La fe que conquista
No te focalices solo en el problema, aunque te abrume, pues el Señor de los Señores está actuando en lo secreto y lo que te traerá paz es la fe.
Números 13:25 al 14:11
Podemos ver en este relato, un momento muy particular del pueblo de Dios. Habían peregrinado 40 años por el desierto, luego de haber sido liberados por Dios de la esclavitud de Egipto. Habían llegado por fin a las fronteras de la tierra prometida. Era sin duda un momento de crisis. Y en ese momento se pudo notar la gran diferencia entre la fe muerta y la fe viva y real.
Todos tenemos que atravesar crisis, y es justamente allí donde nuestra actitud marca la diferencia. Aunque los problemas sean los mismos (como en este caso, todo el pueblo tenía que enfrentarse a los enemigos pero se encontraron con dos reacciones diferentes), podemos tener dos miradas diferentes frente al problema en sí:
• Mirada humana. Refleja lo que uno puede ver como persona, lo que puede razonar. Se basa y se limita por las debilidades y los recursos presentes en ese momento.
• Mirada de Dios. Es el mirar desde la perspectiva de Dios. Ya no se basa desde mi razonamiento sino que se analiza la situación desde el trono, con los ojos de Dios, sabiendo que Él tiene todos los recursos a su disposición.
Y aunque en momentos de presión nos sentimos tentados a razonar las cosas según nuestra perspectiva, el mirar con los ojos de Dios es verdaderamente, la fe. En Hebreos 11:1 encontramos la definición clásica de la fe. Esta aclara que es una convicción, una certeza de lo que todavía no se ve con los ojos naturales. Entonces, ¿cómo puedo estar convencido de aquello que no puedo ver? Simplemente porque es una realidad en lo espiritual y en ese momento es cuando tengo que activar los ojos del corazón (Efesios 1:15-19).
La fe viene por el oír
Nuestra fe no es una fe ciega, pues no vamos tanteando por la vida una realidad que no vemos, sino por el contrario, somos guiados por Dios a través de la revelación dada por su Espíritu.
Estas revelaciones nos muestran que es lo que el Señor está haciendo en lo secreto y que pronto se está por desatar en lo natural. Y aunque todavía no lo pueda ver y tocar, ¡ya es una realidad en lo espiritual!
En Romanos 10:17, habla de que la fe viene por el oír. Esto se refiere a cuando Dios habla al corazón, dando una palabra genuina. Esta revelación personal es la que ilumina tus ojos espirituales y puedes ver algo que antes no divisabas. ¡Nunca te olvides que Dios está contigo! ¡¡Y está actuando en lo secreto lo que pronto verás con tus propios ojos!!
Es por eso que es muy importante ver nuestra vida con los ojos de Dios.
Al creer, el avance trae la victoria
Y fue justamente lo que le ocurrió al pueblo de Dios en Cades-Barnea. Dios les había prometido entregarles por herencia toda la tierra de Canaán. La cual era muy fértil (…donde fluye leche y miel). Era apta para criar ganado y también una zona de flores coloridas. Luego de tantos años de esclavitud, el Señor les había preparado algo precioso para que disfrutaran. Pero para llegar a ella, tenían que enfrentarse a un gran desafío y era vencer a los ocupantes. Estas eran naciones fuertes, con murallas muy altas (como en el caso de Jericó). Estaban en las puertas de la promesa pero debían luchar por ella. Tenían que creerle a Dios y avanzar en obediencia y fe. El Señor les había dicho que pelearan, pero confiando en que Él ya había dispuesto la victoria. Dios era quien les iba a entregar la tierra.
Pero ellos debían creer en esa palabra y actuar en consecuencia. Así es nuestra vida cristiana, la cual no está exenta de desafíos. Vamos que tener que enfrentarnos a batallas pero lo importante es que Dios nos va a dar la victoria (Juan 16:33).
