Tradiciones atesoradas de la navidad
Para algunos, el pronunciar “ho, ho, ho” podrá no sonar como la definición de una tradición, pero de acuerdo con Merriam-Webster, la misma es: un patrón habitual de pensamiento, acción o conducta heredado o establecido. ¡Cierro mi caso en lo que respecta a memorias de mi primera y favorita tradición navideña! Tristemente, algunas veces nuestras viejas tradiciones se disipan, pero siempre hay nuevas esperando ser creadas. ¡Y eso puede pasar cuando uno menos lo espera! Mientras hacía mis compras un año, constantemente me tropezaba con tazas y cosillas bonitas. Cada una de ellas parecía saltar y gritarme: “¡A mamá le gustaría esto!” O, “¿No le gustaría esto a la mamá de Jerry?” También fue durante una brecha generacional, así que ningún hijo estaría con nosotros para la festividad. Así que no habría calcetines colgando de la chimenea. Finalmente no pude soportarlo más y comencé a llenar mis bolsas de compra con cositas diversas, y una taza única para cada persona. A continuación me sorprendí a mí misma comprando calcetines baratos como una forma de presentar estos regalitos especiales. Podía sentir el espíritu de la época remontarse en mí al evolucionar mi plan. Una sorpresa de mañana de Navidad sería un evento tan inesperado y excitante. A duras penas podía guardarme el plan. Todos tuvieron que mirar dos veces al deambular por el salón familiar bostezando y frotándose los ojos temprano en la mañana de Navidad. ¡Parecían un grupo de chiquillos dándose cuenta que Santa había estado allí! ¿Quién otro habría colgado y llenado aquellos calcetines? ¡Vaya si fue un gol! Todos expresaron deleite y asombro y parecían como una estampida de renos al correr hacia la cocina para lavar sus tazas para usarlas de inmediato. No hubo discusión sobre hagamos esto cada año. La única pista de que continuaría fue que todos pidieron quedarse con sus calcetines. Desde ese momento estuvimos en marcha. Y esos calcetines de fieltro baratos pronto fueron reemplazados por unos más grandes y mejores. Sí, ¡a veces “más grande” es mejor! En lo que respecta a mí, escoger el calcetín perfecto es mucho más mágico que comprar aquel regalo principal. Ahora, cuando los miembros de la familia empacan para sus viajes navideños, también empacan sus calcetines. ¡Ha habido un par de ocasiones en las que ha cundido el pánico cuando alguien se dio cuenta de que había olvidado algo tan importante como su misma ropa interior! ¡Así que siempre tengo un par de calcetines de reserva “por si acaso”! Después de todo, esto se ha convertido en una tradición atesorada para los “muchachos más viejos” de esta familia. ¡Tradiciones… tradiciones! Para muchos representan una carga y un tedio… pero creo que, en lo que se refiere a la Navidad , quienes tal piensan pudieran estar abrazando el espíritu del famoso personaje de Cuento de Navidad de Andersen, ¡Don Ebenezer Scrooge! Si bien necesitamos mantener claro el enfoque de la Navidad como la celebración del más grande regalo que Dios nos pudiese haber hecho: Su Hijo, Jesucristo, no cabe duda de que la época demanda derroche de paz y gozo (tal y como cantasen los ángeles hace casi dos mil años). ¿Por qué no revisar nuestras antiguas tradiciones navideñas: cancelar algunas, reactivar o renovar otras, y aún crear nuevas? Hagamos de esta Navidad un evento inolvidable, no sólo para nuestros niños (aquellos que los tengan todavía) sino también para cada uno de nosotros y los que nos rodean. Adelante y que el Señor les bendiga. “Tomad doce piedras de aquí, de en medio del Jordán, del lugar donde los pies de los sacerdotes están firmes, y llevadlas con vosotros y colocadlas en el alojamiento donde habéis de pasar la noche.” Llamó, pues, Josué a los doce hombres que había señalado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu; y Josué les dijo: Pasad delante del arca del SEÑOR vuestro Dios al medio del Jordán, y alce cada uno una piedra sobre su hombro, de acuerdo con el número de las tribus de los hijos de Israel.
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