El poder de la resurrección
La mayor parte de los creyentes no camina en el poder de la resurrección.
El enemigo ha robado la revelación de lo que es la resurrección como fundamento de la fe cristiana.
Etapas para extender el reino
Proclamación sin poder. La gente que enseña el evangelio correcto pero no hace milagros.
Proclamación con el poder visible. Demostramos el poder con milagros y echando fuera demonios. En este nivel operó Jesús en la Tierra, predicaba, enseñaba, sanaba y echaba fuera demonios. Fue el primero en cruzar la línea. Dios está levantando un pueblo que cruza la línea a predicar con poder. La línea se cruza por la violencia. La autoridad en la cual Cristo operó fue la que da vivir una vida de obediencia al Padre.
Proclamación con el poder de la resurrección. Los principados y potestades que gobernaban Israel no habían sido derribadas; éstas controlan la mente y los corazones de la gente. Sólo cuando se derriban los principados es que se caen las vendas de los ojos y la gente puede ver el Reino y recibirlo.
Filipenses 3.10
Los apóstoles predicaban el poder de la resurrección de Jesús, no la de Lázaro.
Hechos 4.33
¿Cuál fue la diferencia entre la resurrección de Lázaro y la de Jesús?
Asumimos que Lázaro era un hombre mayor, con debilidades, mal carácter, con malos pensamientos, ira, rencor, odio. Cuando murió, fue sepultado con todos esos pecados, y cuando es resucitado, se levanta con los mismos pecados. No hubo ningún cambio en él, sólo un gran milagro físico. Jesús murió, con todos los pecados de la humanidad, pero cuando resucitó ni un solo pecado se levantó con Él, los dejó todos en el Infierno.
¿Cómo fue la muerte de Jesús?
No podemos entender el poder de la resurrección si primero no entendemos la muerte de Jesús.
Primeramente, no fue cualquier tipo de muerte, si no muerte de cruz. En la época del Imperio Romano, la muerte de cruz era reservada para los peores criminales, desertores del ejército, ladrones, esclavos, y lo más bajo de la sociedad; era la más vil de las muertes, la más cruel, era una tortura lenta, diseñada para producir una muerte larga con el máximo dolor, sufrimiento y humillación.
Deuteronomio 21.22, 23
La muerte de Jesús tiene dos partes: la muerte física y la muerte espiritual, y ambas tuvieron lugar en el Jardín de Getsemaní.
1. Jesús tuvo que beber de la copa que le dio el Padre.
Mateo 26.39
¿Qué había dentro de esa copa? La copa estaba llena de todos los pecados más horribles que usted y yo nos podemos imaginar, toda la suciedad, lo podrido de la raza humana, en un solo ser. ¡Cómo el hijo de Dios, puro y santo que nunca había pecado, de repente recibió sobre Él esta enorme suciedad! todos los pecados de la raza humana. Por eso clamó: “…pasa de mí esta copa”.
El dolor del Calvario no fue tanto el sufrimiento físico, aunque fue horrible, lo más doloroso fue cargar con la concentración de la maldad y la suciedad del pecado humano, desde el principio de la misma hasta el fin. Por eso dijo: “Señor, si es posible pasa de mí esta copa.” (Homosexualidad, mentiras, odio, resentimiento, rechazo, maldiciones generacionales, robo, aborto, asesinato, enfermedades, pecados de ocultismo, brujería, masonería, etcétera).
¿Cómo lidió Jesús con el pecado?
2 Corintios 5.21
No sólo fue el pecado sino también la raíz del pecado, la independencia. La causa principal del pecado es la raíz del ego; gobernar su vida, como Adán. Por primera vez, el Padre y el Hijo se separaban; el pecado levantó una barrera entre ellos. Ése no fue un momento de comunión como fue con algunos mártires de la iglesia; mientras eran apedreados, quemados y despedazados por leones, la presencia de Dios inundaba su ser, y su gracia les ayudaba a morir en paz. No fue así con Jesús; cuando Jesús más necesitaba al Padre, éste se separó de Él.
