Tus pies están sobre la roca eterna que es Cristo Jesús. Tu familia está sobre tierra firme como el monte de Sión. Jamás serás conmovido, porque tu confianza está puesta en Dios. Tus desafíos o enemigos no podrán vencerte jamás.
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Salmo 125:1-2 dice: “Los que confían en el Señor están seguros como el monte Sión; no serán vencidos, sino que permanecerán para siempre. Así como las montañas rodean a Jerusalén, así rodea el Señor a su pueblo, ahora y siempre”.
El mal no puede remover el cimiento de los justos, que son los que confían en el Señor. No hay persona, ni diablo que pueda destruir tu vida, porque los que confían en Dios, están parados sobre una tierra firme e inconmovible. Aunque pases un tiempo de duda o prueba, si el Señor es el centro de tu fe, no hay tempestad que pueda remover tu destino, porque ha puesto bajo tus pies un cimiento inconmovible, que es Cristo, la roca eterna. Además nos ha rodeado con montes de protección, que son el escudo de nuestra fe, cosa que el mal no pudo, ni podrá traspasar.
Jerusalén está situada sobre el monte de Sion, y rodeada de otros montes, que son un símbolo físico, que Dios eligió usar, para mostrarnos que aquellos que lo aman, están custodiados de forma permanente.
Ninguna persona, ni prueba, ni angustia, podrá remover tu cimientos. Recuerda ésto amigo/a: no serás vencido. El mundo confía en cosas que puedan ser vulneradas, pero los que confían en el señor jamás serán removidos.
Hagamos juntos ésta oración:
Padre Dios, estoy parado en el monte de Sión que es Cristo, mi roca eterna e inconmovible. Nada me derribará, ni me hará temblar. En toda situación estaré seguro, porque confío en ti jamás seré vencido, lo creo y declaro en el nombre de Jesús. Amén”
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