La mirada del guerrero conquistador
En ese momento, el pueblo acampó en Cades-Barnea, en el límite de la promesa y enviaron 12 espías (uno por cada tribu) a reconocer la tierra. Al volver, 10 de ellos trajeron un reporte negativo resaltando la fortaleza de los enemigos y las debilidades de los hebreos. Mientras que dos de ellos, Josué y Caleb, trajeron un informe diferente, donde afirmaban que la tierra era muy fértil y los enemigos difíciles pero que al estar de la mano del Altísimo, todo sería simple de conquistar.
Los diez espías miraban la situación con la mirada humana, mientras que Josué y Caleb habían visto la tierra con la mirada de Dios.
Cambiemos nuestra mirada a la de un conquistador, tal como lo hicieron Josué y Caleb! Dios está contigo y hará milagros!
La mirada de Dios, es decir, la fe es la que trae paz y seguridad. Cuando Él nos habla, tenemos paz. Aunque no veamos ningún cambio, sabemos que se está resolviendo y solo es cuestión de tiempo y obediencia. Pero en cambio, cuando no le creo, viene la depresión, el temor y las divisiones.
¿Cuáles son las consecuencias de no creerle a Dios?
Cuando no le creo al Señor, cuando no busco una palabra de parte suya, sobrevienen consecuencias a las cuales nos tendremos que enfrentar:
1. Sentimientos de impotencia (v13:31). Los diez espías que venían con la mirada negativa e incrédula, que vieron el desafío y se asustaron dijeron “no podremos”. Sea cual sea tu situación, aunque sientas que no puedes y verdaderamente esa sea la realidad humana, es allí donde Dios quiere hablarte al corazón y elevarte a una nueva dimensión de fe. Él se fortalece en tu debilidad y te muestra que es real en tu vida y en tu necesidad! (Filipenses 4:13 y Marcos 9:23).
Tienes en tus manos un recurso extraordinario que es la oración y al Señor que la escucha. Así lo quiso Dios. Él ha dispuesto que no hará nada sin la oración de su pueblo. Si no oras con fe, sino le pides, no actuará. El Señor ha decidido que lo que atemos en la tierra, será también atado en los cielos y lo que desatemos en la tierra, se desatará en los cielos (Mateo 18:18-19). Tienes, por tanto que dar el primer paso y hablar con Él.
Cree y todo te será posible. Los sentimientos de impotencia son el resultado de mirar la situación de acuerdo a las propias posibilidades. Cuando comienzas a orar en fe y reclamarle al Señor sus promesas, estás entrando en una nueva dimensión que es la de la fe.
¡El Señor es un Dios de milagros!
2. Sentimientos de inferioridad (v33). Los espías se sentían langostas frente a los ocupantes de la tierra. Pero la cuestión es que primero ellos se veían a si mismo como insectos fácilmente aplastables, produciendo que los enemigos también los vieran así. Si cuando atraviesas por alguna situación tiendes a sentirte culpable, poca cosa y a descalificarte es vital que recuerdes que eres un hijo de Dios y eres tan importante en el reino del Señor que aunque hubieras sido la única persona que existía en el mundo, Dios igualmente hubiera enviado a su Hijo para salvarte de la condenación. No te compares, porque todo lo que recibas será por pura gracia! Y si hay algo que revisar, ponlo en la presencia del Señor y pide perdón para que el Señor enderece lo torcido. Dios hará grandes cosas en tu vida porque te ama!
3. Sentimiento de tristeza y desánimo (v14:1). Todos podemos pasar un momento de desánimo y tristeza pero allí es donde viene la fe que viene para decirte que “Dios viene con tu respuesta”. Cree más que nunca que aunque no lo ves con tus ojos, el Señor está obrando en tu vida y que su gozo es tu fortaleza!
