Por mucho que haya sido lo que pasaste, sea en salud, o en cualquier otra situación que te dejó devastado, debes atesorar la promesa, de que El Señor lleva la cuenta de cada uno de tus cabellos, de cada una de tus acciones, y ha visto todo sacrificio que has hecho ante su Presencia como ofrenda; y cuando menos lo esperes, comenzarás a recoger sobre abundancia de frutos.
En todas las áreas donde fuiste procesado, allí verás cuanta unción, cuanto vino nuevo, el Padre derramará sobre ti. Solo confía.