Yo anticipo que algunos ministros proféticos con la motivación equivocada prometerán a los cristianos como respuesta a las grandes ofrendas a sus propios ministerios una "recompensa de profeta". La promesa de un suministro financiero continuo más los milagros que el dinero no puede comprar son solamente partes de la recompensa de profeta. La Biblia claramente habla de una persona que fue recompensada especialmente por bendecir a un profeta en el nombre de un profeta. Pero cuando Jesús hizo esta declaración Él nunca intentó que se usara para sus propios propósitos egoístas. (Mt. 10:41).
Adicionalmente, mantener nuestra palabra, pagar nuestras cuentas, mantener registros adecuados, y tratar a los miembros de nuestro equipo con elemental amabilidad todo esto está bajo las condiciones de tener métodos adecuados. Pablo habla en Romanos de aquellos que "detienen con injusticia la verdad" (Ro. 1:18). Tales personas tienen la verdad de Dios, pero no son correctos en sus métodos. De acuerdo a Pablo "la ira de Dios se revela" contra ellos. Si queremos ser usados por Dios en este movimiento profético, el Señor no nos permitirá caminar con nada que sea menos que una "rígida justicia".
Por cuarenta años, los israelitas vagaron en el desierto sin ser circuncidados. Pero cuando ellos atravesaron el río Jordán para poseer la tierra de Canaán Dios les pidió que dejaran atrás la carne y se consagraran a sí mismos por medio de la circuncisión (Josué 5:1-8).
Yo creo que el movimiento carismático ha sido igual a este vagar en el desierto. Los cristianos fueron liberados de la atadura egipcia de la religión muerta, pero en cierto modo solamente han vagado en el desierto, llevando consigo mismos la carne de impiedad sin haber entrado todavía a la tierra prometida de Dios. Creo que Dios les ha dado de su gracia durante todo este tiempo y no ha pedido cuentas a muchos ministros que no han tenido escrúpulos en sus métodos.
Sin embargo, también estoy convencido que el movimiento profético nos está llevando a través del Jordán y a nuestro Canaán para conquistarlo. Así que creo que Dios no nos va a permitir el permanecer incircuncisos. Él pedirá de nosotros que dejemos la carne de métodos impíos y nos consagremos a Él en santidad. Él nos pedirá cuentas si no lo hacemos así.

7. MODALES. Cuando Pablo le escribió a Tito, él incluyó en su carta una lista de cualidades para ser obispo, así como también recordatorios acerca de cómo las personas se debían de comportar. Estas instrucciones nos ayudan a ver el tipo de modales que deben caracterizar a los ministros de Dios:

"Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codiciador de ganancias deshonestas, sino hospedador , amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo... Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean pendencieros sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres". (Tito 1:7,8; 3:1,2).

Todos los cristianos, pero especialmente los ministros cristianos, deben ser diferentes al mundo en cuanto a sus modales. El amor debe ser la regla en sus relaciones con los demás - y el amor no es sólo un sentimiento. El amor es un principio que practicamos, un estilo de vida. El amor es bondadoso, cortés, amable y discreto; auto-controlado, pacífico, considerado y sin enojo. En resumen, el amor es bien educado; y los modales de un ministro cristiano deben mostrar que él o ella son ya sea un caballero o una dama.
Un Pobre Ejemplo. Una vez enviamos un equipo de varios profetas al extranjero para bendecir una conferencia de ministros. Todos los profetas dieron palabras proféticas precisas; su predicación fue buena y muchos milagros acompañaron sus ministraciones. Pero el coordinador nacional nos pidió que uno de los ministros visitantes en particular no regresara a esa nación.
Su queja no fue por causa de su ministerio, si no por sus modales. Él había sido rudo, exigente, egoísta e irrespetuoso con la mayoría de aquellos con quienes tuvo contacto, desde las camareras en los restaurantes hasta el coordinador anfitrión. El anfitrión dijo que tuvo que andar detrás de él excusándolo.
Aún una aparentemente pequeña "M" como modales puede cerrar puertas a la gente y al ministerio. Un profeta no tiene excusa para ser rudo, crudo, enfermo en sus modales y odioso. Por el contrario, los verdaderos profetas de Dios mostrarán maneras adecuadas y cristo céntricas en sus tratos y su ministerio con otros.
