La corrupción es un espíritu, y puede venir hasta un creyente a través de las maldiciones generacionales, hoy queremos enseñarte con nuestro video y 1 Timoteo 6:10, a ser libre de esta tentación. Un espíritu corrupto siente envidia cuando, por ejemplo, ve los movimientos de transacciones del comercio o empresa donde trabaja, y se afana porque siente que gana poco; y comienza a planificar cómo utilizar los contactos o desanima en su trabajo, porque codicia ganar más.
Un espíritu corrupto, nunca analiza los gastos en los que incurre, la empresa para la cual trabaja para mantener una plantilla de empleados y los costos de producción, siempre piensa en sí mismo, y se ciega. Si conoces a alguien así, ayúdale a ser libre esta mañana.