Devocionales

Haz lugar para lo nuevo de Dios

«Pues estoy a punto de hacer algo nuevo. ¡Mira, ya he comenzado! ¿No lo ves? Haré un camino a través del desierto; crearé ríos en la tierra árida y baldía». (Isaías 43:19 NTV)

hacer-espacio[1]Si tenemos un ropero saturado de ropa vieja y queremos renovarlo con ropa nueva, no nos entrarán todas las cosas en el mismo lugar. Es necesario hacer espacio para lo nuevo, terminar con lo viejo y abrir nuevas etapas en la vida. Mira lo que hizo José cuando lo llamó el Farón, símbolo de una nueva etapa.

«Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón». Génesis 41:14

En primer lugar «Faraón envió y llamó a José» hay personas que te abrirán puertas de grandes oportunidades y tienes que estar preparado para aceptar el cambio. Luego dice que José «mudó sus vestidos, y vino a Faraón», esto fue una manifestación de que José deseaba un cambio y estuvo decidido a tomarlo cambiando su presencia con algo visible, se afeitó y mudó sus vestidos antes de ir a lo nuevo (representando en Faraón).

Hay etapas que llegan a su fin, cumplen su ciclo, y esto hay que aceptarlo y recibirlo como algo positivo.

José paso de un pozo, donde fue arrojado por envidia, a ser la mano derecha del Faraón del imperio más grande su tiempo. No se quedó estancado en cada etapa. Pasó por el pozo, luego a ser el encargado en la casa de Potifar, luego el encargado de la cárcel, para seguir hasta el palacio. Cada etapa es buena mientras cumple su función en los tiempos establecidos por Dios. Hay cosas buenas que ya tienen que terminar en tu vida, esas cosas fueron necesarias y útiles en un tiempo determinado, pero viene algo mayor.

Hay personas que han estado por años en una relación de amistad, pareja, compañerismo, familia, iglesia, etc. Que no le ha contribuido nada más que al estancamiento o aflicción. Atados a la opinión y pensamientos de otros. Si te dejas influenciar por mediocres, personas controladoras, opresoras, envidiosas o pesimistas, éstas atarán tu vida para que no avances y cumplas tus sueños.

Recientemente sentí la necesidad de tener una renovación en mi vida personal en general, y en proyectos a corto y largo plazo. Sin darme cuenta al principio, con mi esposa decidimos quitar de la casa un montón de objetos que no usábamos. Algunos los tiramos a la basura (esas cosas viejas o medias rotas que están guardadas «por las dudas» ¡afuera!). Pero la gran mayoría las regalamos. Muchos juguetes sin uso y muchas grandes bolsas de ropa. Ropa en buen estado y de calidad. Después me di cuenta que fue como algo inconsciente, pero que tenia mucho sentido. Por ejemplo: mucha de esa ropa, para mi, simbolizaban una etapa que ya había terminado, y a la cual no quería volver, no una etapa de algo en especial o de algo malo precisamente, sino una etapa de la vida y punto. El deseo de renovarme y cambiar se refleja en todas las cosas, incluso en tu casa, en tu alimentación, en tus rutinas, en tu actitud, en tu forma de hablar, en los lugares que visitas, en tus metas, y en el tipo de relación que tienes con algunas personas.

Este mensaje se trata de que cuando llega el momento que se cierres etapas en tu vida, sean malas o buenas, debes hacerlo para inaugurar otras mejores. Para eso es necesario hacer espacio para lo nuevo. Jesús cuando vino a la tierra termino con una etapa, con ciertas costumbres religiosas inspiradas por los hombres y no por Dios. Lideres que manejaban a la gente con la culpa y el miedo (cosa que se sigue usando hasta hoy) Jesús vino a impartir un poder y una unción que transformaba a las personas por dentro y las conectaba con la bendición y el destino que Dios tenía para ellos, sin necesidad de someter a las personas con miedo, sino por el poder del Espíritu Santo y la palabra de Dios, acompañado con señales milagrosas. Ese mismo Jesús de cosas nuevas, esta hoy con nosotros. ¡Él quiere hacer algo nuevo en tu vida!

Es abrumadora la cantidad de especies distintas que existen en la tierra, de seres acuáticos, terrestres, aves y plantas. Al día de hoy el descubrimiento en el número de especies se sigue ampliando día a día. Esto es porque a Dios le gusta la variedad, y en sobreabundancia. Mira la cantidad de colores que Dios creo, las formas de las personas, las personalidad y verás que Dios es un creador infinitamente diverso, complejo y asombroso.

Hay personas que hace treinta años o más que trabajan en el mismo lugar, haciendo lo mismo, pero en verdad ya no quieren hacerlo, no ascendieron, no desearon nada más. Tal vez tenían que estar allí por un tiempo, pero cuando llegó el momento de cambiar, tuvieron miedo, por mal consejo de otros, o por «ciertas crisis» se acomodaron a lo seguro. Que muchas veces, eso «seguro», se termina transformando en tu peor estancamiento. Hay otros que todos los años se van de vacaciones al mismo lugar, pero lo hacen porque les parece cómodo, y así se pierden de un montón de otras experiencias emocionantes y renovadoras. Cuando cambiamos algunas rutinas viciadas de miedos y comodidad, nuestra alma y espíritu respiran, porque nos relacionan y conectan con cosas nuevas y mejores.

¿Qué cosas debo cambiar?