Ser Caballero No es Ser "Afeminado". En la cultura rural de Oklahoma en la que yo fui criado, los buenos modales de un caballero no eran valorados. A los hombres caballeros de les consideraba "afeminados". De muchacho yo fui enseñado a ser rudo, tosco. Tomó años del trabajo de Dios en mí enseñarme que su estándar para ser ministro cristiano no era la dureza del machismo, sino mas bien una gentil amabilidad. Yo me maravillo del como muchos otros hombres pueden tener el mismo tipo de problema a superar.
Un requisito para los ministros que es especialmente importante es "no difamar a nadie". Otra traducción dice que no debemos "hablar mal de nadie". Esto significa que debemos guardar nuestras lenguas cuando hablamos de nuestros parientes, nuestros vecinos, nuestro jefe, nuestros empleados - aún nuestros enemigos. Nuestro hablar, como Pablo dijo a los Colosenses, debe ser siempre "lleno de gracia, sazonado con sal" (Col. 4:6).
Los caballeros eran considerados "afeminados". Yo fui enseñado de niño a ser rudo, tosco y malo. Así que tomó años a Dios trabajándome para que enseñarme que su Standard para los ministros cristianos no era una dureza machista, sino más bien una cortés amabilidad.
Me pregunto cuántos muchos otros hombres pueden tener el mismo tipo de educación y tienen que superarla.
Un requisito para los ministros que es especialmente importante aquí es que ellos no "difaman a nadie". Otra traducción dice que nosotros no debemos "hablar mal de nadie". Esto significa que debemos guardar nuestras lenguas cuando hablamos acerca de nuestros parientes, nuestros vecinos, nuestro jefe, nuestros empleados - aún de nuestros enemigos. Nuestro discurso, como Pablo dijo a los Colosenses, debe ser "siempre con gracia, sazonada con sal" (Col. 4:6).
Sin Lenguaje Grosero. Otro tipo de conversación que debemos evitar es el lenguaje grosero. Pablo dijo a los Efesios: "ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes" (Ef. 4:29).
El lenguaje profano, vulgar, blasfemo y otros lenguajes impuros simplemente no tienen lugar en el vocabulario de un ministro del evangelio de Jesucristo.
Jesús dijo: "de la abundancia del corazón habla la boca" (Mt. 12:34). Si tendemos bajo presión a usar lenguaje tonto, entonces debemos sacarnos la tontera del corazón. Debemos pedir a Dios nos libere y que guarde nuestros labios.
De cualquier manera, los malos modales, desacreditarán nuestro ministerio. ¿Llegamos a tiempo a nuestras citas? ¿O mantenemos a la gente esperando? ¿Escribimos notas de agradecimiento por regalos y otras atenciones? ¿U olvidamos mostrar gratitud? Esperamos nuestro turno en la conversación. ¿O interrumpimos a otros cuando hablan? Tratamos a los dependientes en tiendas con respeto, o somos impacientes y exigentes. Aún en pequeñas cosas, cuando tratamos con otros, debemos recordar que no tenemos excusa para la grosería.
"El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactanciosos, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor (1° Co. 13:4,5). Los ministros de Dios están llamados a ser verdaderas damas y verdaderos caballeros.

8. MANEJO DEL DINERO. El dinero en sí mismo no es ni bueno ni malo. Es un objeto inanimado sin virtud ni vicio. El dinero es simplemente un medio de intercambio de las cosas terrenales, así como la fe es el medio de intercambio para las cosas celestiales. El dinero es meramente la moneda en la tierra para comprar servicios humanos y cosas materiales.
La Biblia enseña que el amor al dinero es la raíz de todo mal (1° Tim. 6:10). Pero la Biblia no enseña que es malo ser rico. Algunas de las personas más ricas en sus días fueron algunos del pueblo escogido de Dios, tales como Abraham, David, Salomón y Job.
Es la voluntad de Dios que su pueblo prospere y que tenga buena salud, a sí como su alma prospera (3° Juan 2). A Dios le gusta dar abundantemente a sus hijos, pero estos no deben tener amor por la abundancia de cosas terrenales. Él promete que si buscamos primero su Reino y su justicia, entonces todas las cosas materiales que necesitamos nos serán añadidas (Mt. 6:33).
El cristiano puede poseer dinero, pero el dinero no debe poseer al cristiano. Es un asunto de actitud del corazón, de motivaciones y de prioridades bíblicamente ordenadas. El amor por el poder terrenal que la riqueza puede dar ha sido para muchos el instrumento para consentir "los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida" (1° Juan. 2:16). El dinero no es pecaminoso, pero ciertamente crea la oportunidad para que los deseos pecaminosos sean llevados a cabo, así como también el dinero crea los medios para que el justo haga grandes cosas para el Reino de Dios.

