Palabra Del Aliento Para Bendecirte Hoy

Palabras de Aliento

 

Siembran mucho, pero cosechan poco.

 

Por Esteban Correa

El trabajo excesivo no es lo que produce una real bendición en nuestras vidas. La verdadera bendición procede de hacer las cosas de corazón como para el Señor

 

Dios es el que llena de alegría nuestros corazones, no el dinero, Dios es el que da la capacidad de disfrutar el dinero, y no es el dinero solo lo que produce una verdadera satisfacción, sino es estar bajo la bendición de Dios. Necesitamos estar bajo una bendición, no solo para tener dinero, sino para disfrutarlo verdaderamente a la manera de Dios.

“A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos”. 1 Timoteo 6:17

Dios nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. El legalismo ha engañado a muchos diciendo que el placer es malo, pero Dios es el creador de los placeres y nos dio la capacidad de disfrutar. El placer nunca es negativo, lo negativo es la trasgresión, el pecado.

Eso es lo que enseña la Biblia, que Dios quiere nuestra felicidad, nuestra alegría y el disfrute de todas las cosas en abundancia; pero también el texto dice: “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas”.

Jesús enseño que no se puede servir a dos señores, o servimos a Dios o servimos a las riquezas; y 1 Timoteo 6:10 declara: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero”, por lo que el problema esta en nuestra apreciación del dinero, hay personas que Dios no las prospera en gran abundancia porque corren el peligro de codiciarlo y amarlo mas que a Dios. De hecho si una persona ama mas el dinero que a Dios tarde o temprano ira corriendo detrás del dinero olvidándose de poner su corazón primero en el Señor. Y ningún servidor del dinero puede ser feliz sirviendo a “este dios”.

Dios cambiará nuestro corazón para quitar la avaricia, el egoísmo y la codicia.

Dios te quiere bendecir en todas las cosas, nunca lo dudes, y para eso murió Cristo, ya que la salvación añade, paz, salud y prosperidad.

Pero debemos comprender que el Señor es quien da la capacidad de disfrutar verdaderamente y de quién descienden todas las bendiciones verdaderas. No es solo angustiándose por más dinero que seremos felices, sino trabajando diligentemente pero agradando a Dios. Con un corazón recto, temeroso de Dios y apartado del mal.

Él es quien nos da la verdadera riqueza espiritual y material sin añadir tristezas (Pr. 10:22)

Cuando entendemos esta revelación seguiremos trabajando en la misma actividad, pero con un corazón cambiado, libre de la codicia y el afán que producen angustia y ansiedad.
En todo el capitulo uno de Hageo Dios reprende al pueblo porque no se ocupaban de reconstruir el templo, que era la casa de Dios. Se ocupaban solo de sus intereses egoístamente y nada del Señor. Su corazón no era recto. Hoy en día el templo de Dios somos nosotros, somos la iglesia, y la mayor prioridad esta en reconstruir nuestra vida espiritual, en amar a Dios sobre todas las cosas, en tener un corazón recto, estar libres de toda contaminación, alegres, fervientes, buscando agradarle ante todo, confiando en el, perdonando y desechando todo egoísmo.

“Ustedes siembran mucho, pero cosechan poco;
comen, pero no quedan satisfechos;
beben, pero no llegan a saciarse;
se visten, pero no logran abrigarse;
y al jornalero se le va su salario como por saco roto.»
Así dice el Señor Todopoderoso:
¡Reflexionen sobre su proceder! (Hg. 1:6)

Si no estamos bendecidos, no podemos bendecir. No solo se trata de servir a Dios, sino de tener nuestro corazón calibrado con su Espíritu Santo, y de esta forma, seremos una gran bendición en todo lo que hagamos. Debemos restaurarnos, sanarnos, llenarnos de su palabra y así podrás ser una verdadera bendición en tus servicios y actividades.
Dios no aprecia tanto el esfuerzo sino que más bien valora más la obediencia y el espíritu con el cual trabajamos.
Reconstruye ante todo tu vida espiritual, tu comunión con Dios, desecha todo pecado y pone tu total confianza en Dios, luego trabaja, acciona y obra por la fe y verás como el Señor todopoderoso derramara sobre tu vida la verdadera bendición que viene de lo alto.

El sabio salomón dijo:

“El que ama el dinero no se saciará de dinero; y el que ama la riqueza no sacará fruto.”


“Asimismo, a todo hombre a quien Dios da bienes y riquezas, le da también facultad para que coma de ellas, tome su parte y goce de su trabajo. Esto es don de Dios”. (Ec. 5:10;19)

No debemos amar a las riquezas, sino a Dios con todo el corazón y el nos dará mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, esta es la verdadera bendición que un hombre puede recibir.

“Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto”. Santiago 1:17 (NVI) (Por esteban correa)


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