Yo no puedo involucrarme en las cosas de Dios porque mi vida es demasiado sucia para acercarme a Él”. Así piensan muchas personas que luchan con pecados y hábitos ocultos: pornografía, adulterio, violencia familiar, drogas, alcoholismo, infidelidad, prostitución. … Pero a Jesús siempre se le acercaban todos los considerados inmundos, sucios, pecadores. La Biblia está llena de historias de héroes imperfectos. Así que no bajes los brazos. Preséntate ante el Señor tal como eres, con tus errores y tus fracasos, porque mientras continúes esforzándote por ser mejor, Él te dará la fuerza que necesitas para vencer tus batallas.