Esteban Correa

La Prioridad es el Corazón No Las Apariencias

Tu mayor valor es la actitud de tu corazón ante los ojos de Dios. No debe ser prioridad la apariencia, ni las formas religiosas. El Señor mira la sinceridad de corazón y se agrada de un corazón arrepentido, humilde y que reconocen su dependencia de Él.

En 2 Samuel 6:16 dice: “Entonces, cuando el arca del Señor entraba a la Ciudad de David, Mical, hija de Saúl, se asomó por la ventana. Cuando vio que el rey David saltaba y danzaba ante el Señor, se llenó de desprecio hacia él”.

David trasladaba el Arca de Dios a su ciudad y esto le causó tanto gozo que danzó con todas sus fuerzas en adoración. Pero a Mical, le pareció despreciable y vulgar su danza ante los ojos de los demás. La biblia dice que David era un varón conforme al corazón de Dios, escogido para ser Rey, hombre de oración, quién escribió gran parte de los Salmos, era su prioridad amar a Dios; cosa que no valoran las personas superficiales, que solo se dejan llevar por las apariencias. Se preocupan solo por la imagen que proyectan ante el ojo de los hombres y por lo que otros piensen de ellos.

Esto los hace caer en la trampa de no ocuparse de su corazón ante Dios. Si lo que hacemos, aún como actividad cristiana o de iglesia, no está basada en un amor genuino, en devoción por Dios, no tiene ni agrado ni valor ante el Señor. Un corazón arrepentido, sincero, que se resiste a hacer lo malo y que reconoce su necesidad de Dios, es lo que debe ser nuestra prioridad.

Oremos así:

“Padre Celestial, me arrepiento si fui superficial o puse en primer lugar mi reputación ante los hombres. Dame un corazón que tenga temor de ti. Me arrepiento de toda mala intención y decido amarte sobre todas las cosas, en el nombre de Jesús. Amén”

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