Cuando aprendes a ver las pruebas como parte del proceso, y en lugar de quejarte, o afligirte, lo conviertes en un reto para revertir en oración, empiezas a tener la revelación de Romanos 8:32, que es justamente el verso, con el que construimos una oración que este mañana te llevará a niveles sobrenaturales donde solo encontrarás gozo.
Dedica el mismo tiempo que antes utilizabas en sufrir, dedícalo a dar testimonio de los milagros de Dios en tu vida, y verás como ya las pruebas no te afectarán, por el contrario te fortalecerán en Cristo.