2. Jesús oró y por la fe recibió su resurrección antes de ir a la Cruz.
Hebreos 5.7
La expresión “le podía librar de la muerte” se refiere a un movimiento de adentro, a sacar de adentro de algo, para salir de allí. Jesús no oró para ser librado de la muerte física; si hubiese sido así, su oración no fue oída. Él oró para salir “de dentro” de la muerte. Esto es diferente. Jesús dijo: “Padre, la muerte tiene más derecho sobre mí, el diablo, el Infierno tienen más derechos por todos los pecados de la humanidad que cargo, pero oro que me libres, me saques “de dentro” de la muerte.” Y fue oído.
¿Cuál fue el último grito de Jesús?
Juan 19.30
Consumado es, en el original griego, es el vocablo “teléo” y significa pagado por completo. Este grito fue de victoria, no de dolor. En el Imperio Romano, se traían gladiadores de diferentes naciones, y los entrenaban para pelear. Entraban a la arena con su espada para pelear y uno de ellos debía morir, y cuando el ganador le enterraba la última estocada a su contrincante vencido, gritaba: “teléo”, o sea, “¡vencido! terminado”. Eso hizo Cristo con el diablo.
Colosenses 2.14, 15
El centurión que estaba debajo de la Cruz, al ver que Jesús estaba en total control de su propia ejecución, se arrodilló diciendo: “verdaderamente, éste es el hijo de Dios.” La gente dice, pobrecito Jesús, le dolían los clavos, por eso gritó. Pero ese grito no fue de dolor, fue un grito de victoria.
El pecado y la muerte habían sido conquistados, pero todavía faltaba algo. Satanás tenía la llave del Infierno y de la Muerte y Jesús las iba a recuperar.
Mateo 12.40
Mientras Jesús estaba en el Infierno, en los Cielos había un juicio, estaban el Padre y el Espíritu Santo; el diablo y sus demonios celebraban su victoria en el Infierno, creyendo que habían matado al hijo de Dios. El diablo tenía las llaves del Infierno y de la Muerte en sus manos. En el Cielo, debía decidirse si Cristo era culpable, si se quedaba en el Infierno o se levantaba. El Padre golpeó el martillo del juzgado celestial y dijo: “¿Qué culpa tiene este hombre? No tiene ninguna culpa, ha sido perfecto en todos sus caminos. Pagado es por completo… por tanto, Yo declaro que todos los pecados que hay sobre Él, toda la suciedad humana permanecerán en el Infierno. Espíritu Santo vé y resucítalo.” Y dice la Biblia, que fue resucitado por la gloria del Padre al tercer día. El Espíritu Santo siempre está donde hay guerra, nunca está quieto. Hubo un terremoto cuando el hijo de Dios resucitó.
Hay una ola del poder de la resurrección por todo este lugar.
Éste es el misterio de la resurrección (Mateo 28.18)
Jesús murió como el último Adán, cubierto con todo su pecado, pero el último Adán nunca se levantó de la tumba. Jesús fue resucitado como un hombre nuevo, como el Señor del Cielo, sobre quien Satanás y el pecado no tenían potestad. Satanás nunca pudo y nunca podrá tocar a este nuevo hombre.
Jesús ganó la batalla legal, pero no la militar. Una vez recibidos el poder y la autoridad para desplazar a los principados y potestades que gobernaban los aires, Jesús se la dio a los 120; mientras, Él ascendió al Cielo para sentarse en su trono a gobernar y reinar.
Efesios 1.22
Pedro predica en Pentecostés y 3.000 personas son salvas y se añaden a la Iglesia. Luego, el mismo Pedro vuelve a predicar y un hombre cojo se sana, y 5.000 personas más se agregan a la Iglesia. Dos años después de Pentecostés, una tercera parte de Jerusalén ya era salva; es decir, más de 20.000 personas se habían convertido en ese corto período de tiempo.
