El temor de Dios
Adora, respeta y ríndele honor a tu único y verdadero Dios. El santo temor de no ofenderle debe ser la motivación de todo cuanto hacemos.
En Isaías 11: 3 leemos: Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni por lo que oigan sus oídos
El Espíritu Santo tiene siete facetas y una de ellas es la del temor de Dios. Para comprender esta faceta debemos hablar de las tres motivaciones de los creyentes. Nos impulsan la voluntad de Dios, el amor y temor hacia Él. En nuestro matrimonio, negocios y vida familiar, muchas veces hacer Su voluntad es suficiente; en otras situaciones basta el amor a Dios, pero hay momentos cuando lo único que puede motivarnos a obrar con rectitud es el temor de Dios.
Génesis 22: 12 dice: Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.
Abraham ofrendó a su hijo porque temía y respetaba a Dios, no solo porque le amaba y quería cumplir Su voluntad. Ese temor es un terror santo que se desata en nuestras vidas para que hagamos lo correcto.
No es el temor natural que sentimos en situaciones extremas como cuando estamos en peligro de muerte. Tampoco es temor de cobardía que tiene cuatro características: proviene de Satanás, nos paraliza, atormenta y hace huir. Dios no te da espíritu de cobardía sino de autoridad para confrontar tu situación.
El temor de Dios tampoco es aquel religioso superficial que procede del hombre y esclaviza. Mucho menos puede confundirse con el temor a los hombres que los hace ver más poderosos que el mismo Dios, que es opuesto a la confianza en Él y no promueve la obediencia al Padre. Entonces, el temor de Dios es la reverencia y respeto que le tenemos y evita que le ofendamos.
Éxodo 20:2-3 nos recuerda: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí.
Dios es el dueño de toda preeminencia. Somos sus criaturas y es justo que le demos el primer lugar en nuestras vidas. Aquello que más temes es lo que se convierte en tu dios, así que témele a Él, que te dio la vida y se sacrificó para darte la salvación. Las crisis, enfermedades y pecados no pueden sustituir Su lugar. No temas más al diablo que a Dios. Es momento de darle la honra a quien la merece. Este es un tiempo donde la fe de los cristianos está siendo probada.
El temor de Dios debe motivarnos a llevar una vida santa. Cuando el amor ya no funciona el temor debe inspirarnos respeto.
La base fundamental de donde proviene la sabiduría es del temor de Dios. Uno de los dones que admiro en el pastor Cash Luna es su sabiduría que proviene de esa integridad y temor que tiene de Dios. Los pastores tenemos debilidades, somos humanos pero el temor nos guarda de caer en pecado y tentación. Pido por el temor en mi vida y en la de todos los hombres justos. La inteligencia es educación pero la sabiduría viene de un corazón que teme al Señor. Si quieres derramamiento y gloria debes estar preparado. Corrige tu conducta y busca la santidad.
Es tiempo de arrepentirnos. La iglesia solamente crece y se edifica en el temor de Dios. Lo que crece bajo mentira es superficial. El temor es respeto y reverencia. Recuerda que puedes temerle hasta que reconozcas Su santidad.
La santidad es el atributo y esencia del Señor y lo que debe moverte a temerle con reverencia. Si has perdido el temor de Dios clama para recuperarlo en tu boca, en tus ojos, mente y corazón para luchar por lo bueno y santo. (ver fragmento en video, "el temor de Dios")
+ Prédicas Escritas | Guillermo Maldonado