¿Cuántos de nosotros podemos decir ‘de no haber encontrado a Jesús yo sería un hombre, una mujer gris, pero me encontré con Él y estoy siendo una bendición a las naciones, a mi familia, a la gente que me conoce? Muchas personas reaccionan ante la vida, se conforman con lo que tienen y no se atreven a ir por lo mejor, por lo que Dios tiene destinado para ellos, y se auto-limitan por las responsabilidades de la vida cotidiana, la rutina, los fracasos, la culpa o el temor. Pero la vida real es enfrentarse todos los días con un desafío nuevo, sin perder la noción de que Dios nos quiere poner como cabeza y no como cola, por arriba y no por debajo. Un mensaje revelador.