Devocionales

Aviva y restaura tu corazón con el salmo 85

Señor, nos dijiste; todo el que crea en mí puede venir y beber, saciar el hambre y la sed. De tu misericordioso corazón brotan ríos de agua viva. Somos tuyos, Señor, eres mi Dios amoroso, nos has perdonado nuestros pecados, has desaparecido la maldad de tu pueblo y calmado tu enojo. Alabado seas por siempre. Ayúdanos a seguirte siempre, Señor; alivia nuestros miedos, haz que prospere nuestro trabajo y nuestro amor hacia ti y danos vida en abundancia, para alabarte eternamente.

A la luz de la palabra de Dios, en Salmos 85, versículos del 1 al 4, versión Reina Valera, que dice:

Fuiste propicio a tu tierra, oh Jehová;

Volviste la cautividad de Jacob.

Perdonaste la iniquidad de tu pueblo;

Todos los pecados de ellos cubriste. Selah

Reprimiste todo tu enojo;

Te apartaste del ardor de tu ira.

Restáuranos, oh Dios de nuestra salvación,

Y haz cesar tu ira de sobre nosotros.

Abramos nuestros corazones para que la luz del Señor, Dios eterno, único y verdadero; que el Señor nos alumbre cada vez que estemos en peligro, cuando las injusticias nos intenten destruir. Permite que se abran surcos para que el río de amor que hay en tu corazón sacie la sed del alma. Somos pecadores, por eso recurrimos a ti y te imploramos que nos limpies con el agua viva de tu corazón santo. Líbranos de la maldad y protégenos con tu justicia llena de amor hacia tu pueblo que te ruega y te alaba por siempre.

Señor de la vida y la libertad, ven y llena nuestros corazones, llénalos de tu paz y de tu amor, que veamos al mundo con tus ojos y que de nuestras bocas salgan siempre palabras de amor y consuelo para quienes sufren. Libra nuestros ojos de las tristezas, de la mentira, de la ceguera, de la oscuridad. Necesitamos de Ti, Dios ´verdadero, ayúdanos con tu fuerza de amor, Padre. Sin ti, nada podemos hacer, nada conocemos con certeza y nada podemos esperar. Eres nuestro Guía, nuestro defensor y custodio. Contigo, actuando en nosotros, seremos auténticos discípulos, testigos ante todas las personas, portadores de buenas noticias y ejemplo y modelo encendido de fe y amor ardiente, que se propaga con la brisa por todos los pueblos, sin miedo a equivocarnos, como lo dejaste establecido en tus versos 8 y 9, para tu Gloria, ¡oh! mi Dios.

Escucharé lo que hablará Jehová Dios;

Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos,

Para que no se vuelvan a la locura.

Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen,

Para que habite la gloria en nuestra tierra.

Derrama sobre nosotros tu amor y verdad, te pedimos perdón por nuestras flaquezas, tú eres justo y misericordioso. Tu amor se extiende por el mundo, sobre los que te somos fieles y te honramos alabando tu nombre. Nos juzgarás y tu justicia nos salvará. Nuestras tierras y nuestras vidas serán prósperas y darán fruto abundante como infinito es tu amor hacia el pueblo que te sigue y te glorifica.

Señor, eres Santo y Bendito, te pido que, ante los sinsabores de la vida, problemas, escasez, dolor, enfermedad estés presente entre nosotros, sana nuestras heridas, y consuélanos de nuestros padecimientos y tristezas con tu inmenso amor. Te rogamos que nos concedas el espíritu de tu amor, de tu poder y de tu dominio para no caer en el pecado. Danos tu paz y llévanos por caminos prósperos, dirige nuestros pasos hacia el camino de la rectitud. No permitas que tropecemos, ni sintamos dolor o aflicción. Señor, coloca palabras de verdad en nuestros corazones para preparar a todas las naciones con tu palabra y todos sean prósperos y felices y te alaben por siempre. Alabado seas por siempre en la Tierra y en el universo.

Gracias Señor por lo que nos das día a día, y por todo lo que nos tienes preparado para mañana. Confiamos en ti, Señor todopoderoso y eterno. Eres nuestra salvación, al igual que nuestro cayado que nos sostiene y nos ayuda a caminar, Señor, que en nuestras vidas se haga siempre tu voluntad y seamos dóciles a tus enseñanzas, haz de nosotros en todo momento tierra buena, donde pueda germinar tu semilla y dar abundante fruto. En el nombre de nuestro Señor Jesús, amén.

 

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