Aquellas que ya te hacen sentir angustiado o estancado, y aquellas que las haces contra tu voluntad, pero por comodidad o temor, la sigues repitiendo. Cuando algo en tu interior te dice, «esto ya deberías cambiarlo» es hora de tomar decisiones. El Espíritu Santo, es quién te marca en tu corazón que un ciclo esta por terminar, y cuando llegue ese momento, no trates de estirarlo como un chicle, algo mejor viene.

Cuando tengas la tentación de «exprimir todo hasta la última gotita» anímate y rompe con eso, usa lo necesario y lo demás si ya no tiene utilidad, descártalo o dáselo a otro que lo necesite. Revisa tu casa y lo que ni tienes tiempo para usar, siémbralo, regala algo. Porque eso abre un espacio para que vengas cosas nuevas y mejores, te sentirás mejor.

En nuestra América latina hubo generaciones pasadas castigadas por miseria y pobreza, y se formó una mentalidad de mediocridad, de guardar lo viejo, de sacarle provecho a todo, de usar las cosas hasta que se rompan. Viejas, manchadas, en mal estado, pero como «todavía funcionan» no queremos cambiarlas más. Una mujer de unos 50 años me dijo una vez orgullosa –¿Ves los parlantes de música allá colgados en el techo?, bueno, esos los uso desde los 18 años, son buenísimos. Es verdad que funcionaban, pero además de ser un modelo muy anticuado, se los veía muy gastados y no quedaban bien en la casa, solo era el afán de estirar lo viejo, así puede pasar con un pensamiento o con un éxito del pasado. Nunca tenemos dos victorias exactamente iguales, nuevas bendiciones te esperan.

Cierta vez escuché que en Japón, la gente cuando cambia el televisor o la computadora, deja el viejo en la calle, por que ni siquiera se preocupan por venderlo. Simplemente aquel que lo necesite, lo levantará de la calle y el que no, lo dejará en el suelo, porque tiene abundancia. Nuestros actos también son declaraciones de derrota y miseria, o de excelencia y abundancia. Lo cierto es que andar con esa mentalidad de no querer soltar lo viejo, gastado y roto, es lo que te impide prosperar y recibir las cosas nuevas que Dios te quiere dar. Nuevas ideas no pueden venir a tu mente, nuevas unciones y poder no se pueden desatar en tu vida, nuevos proyectos no lo puedes concebir porque sigues con la misma revelación que recibiste en un libro o un culto de hace veinte años. Hay más de Dios ahora, renuncia al espíritu de estancamiento y lo nuevo vendrá.

Las pequeñas cosas que hacemos hablan mucho de nosotros. Hay familias que usan toda una vida vajilla viejísima, gastada, que da vergüenza. Y a su vez guardan juegos de platos y tazas totalmente nuevos y nunca los usan, porque tienen un espíritu de miseria en su corazón que los mantiene esclavos, cuando cambie tu forma de pensar, podrás estar listo para las nuevas oportunidades.

La ropa que usas hace años, aunque este en buen estado, refleja tus pensamientos y tu estilo de vida de cierta etapa ¿te quedarás toda la vida en esa etapa?, ya es tiempo de bendecir a alguien que no tiene y compres algo nuevo para ti, hazlo como símbolo de fe que cosas nuevas vienen. No me refiero a la vanidad o narcisismo de derrochar todo el dinero en prendas costosas, sino a glorificar a Dios con todo, no solo con las palabras. Transforma tú interior y exterior, entonces lo que vendrá, será sorprendente.

»Y nadie pone vino nuevo en cueros viejos. Pues el vino reventaría los cueros, y tanto el vino como los cueros se echarían a perder. El vino nuevo necesita cueros nuevos. Marcos 2:22 (NTV)

Dios tiene abundancia para darte, tiene mayor crecimiento, no quiere que te preocupes y aguantes como si estuvieras en época de guerra. Jesús dijo que el vino nuevo (que es la unción nueva, el poder, las revelaciones, ideas, proyectos y contactos nuevos) no pueden ser puestas en un cuero u odre viejo, porque se rompen, no soportan ambas cargas. Lo nuevo no puede convivir en el mismo envase con lo viejo. Si compras una botella de refresco nuevo ¿se te ocurre vaciarlo en una botella que tienes en tu refrigerador con una bebida llena hasta la mitad guardada hace una semana? El sabor de lo viejo terminaría arruinando el sabor de lo fresco. Así pasa con nuestras etapas, con los pensamientos, con la búsqueda de la presencia de Dios, hay cosas nuevas que van a cambiar en tu vida. Nuevo empleo o mejores condiciones, nuevos ascensos, nuevos proyectos, mayor crecimiento, bendiciones nuevas vendrán.

Repite estas palabras como una declaración de un tiempo nuevo:

«Hoy declaró que cosas nuevas vienen a mi vida, renuncio a la mentalidad de temor, de miseria y de comodidad, para alcanzar cosas mejores y mayores. Declaró que recibiré tanta prosperidad que no tendré temor de quedarme sin nada. No acumularé cosas por temor o incredulidad, sino que sembraré todo lo que no use para bendecir al que no tiene. Declaró que ideas nuevas vienen a mí y recibo una unción poderosa que me prepara para algo nuevo. Recibo en mi corazón cosa que ojo no vio, ni oído oyó, ni ha estado en corazón de hombre alguno. En el nombre de Jesús» Amén

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