Reflexiones Cristianas de Amor Escritas

El día que no volverá

Por Esteban Correa

¿Te habías puesto a pensar que este día no volverá?, será único e irrepetible. Lo que hoy hagas será un ladrillo más en la construcción de tu vida.

Si perdemos este día en cosas vanas y sin sentido retrasamos cosas buenas y bellas, entorpecemos el camino.

Quizá sea hoy un día determinante donde estamos escribiendo la historia, nuestra historia.

No hagas nada hoy de lo que mañana te sientas avergonzado. Nuestra conducta determina nuestro destino, somos “árbitros” de nuestro porvenir.

Siembra hoy semillas buenas, así cosecharás buenos frutos, rechaza el odio, la amargura y el resentimiento.

Hoy es día de perdonar, de pasar por alto las ofensas. Si alguien te hirió, comprende que todos somos capaces de herir y que nadie es perfecto.

¿Sabes qué hacen los halcones cuando los cuervos quieren atacarlos? Comienzan a volar en círculos remontando a una altura cada vez mayor, y llegan a tanta altura, tan alto que los cuervos ya no pueden llegar, porque su naturaleza no se los permite.

Así debe ser nuestro corazón, como los halcones, cuando el ataque de las falsas acusaciones, el odio, el rencor y las malas intenciones te quieran atacar, toma fuerzas y levanta tu espíritu tan alto, tan cerca de Dios que no puedas hacer otra cosa que amar y perdonar, no dejes tu corazón en la bajeza, en la oscuridad de un mundo confundido; y que tu defensa no sea la venganza.

Y si te has equivocado recuerda que la falta de perdón está ligada con la arrogancia, cuando nos equivocamos la mejor actitud es la humildad de corazón, debemos decir: “Si, me equivoque, perdona, no quiero volver a cometer este error” esta actitud te libera, te mantiene en paz. No hay paz para la soberbia. Seamos sensatos, cualquiera se puede equivocar.

Los sentimientos negativos no hacen más que esclavizarnos, son como algo anclado en el pasado, en un día triste, en un momento hostil, nos mantienen cautivos en el pasado impidiéndonos avanzar, crecer, ser felices.

Si quieres aprovechar bien este día, comienza por estar libre interiormente, porque con heridas no podremos edificar cosas buenas, las ataduras del pasado nos estancan. Si sientes que tu vida está llena de estas ligaduras, tal vez sea bueno comenzar a desatarlas de a una, es un proceso, tal vez no se desaten todas de una vez, pero comienza hoy, no sigas sufriendo, no sigas tratando de ocultar, precipitado, aturdido por una vida de afanes, llena de apuros.

¿qué semillas estas sembrando?, ¿ansiedad?, ¿afán por ser más rico?, ¿egoísmo?, ¿venganza?, ¿rivalidad? Recuerda que todo lo que el hombre siembra eso también cosechará.

Imagina que estás en el último día de tu vida, trasladémonos hasta ese momento. Viajemos y veamos qué pasará. ¿qué ves?, piénsalo. En ese día ya no se podrán remediar muchas cosas, quizás ninguna, tal vez sea muy tarde. Todavía estás a tiempo de llegar a ese día y de sentirte pleno, de decir: He vivido, he amado, he compartido, he dado, he perdonado. No siembres hoy lo que mañana no quieras cosechar, puede ser tarde. Ese día será inevitable.

Con el pasado ya no podemos hacer mucho y el futuro está todavía en juego, solo tenemos control sobre acciones presentes, ocupémonos de hoy. No vivas en el pasado, pero tampoco en el futuro, mientras planeas tu futuro no olvides que hay un presente. Hoy es el día de actuar, de corregir, de re encausarnos y arrepentirnos.

Si aun hay cosas que sientes, no puedes superar, si los problemas te han derribado, entonces es hora de levantar tus ojos al cielo, es hora de mirar hacia el gran hacedor de la historia, el rey de los siglos, invisible a los ojos naturales, pero visible a nuestro espíritu inmortal. Al único y sabio Dios, creador de todas las cosas. Aquel que conoce tu mente y tu corazón y habita en luz inaccesible, a aquel que es Señor del cielo y de la tierra con su trono en dos lugares principales: uno es en las alturas de su reino eterno y otro lugar es en los corazones humildes y sencillos, en los pobres de espíritu, en los que quebrantaron su orgullo y saben que en Él hay una respuesta; una bella respuesta, el nombre de esa respuesta es una persona que se llama Jesús, si, Jesús el Hijo de Dios. Nunca lo olvides, si algo tienes que recordar, es esto: Jesús te ama. Nunca lo olvides: Jesús te ama.

No endurezcas el corazón. Aquel que ha logrado marcar al mundo de tal manera que nos referimos a la historia antes y después de Él, también puede dar un vuelco a tu corazón para darte su vida. Su amor, su camino y salvación.

Ven a Jesús, si quieres una vida mejor, no lo dudes… ven a Jesús. Esta es la verdad que puede cambiar tu vida.

Dile con el corazón: “Gracias Señor Jesús porque me amas, gracias por haber puesto tu vida para que hoy tuviera paz, perdona de todo lo malo que haya hecho, ayúdame a conocerte más.

Señor Jesús, te entrego mi corazón, dame vida eterna y enséñame a amar como tu amas, gracias Dios. Amen”.

Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida y nadie puede llegar al Padre si no es por mi.” Juan 14:6.

 

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