El Amor al Dinero. La Biblia confirma lo que nosotros podemos concluir al leer algunas noticias periodísticas en los años recientes. El amor al dinero puede meter a los ministros en grandes problemas. Pablo escribió a Timoteo:

Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores (1° Tim. 6:9,10).
Tristemente en épocas recientes a menudo hemos escuchado enseñanzas extremistas que dicen que, entre mas rico tú eres, entre más cosas materiales tú tengas, es una prueba de que eres espiritual y que tienes mucha fe. Por el contrario, sin embargo, si la ganancia material es lo que muestra que una persona es piadosa, entonces todos los ricos en el mundo deberían ser piadosos y nosotros sabemos que obviamente esto no es verdad.
Creo que si confiamos y obedecemos al Señor, el suplirá todas nuestras necesidades y nos prosperará. Pero no podemos asumir nunca que simplemente porque tenemos autos, y botes y casa y tierras, estas cosas son una señal que Dios aprueba nuestras vidas. Pablo asegura que aquellos que "suponen que esta ganancia es piadosa" están equivocados. Por otro lado dice, "gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento" (1° Tim. 6:5,6).
Consecuentemente, debemos darnos cuenta de que si oramos por riquezas asimismo, estamos orando por tendencias, trampas y dolores de corazón. Entre más escalamos la montaña del "éxito" financiero, menos crece la vegetación, el viento sopla más fuerte, y más solitario es el lugar. He visto ,muy pocos ministros llegar a ser ricos y todavía ser capaces de mantener su integridad en sus otras M´s".
Por esta razón, debemos seguir la advertencia de Pablo de huir "de estas cosas", y seguir "la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre" (v. 11). A esto podemos añadir las propias palabras de Jesús: "Mirad, y guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de bienes que posee" (Lucas 12:15).
Guías Prácticas. Los ministros proféticos harán bien en seguir unas cuantas guías prácticas para el uso del dinero. En particular, debemos de notar que de todas las '10 M´s" el dinero es probablemente el área más sensitiva para las relaciones entre ministros itinerantes y ministros locales. El dar y recibir ofrendas y honorarios puede llevar a asuntos sensitivos. Yo he pastoreado localmente, y también he viajado en el ministerio, así que yo puedo decirte de propia experiencia que tanto los pastores como los ministros viajeros son a veces abusados y sus fondos son mal utilizados.
En CI, hemos desarrollado una política de siempre hacer lo mejor que podamos financieramente por un predicador invitado, pero no podemos decir esto de todos. Los ministros locales difieren ampliamente en sus actitudes hacia los honorarios: algunos son muy generosos, algunos otros son deshonesto la mayoría dan en un nivel promedio.
Guías Para el Ministerio Local. Ofreceré unas cuantas reglas para el ministerio loca, usualmente un pastor, que invita a un predicador a hablar en una reunión de la Iglesia o a una conferencia. Primero, usted debe tener un mínimo establecido de dinero que usted va a dar a cualquiera que viene a ministrar. Actualmente en los Estados Unidos, yo recomendaría que este mínimo sea entre doscientos y quinientos dólares.
En veinticinco años de tener ministerio viajero extensivo, he recibido desde $100.00 a $5,000.00 por un servicio, y desde $1,000.00 a $10,000.00 por una semana de reuniones en una la Iglesia. Estos fueron honorarios especiales que se me dieron como ministro invitado.
La práctica estándar es que el ministerio local paga todos los gastos de viaje ida y vuelta. Si los ministros invitados están en un largo itinerario, entonces la política general es pagar los gastos de viaje para llevarlos desde donde ministraron por último y llevarlos al siguiente lugar de ministerio.
En mi experiencia, la mayoría de las Iglesias denominacionales no piden una ofrenda especial para darle exclusivamente al ministro invitado, especialmente aquellos con congregaciones grandes (sobre los 500 personas). En lugar de eso, ellos usualmente establecen una cantidad de dinero determinada para servicios dominicales y para servicios de media semana. Las Iglesias no denominacionales, por otro lado, tienden a pedir una ofrenda para dársela exclusivamente al ministro.
