Por John Hagee
Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. 1 Corintios 14:3
El propósito de la profecía del Nuevo Testamento es edificar, exhortar y confortar. La palabra “edificación”, significa construir o fortalecer. La palabra exhortar, significa animar y la palabra confortar significa exactamente eso.
¡El mensaje profético es positivo!
Cuando alguien habla un mensaje a tu vida que te lleva a llenarte de condenación, miedo o perturba tu paz… ese mensaje no fue de Dios. ¡Olvida esa profecía!
Déjame explicarte la diferencia entre la condenación y el espíritu de la convicción. El Espíritu Santo nos da convicción, Satanás nos condena. Cuando el Espíritu Santo nos da convicción, Él dice: “Tu dijiste una mentira, arrepiéntete y sé restaurado”. El Espíritu Santo expone el problema, te dice cómo resolverlo y la solución siempre traerá paz. Después que todo pase, te sentirás levantado, edificado, alentado y confortado.
El espíritu de condenación viene de Satanás y te deja saturado con una sensación de derrota y desesperación. No hay soluciones y no hay edificación, exhortación y confort. ¡No hay nada positivo! Después de todo no hay alivio. Recibe el espíritu de convicción; rechaza el espíritu de condenación.
Permítanme ilustrarlo desde las escrituras. Jeremías 1:10 profetiza, ”Mira, hoy te doy autoridad sobre naciones y reinos, para arrancar y derribar, para destruir y demoler, para construir y plantar”. Las palabras “arrancar, derribar, destruir y demoler”, nos dicen que necesita ser hecho. Entonces el Espíritu Santo nos da una solución positiva ”construir y plantar”. Compara II Corintios 10:8 y 13:10 con Jeremías 1:10 y descubre en las Escrituras que el propósito final de toda profecía es edificar.
John Hagee es pastor de Cornestorn Church, en Texas USA. Autor de numerosos libros. fuente original: jhm.org/devotionals