Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7
No te preocupes. Es fácil decirlo, pero sumamente difícil practicarlo. “¡Es que tengo tantos compromisos! Mis obligaciones son muchas y no puedo cumplir con todas ellas….mis hijos y las responsabilidades del hogar me
sobrepasan… es que tengo tantas deudas… no llego a suplir las necesidades de mi familia”.
¿Puedes identificarte con este tipo de declaraciones? seguramente sí. Todos de una u otra manera somos invadidos por compromisos, responsabilidades, fracasos, enfermedades, deudas, problemas familiares y un sin fin de situaciones que solo nos conducen a un sitio llamado “Preocupación”.
Vivimos en un mundo agitado, y todos podemos ser víctimas del afán, la ansiedad y la preocupación. Algunos lo manifiestan exteriormente expresando irritabilidad hacia los demás y nerviosismo, mientras otros libran su batalla por dentro enterrando su dolor en los rincones de un corazón triste y atribulado.
La voluntad del Señor no es que vivas así. “echando toda vuestra ansiedad sobre El, porque Él tiene cuidado de vosotros. (1 Pedro 5:7)
Él tiene cuidado de ti. Solo te pide que acudas a El cada vez que te sientes ansioso o preocupado. No trates de sostener la carga que le corresponde llevar al Señor. Cuando él te pide algo te dará los recursos necesarios para cumplir su asignación.
Si él te solicita que dejes de preocuparte, es porque él sabe qué hacer con tu necesidad. El desea que tu espíritu este en paz. El solo se revela en una mente calmada y en paz. Es allí que escucharas su voz trayendo sabiduría y
revelación a tu vida. Mientras más responsabilidades tengas más necesitaras oír la voz de Dios dirigiéndote y dándote la sabiduría necesaria para conducirte hacia el éxito.
Ese es el método del Señor. Aprovecha este preciso momento para abrir el corazón y dejar a sus pies toda
necesidad y preocupación.
Oremos así:
Padre celestial, gracias porque tú tienes cuidado de mi
Tu voluntad para mi es que tenga paz y seguridad en mi corazón
Dejo esta carga en tus manos y prosigo a la meta.
Si he maltratado a mis seres queridos o cercanos, por causa de la ansiedad o el
nerviosismo, te pido perdón por ello, ya que el peso del pecado me impedirá
avanzar con libertad.
El enemigo y sus temores no tienen lugar en mi mente y corazón.
Corto las cadenas de esclavitud y me libero del afán y la ansiedad
Soy libre de preocupación y recibo paz en mi corazón.
Recibo sabiduría para la resolución de problemas.
En quietud y en paz abres mis ojos para ver el camino hacia la abundancia, la
salud, la unidad familiar, la prosperidad y recibo ahora estrategias que me
conducirán al éxito.
Pido, creo, declaro y recibo todo esto y mucho más, en el poderoso nombre de
Jesús. Amen
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