Factores que Afectan los Honorarios. Varios factores determinantes si el honorario es el mínimo, promedio o abundante: ¿permiten a Dios los ministros locales y translocales involucrarse en los honorarios? Fue el pastor quien tomó la iniciativa para llevar al invitado ¿o fue el invitado quien solicitó la oportunidad de hablar en la Iglesia?
¿Es maduro el ministro invitado, con años de ministerio probado, o está él o ella joven y en el proceso de maduración?
Talvez más importante, ¿fue la ministración a la congregación promedio, o dio horas extra el ministro o ministra invitado/a profetizando a individuos, orando por los enfermos, o siendo el instrumento para que muchas almas se salvaran, llegaran nuevas familias a la Iglesia, o levantando fondos para la Iglesia? El ministro que solamente enseña una hora, no ora por nadie, y simplemente se va a comer y a tener comunión debe recibir diferente consideración que aquel que predica durante una hora y luego va a profetizar y ministrar a montones de personas los dones del Espíritu, ya sea poniendo manos individualmente u orando por grandes grupos al mismo tiempo.
Evitando el Desaliento. Puede ser muy desalentador a los ministros ungidos y dedicados quienes se dan a sí mismos sin egoísmo a los santos durante por horas de fuerte ministración cuando el pastor les da una ofrenda mínima. En esta situación, se requiere mucha gracia para mantener una actitud positiva como el gozo del Señor.
Déjenme compartir una verdad vital y una actitud que me ha guardado a mi esposa y a mí del desaliento, resentimiento o amargura cuando las ofrendas no están en proporción a la ministración dada o no llenó nuestras necesidades básicas. Los ministros itinerantes deben tomar la actitud: "estoy trabajando directamente para Dios, y Él escribe mis cheques". Nosotros debemos recordar siempre que el Señor es nuestra fuente de provisión, no el pastor local, la Iglesia, ni nadie más.
Sin duda que Dios no fabrica el dinero en el cielo y lo manda luego a nosotros en la tierra. El dinero se hace y distribuye sobre la tierra por las personas. Pero Dios es el único que es fiel para guiar a las personas a dar de acuerdo a su promesa a nosotros.
Desde que mi esposa y yo tomamos actitud, encontramos que Dios siempre encontrará alguien dispuesto a responder a su dirección para dar arriba del promedio. Lo que estos dan es capaz de suplir lo que no dan aquellos que no tienen el corazón y la visión suficiente para corresponder a nuestro ministerio y llenar nuestras necesidades.
Algunos Ejemplos Personales. Daré un ejemplo o dos: en nuestros primeros días de ministerio, yo ministré cada noche durante dos semanas en una Iglesia en particular. Mi esposa estaba en su noveno mes del embarazo de nuestro hijo Tom.
Cada noche prediqué y ministré proféticamente de diez a veinte personas. Aunque estuve allí catorce días, el pastor nunca levantó una ofrenda para mí hasta en la última noche. Había alrededor de ciento veinticinco personas atendiendo el servicio regularmente, y muchas personas nuevas cada noche.
El pastor me dio la ofrenda en un sobre justo en el momento que salís para llevar a mi esposa a tener nuestro bebé.
Cuando abrí el sobre, encontré solamente ochenta y cinco dólares en él. Mi corazón se hundió.
El pastor pudo fácilmente haber recibido cinco veces esa cantidad para mí si le hubiere la oportunidad más a menudo a la gente durante las dos semanas de ministración. Pero así fue, esos ochenta y cinco dólares fue todo lo que tuvimos a nuestro favor. Y yo necesitaba varios cientos de dólares para colocar a mi esposa en el hospital para tener al niño.
Después de refunfuñar u quejarme por un rato, nosotros recordamos que Dios era nuestro empleador, y Él escribiría el cheque. Cuando la gente falla, Dios permanece fiel.
Cuando llegamos a Yaquima Valley, Washington, donde nuestro bebé nacería, un ministro me invitó a hablar por tres noches. El honorario que me dio fue doscientos cuarenta y tres dólares. Otro ministro me invitó a predicar el domingo por la mañana, pero me dio setenta y cinco dólares. Solo en ese servicio yo recibí casi lo mismo que me dieron por dos semanas de predicación, oración y profecía en la otra iglesia.
Dios guarda el récord de nuestra labor de amor. Cuando los pastores, y otros no nos hacen bien, Él lleva a otros a proveernos superabundancia. Sobre todos estos años, la economía ha cambiado y las cifras se han incrementado crezca de diez veces. Pero el principio de la fidelidad de Dios nunca ha cambiado.