Nuestras iglesias y ministerios necesitan la revelación del poder de la resurrección para proclamar el Reino con la demostración de ese poder y recoger la cosecha. Sobre todo para que podamos ver nuestras ciudades y naciones transformadas restituidas al reino de Dios y a su diseño original.
¿Cómo recibimos el poder de la resurrección?
Recibimos ese poder de la resurrección por la ley de herencia.
¿Qué es la ley de la herencia?
La ley de la herencia es el canal por medio del cual Jesús nos puede transferir todo lo que ganó en la Cruz y en su resurrección. Por la ley de la herencia estamos literalmente en Cristo, participando en todas las etapas de su sufrimiento, crucifixión, muerte y resurrección. Estábamos en sus lomos tal como Leví estaba en los lomos de Abraham.
Hebreos 7.6-10
La Biblia dice también que cuando Abraham pagó sus diezmos, paga también los de Leví, tataranieto de Abraham, tercer hijo de Jacob, porque él estaba en sus lomos, en su descendencia.
¿Dónde estaba Leví en ese momento? Leví estaba en los lomos de Abraham.
¿Qué son los lomos? En hebreo es la palabra “kjaláts” en el sentido de fuerza, como sede del vigor. En griego, la palabra usada en Hebreos 7.10 es “osfús” que significa poder procreador.
Biológicamente, nosotros venimos de un esperma del testículo de nuestro padre. Sin embargo, los hombres no nacen con los testículos en el escroto, estos se encuentran en los lomos (parte inferior y central de la espalda), después bajan al escroto (comienzan su descenso hacia el escroto en la 28° semana de gestación, y el proceso se completa en las 12 semanas posteriores al nacimiento).
El Señor vio la cuarta generación de Abraham, por eso él pagó los diezmos de Leví. Abraham fue el primer diezmador por fe.
Miles de años atrás, nosotros estábamos en los lomos de Adán cuando él pecó, por lo tanto usted y yo estábamos envueltos en el acto. Él escogió desobedecer a Dios y usted compartió con Él su pecado.
Cuando nacimos de Adán, la ley de la herencia funcionó en contra de nosotros, pero cuando nacemos de Jesús funciona a favor de nosotros.
Así como el pecado era una realidad en su vida cuando estaba conectada a la raza de Adán, la justicia es una realidad cuando está conectada con Jesús. A usted nadie le enseñó a pecar, era pecador por naturaleza.
En Cristo, el poder de la resurrección debe ser una realidad
Esta ley funciona así, estábamos en Cristo cuando Él se hizo pecado y pagó el precio del mismo, estábamos en Él cuando fue sepultado y estábamos en Él cuando resucitó de entre los muertos. Éstas son frases que aparecen en la Biblia para ratificar esto: “sepultados con Él”, “resucitados con Él”, “glorificados con Él”, “en Cristo”, “sentados con”.
Romanos 6.4; Romanos 6.1-5
¿Cómo aplicamos los beneficios de su resurrección a nuestra vida?
Los beneficios de la Cruz deben ser aplicados individualmente y sólo por medio de la fe. Soy un gran beneficiario de la herencia que Jesús ganó en la Cruz; todo lo que era contrario a mí en Adán, ahora es a mi favor en Cristo. Todo lo que perdí en Adán lo gane en Cristo.
¿Cómo vivir y caminar en el poder de la resurrección?
1. La única condición para vivir en esta vida de resurrección es hacer lo mismo que Jesús hizo: estar listo para morir todos los días al ego, a la carne, independencia, autosuficiencia, vida egoísta. Debemos crucificar el “yo”. Juan 12.24, 25
2. Para recibir el poder de la resurrección, lo tenemos que hacer por fe.
Jesús murió una vez y para siempre por el pecado, nuestro viejo hombre fue crucificado y a través de la ley de la herencia, recibimos todos los beneficios que Él obtuvo en la cruz del Calvario.
+ Prédicas Escritas | Guillermo Maldonado