4. Sentimientos de muerte (14:1-2). Si vemos la actitud del pueblo, ellos preferían morir que enfrentarse a los gigantes. Y en ocasiones, cuando la prueba es prolongada, uno se abruma. Si no está firme, puede llegar a un estado tal de abatimiento que llega a ver la muerte como una salida. Así se sentían los hebreos, pero lo único que tenían que hacer era creer! ¡Lo que tenían por delante era precioso! Dios no te trajo hasta aquí para volver atrás, pues tiene algo precioso para tu vida! Tal vez estás mirando una montaña de ruinas de lo hermoso que fue tu vida, y no puedes sacar la mirada de esas ruinas pensando que ya no hay nada después de eso, pero recuerda que no será con tus fuerzas, sino que el cambio vendrá con su espíritu (Zacarias 4:6)!! .
Quizás estés de luto porque has perdido cosas y crees que no podrás ser feliz nuevamente, pero el Señor quiere abrir hoy tus ojos y decirte que lo mejor siempre está adelante! Estás frente a la promesa, solo debes creer y avanzar sabiendo que Él está a tu lado!!!
Aún con pocas fuerzas y lágrimas en los ojos, sigue adelante (Apocalipsis 3:8). Él ha abierto una puerta delante de ti que nadie podrá cerrar!
Solo cree en su amor por ti.
5. La queja (14:2-3). Los hebreos se quejaron primero contra los líderes y luego contra Dios. La queja es contraria a la fe. En lugar de darle lugar a la crítica, hay que darle gracias a Dios por lo que está por hacer! Y aunque las crisis provoquen la tentación a echarle la culpa a alguien, esa mirada no te lleva a ningún lado. La mirada de Dios te llevará, por el contrario, aunque no lo entiendas a la salida y al milagro. Todo el libro de Job desarrolla el tema del sufrimiento de los justos y aunque hay muchas respuestas teológicas la respuesta es que a pesar de todo, debo confiar en Dios. El Señor te cambiará primeramente a ti y luego a tu situación. También tenemos a Habacuc (Habacuc 1 y 2), el profeta que comienza su libro con la queja y Dios le contesta: “Yo veo bien lo que está ocurriendo, el que debe mejorar su visión eres tú (parafraseado)” Dios está haciendo una obra maravillosa!
No te focalices solo en el problema, aunque te abrume, pues el Señor de los Señores está actuando en lo secreto y lo que te traerá paz es la fe. ¡El Señor no se tarda!
6. La apostasía, el renunciar a la fe. (v14:4). Egipto simboliza nuestra vida sin Dios, la esclavitud al pecado, los vicios, la depresión y la inseguridad. Ellos preferían volver a Egipto, volver al mundo porque consideraba erróneamente que en Dios tenían más problemas que antes. Muchos cristianos de este tiempo, creen que venir a la iglesia es sinónimo de resolver problemas únicamente y se olvidan del amor a Dios. Y por eso, en las pruebas, lo que deciden es dejar todo y volver atrás. Es hermoso caminar con Dios y estamos aquí porque fuimos llamados a cumplir sus propósitos gloriosos en esta tierra!
La parábola del sembrador hace referencia a quienes escuchan la palabra y dan frutos y también los que lo hacen de una manera sentimental que al enfrentarse a una crisis, abandonan la fe. Aunque la palabra es la misma, el fruto depende de tu corazón, de la tierra donde permitas que Dios plante su semilla.
Aunque estés en una crisis, y te estés replanteando si vale la pena estar en la iglesia, nunca estarás mejor que tomado de la mano de Jesús! Solo Josué y Caleb entraron a la promesa porque tenían el espíritu de la fe en sus corazones. No te sientas impotente porque la pelea es de Dios, permite que la tristeza y la queja se vayan! Dios quiere sorprenderte y cambiar tu lamento en baile! Deja de lado la mirada humana que todo lo razona y comienza a ver tu vida tal como Dios la está viendo. Busca su presencia y prepárate para recibir su palabra, con la cual vendrán también la paz y la seguridad de que todo se va a resolver! ¡¡Tu respuesta no tarde, sino que llega pronto!!
+ Prédicas Escritas | Claudio Freidzon