No hace mucho por ejemplo, nos metimos en un problema cuando describimos que un grupo que me había invitado a ministrar no creía en las mujeres ministros. Mi esposa casi siempre viaja conmigo en el ministerio como un co - predicador y ministerio profético, ella y yo venimos a ser como un "negocio de paquete", y por años nuestros invitados han pagado voluntariamente los gastos de viaje para ambos. Así que yo insistí que ella estuviera conmigo. En este viaje también.
Pero nuestros huéspedes rehusaron pagar el tiquete de mi esposa, el cual costaba arriba de seiscientos dólares.
Nosotros pagamos el boleto. Luego, después de cuatro días de ministración en las reuniones, solamente recibí mil dólares. Esto significó que nosotros dos solamente teníamos cuatrocientos dólares por cuatro días de predicación y de profetizar a cientos de personas. Fue la ofrenda más baja que recibí por una década.
Sin embargo, Dios es fiel. El me tuvo hablando en una conferencia de cuatro días la siguiente semana que no solamente pagó el boleto de mi esposa y cubrió todos nuestros gastos, sino que también nos dio una ofrenda de cuatro mil quinientos dólares.
El ministro viajero debe darse cuenta de que Dios trabaja con la ley de los promedios. El encontrará gente fiel quien dé lo suficiente para suplir todas nuestras necesidades de acuerdo a sus riquezas en gloria. (Fil. 4:19).
Algunas Prácticas no Éticas: en nuestros años de ministerio nosotros hemos también encontrado algunas prácticas poco éticas de parte de unos cuantos pastores locales. En varias ocasiones un pastor puede usar nuestro nombre y nuestro ministerio como la razón para pedir una ofrenda. Al menos varios cientos de dólares serían dados por la gente (nosotros lo sabemos, porque personas nos dijeron mas tarde cuánto habían dado). Pero sin embargo al irnos, el pastor nos daría un sobre cerrado con menos de cien dólares en él.
Esta práctica es obviamente deshonesta. Es incorrecto para un pastor urgir a su gente a dar, diciendo que cada centavo de la ofrenda iría para el ministro invitado, y luego en realidad solamente dar una pequeña porción de la ofrenda.
El ministro viajero es una de las pocas profesiones en las cuales usted acepta dar servicios sin tener idea de cual será la remuneración financiera. Usted puede ver porque algunos ministros, después de haber sido timados de esta manera unas cuantas veces, ellos quieren tener una garantía a talvez un contrato firmado antes de venir a ministrar.
Itinerantes Sin Ética. De manera similar, los pastores pueden contarle acerca de ministros visitantes que han pedido tener el derecho de tomar su propia ofrenda. Otros itinerantes han sido vistos suplicando y presionando por fondos para apoyar un orfanato en el extranjero, y luego nunca enviar nada de la ofrenda a la institución como lo prometieron. Aún otros han usado los principios bíblicos de dar al ministerio profético a modo de manipular a la gente para dar miles de dólares. De hecho, yo conozco de algunas iglesias que han sido tan desgastados financieramente por reuniones sostenidas por ministros itinerantes que les tomó varios meses recuperarse.
Obviamente, las prácticas poco éticas en la "M" del manejo del dinero no son limitadas a un solo grupo. Tanto los ministros locales como los translocales han sido culpables de abusos.
Ministros de todo tipo hacen bien en recordar que Dios considera nuestro manejo del dinero un asunto serio. Él declara en la Biblia que el modo como nosotros adquirimos y gastamos el dinero será un factor determinante para que Dios nos libere nuestras verdaderas riquezas de ministerio espiritual (Lucas 16:11). Si una persona usa el dinero egoístamente y sin ética, Dios dice que esa persona no usará los dones espirituales y la unción adecuadamente.

9. MORALIDAD. Podría irme sin decir que la inmoralidad sexual no tiene lugar en la vida de un ministro cristiano, y que nuestro firme estándar debe ser la pureza sexual. Pero yo estimo que un tercio de los ministros carismáticos y pentecostales en nuestra generación han caído en inmoralidad sexual. Yo mismo conozco alrededor de cincuenta de esos pastores. Si lo que hemos visto en televisión es la punta del Iceberg, ¿puede imaginar lo que está pasando en secreto?
