Devocionales

Creyendo con fe en las promesas de Dios, con Isaías 65: 8-25

Señor, Tú eres el Dios único y verdadero, el Dios viviente. Nosotros creemos en tus promesas, recibimos tus bendiciones con agrado y alegría porque Tú, mi Dios, nos has salvado. Lo que nos prometiste lo cumpliste a todos los que te buscamos, y todo ha sido para tu honor y gloria. Nuestro pueblo y todas las naciones juntas te alabaremos hasta los últimos tiempos pues Tú, Señor,  has abierto una puerta de esperanza.

En tu palabra, en Isaías capítulo 65, versos del 8 al 10, versión Reina Valera, nos has dicho que:

“Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo. Sacaré descendencia de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí. Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle de Acor para majada de vacas, para mi pueblo que me buscó.”

Nos has dicho, también, Señor, que, si nos apartamos de tus enseñanzas, adorando a otros dioses y olvidándonos de lo que apruebas, sufriremos. Si nos olvidamos que eres el Dios de bondad y misericordia, único y verdadero, no seremos parte de tu heredad, nos harás morir, pasaremos hambre, sed y miseria. Y al contrario si te seguimos como tu pueblo cumpliendo lo que has dicho que te agrada seremos poseedores de la tierra santa, nos darás abundancia, nuestro trabajo prosperará bajo tus ojos, Señor.

Señor, te alabamos cantando con alegría porque Tú nos has prometido felicidad, tendremos gozo, cantaremos  y pediremos al Dios fiel que siempre nos ve y nos escucha, derramando su perdón por nuestros pecados. Nuestra desobediencia pasada la has olvidado, minimizando y olvidando lo que hemos hecho contra tu santo nombre. Somos tu pueblo y te debemos obediencia acompañada de un inmenso amor hacia ti.  Crearás nuevas tierras para  todas las naciones que siguen tus preceptos  creyendo en tu promesa.  Producirán las tierras en abundancia y nuestro trabajo no será forzado ni seremos esclavos. Nos has prometido todas esas maravillas aquí en la tierra, si somos fieles a Tu palabra.

Estamos confiados bajo tus ojos que nos ven con amor y en tu presencia bendita y eterna, Dios amoroso y misericordioso. Nuestro trabajo no será en vano, veremos sus frutos con abundancia, todos gozaremos de tu bondad, los seres humanos estaremos transformados ante tu amor y justicia. Nos prometiste  un nuevo cielo y una tierra renovada para nosotros, donde el pecado será borrado y no será más,  donde vivirán juntos tanto el lobo como el ciervo, no existirá el mal y todo será bueno para los que te seguimos y obedecemos tu palabra. Al que no quiera trazar los caminos que nos has preparado  su familia será  destruida, pasarán hambre y sed, no tendrán lugar fijo y vagarán por el mundo, finalmente serán eliminados de la faz de la Tierra.

Tu promesa es la creación de un mundo nuevo en el que no habrá  daño ni maldad, donde todos viviremos felices, en paz, con alegría,  ayudando al necesitado, compartiendo con alegría el fruto de nuestro trabajo y proclamando la buena nueva entre todas las naciones que verán todas las maravillas que nos das en abundancia como elegidos. Nos has salvado con tu amor en abundancia porque hemos elegido el camino que nos anuncia Tu palabra. Que todos los pueblos vean lo sencillo que es estar en tu amor, sólo seguirte Dios eterno, hacer lo que nos mandas con respeto y amor hacia ti.

La tierra prometida será para los que te seguimos y acatamos tus mandamientos fielmente. Nos has prometido y cumplirás porque eres  justo, tu poder no tiene fin. Nos darás sin haberte pedido, responderás antes de que hayamos hablado. Quiero gozar de todas tus maravillas en este mundo y en el Edén. Señor, Dios único y verdadero. Allí alcanzaremos la plenitud de nuestra vida.

Que de nuestra boca salgan siempre gritos de alegría, que nos escuchen todos y cantemos con alegría alabando al Señor nuestro Dios que es nuestro Padre. El Señor nos ha dado y nos dará mucho más en abundancia; que siempre todas las naciones puedan ver tus maravillas y te sigan, que se transforme sus corazones por obra de tu Santo Espíritu y que tu pueblo sea inmenso. Abarca, Señor, con tu poder la tierra entera. Te alabamos Dios y Señor nuestro, ahonda en nuestra conciencia, llévanos a buen término, haznos brillar ante el mundo. Te alabaremos por siempre, guiados por la luz de nuestro Señor Jesús, amén.

 

 

 

 

 

 

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