Perdonar y desatarse
Pastores Alberto y Mariam Delgado
Hay tantas situaciones fuera de orden debemos aprender a perdonar. Cosas que pasan dentro del núcleo familiar donde el hombre es responsable porque es cabeza en todo. Así lo definió el Señor. El adulterio por ejemplo, debe perdonarse aunque no significa que debas regresar con tu cónyuge. Pero si además de perdonar, Dios te da la iniciativa de darle otra oportunidad a tu matrimonio, debes olvidar y no pensar más en ello.
Si no lo haces, arrastrarás un lastre que será de estorbo para tu felicidad. La razón del fracaso de tu relación ya no será la infidelidad sino tu actitud equivocada.
También es importante comprender que una mujer no debe tolerar la infidelidad de su marido porque al hacerlo está formando parte del pecado. La mujer debe darse valor porque Cristo murió por darnos ese valor que ahora tenemos. El hombre y la mujer deben ser fieles en el matrimonio, perdonar las ofensas y ser capaces de darse oportunidad de restauración.
Cristo está contigo para que reconozcas tu errores y los enmiendes, además, para resuelvas y perdones. Él es parte del ministerio de la restauración, no de la condenación. Perdónate y perdona para superar las dificultades y ser feliz.
En un matrimonio, ambos tienen necesidades. La mujer necesita ser deseada y amada, el hombre necesita ser respetado, de lo contrario se frustra porque desafortunadamente se siente acomplejado. Varón, debes demostrarle a tu mujer que la amas, ella debe sentirlo, esfuérzate por lograrlo. Mujer, debe hacer sentir a tu esposo que lo respetas porque es lo que necesita para estar completo y reaccionar bien en la relación. No critiques sus defectos con otras personas porque es una falta de respeto. Ambos deben ser sabios y darse lo que necesitan.
En Apocalipsis 12 leemos sobre el dragón que quiere devorar el fruto del vientre de la mujer que está a punto de parir. No permitas que el enemigo devore tu matrimonio y tus sueños. Tú y tu cónyuge han nacido con un propósito, estás preñado de sueños que deben realizar juntos porque son una fuerza imparable.
Liberarse de antiguos pactos y hacer nuevos
En Proverbios 18:21 vemos que la lengua y los labios, es decir las palabras tienen gran poder. Dios es un dios de pactos y nos ha dado el poder de establecerlos. Un pacto liga y enlaza. Estamos ligados a Él por el pacto de sangre que inició con Abraham. El matrimonio es un pacto que se sella con la intimidad de la relación sexual.
El libro de Corintios dice que cuando te acuestas con una ramera estableces una conexión porque los dos se vuelven una sola carne. Cada vez que tienes relaciones sexuales con alguien, estableces una ligadura del alma y al hacer un pacto matrimonial, debes deshacer cualquier otro pacto que hayas hecho en el pasado. Eres una nueva criatura en Cristo y tienes autoridad para cambiar las cosas y estableces un nuevo reino con otras reglas y principios.
Hay pactos sexuales que deben ser quebrantados para poder recibir bendición. A veces sentimos que las cosas van bien pero hay algo que no funciona y pueden ser esas relaciones anteriores de las que aún no te has liberado las que estorban. Debes liberarte de esas ligaduras, pronuncia con tu boca que rompes toda cadena anterior. Toma autoridad y dominio sobre tu alma en el nombre de Jesús.
Cuando le dijiste a otra mujer que era el amor de tu vida, al decirle a otro hombre que no amarías a nadie más, al aceptar un anillo de compromiso, todas son situaciones que atan y debes liberarte de ellas.
Proclama con tu boca que borras toda atadura anterior y pides perdón por cualquier dolor que hayas causado en el pasado. Ahora eres libre en el nombre de Jesús para que tu matrimonio prospere y reciba bendición.
Dios dará respuestas aceleradas y unción a tu vida conyugal porque desea prosperarte y verte realizado en tu matrimonio. Él quiere parejas fuertes y libres para amarse. Varón, toma el lugar que te corresponde en el hogar, ama a tu esposa que te respetará porque ambos tienen espíritu de vencedores.