Hace años cuando estaba en el Colegio Bíblico Universitario, Stanley Frodsham, un joven maestro pentecostal, dijo que en 1930 él estaba echando fuera demonios de un hombre, y un demonio en particular reclamó ser un príncipe demoníaco que había recibido una misión del infierno. Insistió que a él se le había dado autoridad para enviar una nueva horda de demonios del adulterio y engaño dentro de la Iglesia. A juzgar por lo que he visto en las últimas décadas, este demonio puede haber estado dando un informe exacto de su misión.

Honre a Dios Con Su Cuerpo. La Biblia nos advierte contra la impureza sexual - o sea toda actividad sexual fuera de la unión matrimonial - en términos no inciertos:
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?
No erréis, ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,... Heredarán el Reino de Dios... Huid de la fornicación, cualquier otro pecado que el hombre cometa, esta fuera del cuerpo; más el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo (1° Co. 6:9, 10,18-20).

Por supuesto, la inmoralidad sexual también incluye fantasías sexuales ilícitas, y películas o programas de televisión que son provocativos sexualmente. Estas cosas nos llevan a la tentación y desgastan nuestra resistencia a ella. Aunque nosotros a veces deseamos ser tentados y seducidos por la posibilidad de pecar, Dios quiere que corramos en otra dirección. Así que debemos hablar a Dios con las palabras de la oración del Señor, "No nos metas en tentación" (Mateo 6:13).
Las Actitudes Del Corazón. De hecho, de acuerdo a las palabras de Jesús, la impureza sexual comienza antes de tener la manifiesta acción de inmoralidad.
Crece en las actitudes escondidas del corazón. "Oísteis que fue dicho" anotó el Señor "no cometerás adulterio". Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mateo 5:27,28).
Nosotros podemos tener un deseo equivocado de actuar inmoralmente, sin embargo no tener la oportunidad de cumplir ese deseo. Pero aún el solo hecho de acariciar ese mal deseo es en sí mismo pecado.
Una vez un acto sexual inmoral ha sido de hecho cometido, la atadura resultante, yo creo, es más profunda de lo que imaginamos. Pablo dijo: "¿o no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: los dos serán una sola carne (1° Co. 6:16).
Considerando esta unión, considero que cualquiera que tiene una relación ilícita necesita ser liberado de esa atadura y recibir sanidad interior.
De hecho, personalmente creo que si un hombre se une a sí mismo con una prostituta, él en cierto sentido toma todos sus pecados y los une con los suyos.
A la luz de estas realidades, nosotros hacemos bien en poner atención a las palabras de Pablo a los Efesios: "Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aún se nombre entre vosotros" (Ef. 5:3). Los trágicos resultados de fallar en esta área son seguramente el hundimiento de un ministro.
Relaciones Hombre/ Mujer en la Iglesia. Los hombres y mujeres de Dios deben desarrollar la actitud que Pablo exhortó a Timoteo se tomara hacia el sexo opuesto. El dijo que deberíamos tratar "a las ancianas como madres; a las jovencitas como hermanas, con toda pureza" (1° Tim. 5:2). Yo creo que esta instrucción excluirá a brazos completos entre hombre y mujeres cristianos, así como, largos besos en la boca. Los hombres deben dar a las mujeres al menos el mismo tipo de "abrazo y beso" rápido, que le daría a un pariente del sexo femenino.
No hay ministro que simplemente decida de repente un día que él o ella cometerán adulterio con la esposa de un amigo, una secretaria, un aconsejado. O un líder de alabanza. La mayoría de los pecados sexuales comienzan como la semilla de un pensamiento o por medio de una aparentemente acción amable. Lo que empieza correctamente puede finalizar mal si no es adecuadamente guardado y dirigido.
En la parábola del sembrador, Jesús habló acerca de un hombre que solamente había sembrado buena semilla en su campo. Pero cuando comenzó a crecer se dio cuenta que el campo también contenía mala semilla. Cuando el hombre preguntó cómo había sucedido esto, la respuesta fue que el enemigo había sembrado mala semilla en el campo durante la noche (Mt. 13:24-30).
Como este sembrador, nosotros debemos sembrar solamente las semillas de una actitud pura y de la acción correcta. Pero nuestros enemigos, el Diablo y nuestra naturaleza carnal, sembrará malas semillas de lujuria de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. Entonces sutilmente una de estas semillas brotará justo a la par de la buena semilla y de repente una mirada, un toque, una palabra complementaria activará un deseo carnal, sensual y una sugestión.
Mientras están en forma de semilla, los dos tipos de actitud y comportamiento parecen casi idénticos. Pero una vez brotan, la gente que está en guardia contra las malas semillas inmediatamente notará una ligera diferencia. Se darán cuenta que los sentimientos internos y las reacciones de su corazón y su alma son un poco diferentes.
En este punto, el Espíritu Santo susurrará una advertencia: "Cuidado, la mala semilla sembrada por el enemigo ha brotado". Si la persona es sensitiva al Espíritu Santo y tiene un corazón que desea ser rígidamente correcto, él o ella inmediatamente arrancarán la semilla no repitiendo ese pensamiento o acción. El viejo dicho "una onza de prevención vale tanto como una onza de remedio", es ciertamente verdadero en estas situaciones.
Dos Aplicaciones. Yo creo que hay al menos dos aplicaciones al comentario de Jesús de que codiciar alguien en tu mente es cometer adulterio a los ojos de Dios. Primero, Jesús dijo que sin un hombre o una mujer deliberadamente medita sobre adulterio a través de imágenes mentales, al extremo de visualizar la acción y sentir el sentimiento carnal de una relación sexual con una persona en particular, aunque el pecado exterior no fue cometido, el pecado de inmoralidad tuvo lugar en su corazón. Se cometió, a través del deseo deliberado, la ilusión, la visualización, imaginación y meditación deliberada.
La segunda aplicación indica que el comienzo de un pecado en su estado de la semilla de un pensamiento es tan serio como la planta crecida del acto. Porque si la semilla no es rechazada, seguramente brotará. Y si la semilla brota y se le permite crecer, eventualmente llegará el tiempo de cosecha cuando recojamos las consecuencias de un acto pecaminoso.
No es pecado ser tentados con pensamientos de lujuria. Pero es pecaminoso meditar sobre la sugestión pecaminosa de deseo de placer. No podemos evitar que los pájaros vuelen y atraigan nuestra atención. Pero no debemos dejarlos posar sobre nuestras cabezas, construir un nido, poner huevos en él, e incubar otros buitres que aman la carroña y a la apestosa carne.
Todo Pensamiento en Cautividad. Pablo declara que debemos llevar todo pensamiento e imaginación de la mente cautivo a la mente de Cristo - o sea, a principios bíblicos santos, y a prácticas y pensamientos virtuosos. Un ministro ha dicho que cuando él encuentra su mente navegando a la deriva en ilusiones carnales, él grita el texto escritural, "pero lejos esté de mi gloriarme (pensar, meditar), sino en la cruz (muerte a la carne) de nuestro Señor Jesucristo". (Gal. 6:14).
La única arma ofensiva que los cristianos tienen en el armamento de Dios descrito por Pablo (Ef. 6:13-17) es "la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios". Jesús venció toda tentación de Satanás durante su encuentro en el desierto citando la escritura. Nosotros también podemos encontrar numerosos textos de las escrituras para usarse contra toda tentación y sugestión de Satanás y de la carne egoísta.
Si algún toque, mirada o relación de trabajo cercana crea pensamientos sexuales inclinados o sentimientos, entonces estos deben ser crucificados inmediatamente. La amonestación escritural "huye también de las pasiones juveniles" (2° Tim. 2:22) y "absteneos de toda especie de mal". (1° Tes. 5:22). Nunca debe ser olvidada mientras mantenemos y maduramos la "M" de moralidad (Para mas enseñanza sobre este asunto sea "el engaño de las parejas ministeriales" en la sección trampas para ministros proféticos).

10. MOTIVACIONES: cuando fui por primera vez al colegio Bíblico tuve lo que yo pensaba era una visión para llegar a ser misionero en la India. Pero después que estudié ese país y aprendí cuan terribles eran las condiciones ahí, perdí mi "visión". Resultó ser, no una verdadera visión de Dios, si no solamente una idea romántica de mis años de adolescencia.
Mirando hacia atrás ahora, me doy cuenta que si soy honesto debo admitir que mis motivos para querer ser un misionero no eran puros. Yo no me había visto a mi mismo batallando en la India con la pobreza, el hambre, la enfermedad y con otras pobres condiciones. En lugar de eso me había imaginado a mi mismo parado sobre la plataforma predicando, imponiendo manos sobre los enfermos, levantando a los muertos y llevando miles hasta el Señor. Me vi. a mi mismo escribiendo a mi casa a mi familia acerca de todo esto, y a ellos diciendo, "miren nuestro muchacho lo logró. Miren los milagros ¡OH - él ha llegado a ser alguien!".
Yo estaba motivado por lo que pensé que eran una oportunidad para mi gloria personal. Cuantos otros ministros, si fueran honestos, admitirían que ellos habrían tenido que crucificar la misma motivación
Jesús enfatizó que los motivos escondidos del corazón deben ser reconocidos y purificados. Nosotros no seremos juzgados solamente por nuestras acciones sino también por nuestros hechos - los cuales incluyen tanto nuestras acciones como nuestros motivos.
Por ejemplo, Jesús dijo "guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos" (Mateo 6:1). La gente mira nuestro comportamiento externo, pero Dios mira las intenciones del corazón (1° Samuel 16:7).
¿Nosotros ministramos para servir, o para ser vistos? Somos dedicados "al servicio de los santos" (1° Co. 16:15), ¿o queremos ser reconocidos como grandes ministros? ¿Somos motivados por el deseo de cumplir la voluntad de Dios, o por algún impulso personal, tal como codicia pro el poder, fama, placer o riquezas?
¿En pocas palabras, ministramos con un corazón lleno de amor de Dios? Si no, entonces la escritura dice que nuestro ministerio no es nada: "y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado y no tengo amor de nada me sirve" (1° Co. 13:2-3).

Cuidado con el Eslabón Débil. Debemos enfatizar que pocos si acaso algún ministro puede obtener una "calificación" perfecta con relación a todas las "10 M´s". Todos tenemos espacio para crecer, para mejorar y corregir. Es por eso que a todos los ministros de NPM se les pide completar un formulario que evalúa sus '10 M´s". Nosotros sabemos que cada uno de nosotros tenemos áreas en las cuales necesitamos crecer, y que otros pueden ver estas áreas más claramente que nosotros mismos.
Sin embargo, nosotros nunca debemos asumir que solamente porque la mayoría de estas áreas de nuestra vida pueden estar en buena forma, nosotros podemos entonces despreciar las otras. Solamente se necesita un área problemática para descarrilar un ministro.
Sobre el terreno del campo de nuestro ministerio, donde esta llevándose a cabo una nueva construcción tenemos un gran buldózer holgazaneando. El motor todavía trabaja bien y el cuerpo todavía esta en buena forma, pero las bandas de oruga están gastadas y se nos ha dicho que el resto de la máquina no vale la pena el costo que se gastaría de reemplazar las bandas. Así que la falla de que aún una sola parte no trabaje adecuadamente ha detenido esta poderosa máquina y no puede ser usada.
Lo mismo es verdad para las '10 M´s", solamente es necesario que una sola parte se rompa para que nuestro ministerio entero tenga una ruidosa y chillante parada. Así que debemos ser diligentes en poner nuestra atención regularmente a cada una de estas áreas. Y debemos mantener en mente que aún un área que normalmente consideramos nuestra mayor fortaleza, si no lo dejamos sin resguardo, puede llegar a ser fácilmente una doble debilidad.
Como dice el viejo dicho, una cadena es solamente tan fuerte como lo es su eslabón más débil. Imagina esto: usted esta colgado sobre un acantilado o sobre un trágico desastre en su ministerio. La única cosa que lo sostiene seguro es una cadena cuyos diez eslabones son estas '10 M´s" en tu propia vida. ¿Si alguno de estos eslabones está en peligro de romperse, cuan seguro estás tú?

No estés tan orgulloso y confiado de las áreas que funcionan bien para llegar a ignorar el área que necesita ser trabajada. Decide hoy a comenzar a hacer una inspección regular de cada eslabón - cada una de las '10 M´s" en tu vida. Fortalecer cada una de las áreas es la mejor manera de mantener y madurar un carácter santo que proveerá a su ministerio con un fundamento sólido y estable para crecer. Aquellos que conserven diligentemente estas "10 M´s" en el orden bíblico. Mantener y madurarán en sus vidas personales y en su ministerio profético.

Nota del traductor: el original en Inglés utiliza la frase "se quitó a sí mismo la reputación" traducido así en la Nueva Versión Internacional. Aunque el sentido de la acción de Jesús, su contexto y la traducción del griego original permitan este sentido al versículo 7, ninguna traducción castellana de las más difundidas en la actualidad lo utiliza

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