Por Mario Serrano
“Denles ustedes de comer,” les dijo Jesús. Y ellos dijeron: “No tenemos más que cinco panes y dos peces, a no ser que vayamos y compremos alimentos para toda esta gente.” Lucas 9:13
La orden de Jesús “denles ustedes de comer” representaba un gran desafío para los discípulos. Ellos no podían ver de qué manera se podría llegar a realizar dicha encomienda. ¡¿Cómo era posible alimentar a miles de personas con solo cinco panes y dos peces?!
Ante los desafíos que el Señor pone en nuestros caminos podemos sentirnos impotentes, con escasos recursos o simplemente no nos sentimos con la capacidad necesaria para llevar a cabo lo que el Señor nos haya encomendado.
Mirando las imposibilidades decimos “No es posible” “es demasiado tarde para intentarlo nuevamente” “esto ya no da para más” etc.
El problema surge cuando miramos los desafíos con una perspectiva natural y no desde las posibilidades infinitas de Dios.
Para Dios no hay imposibles. Cuando él nos da la orden de realizar algo, también proveerá los recursos, las fuerzas y todo lo necesario para lograr dicho objetivo.
Aquí Jesús deja una gran lección. Da gracias al Padre por los los panes y peces que tenía a su disposición. Luego comienza a “partir” el pan, es en ese momento que se produce el milagro de la multiplicación. Mientras ejecutaba, progresivamente la multiplicación de los alimentos se realizaba.
Querido amigo, da gracias a Dios por lo mucho o poco que tienes. Con ese corazón agradecido y los recursos que tienes ahora en tus manos, comienza a ejecutar, a accionar, dando pequeños pasos, y seguramente el milagro ocurrirá. Mientras camines por la fe, sendas torcidas se enderezaran, puertas cerradas se abrirán, y el milagro que necesites en tu vida seguramente se realizara.
Ora, da gracias, ejecuta. Esta es la fórmula que Jesús nos deja hoy para lograr lo imposible.
Oremos así
Padre celestial, gracias por todo lo que me has dado.
Gracias porque aunque mis posibilidades parecen ser pocas, tus recursos son ilimitados y tú me ayudaras a alcanzar lo que hoy parece imposible.
Aumenta mi fe y dirige mis pasos.
Ayúdame a ponerme en marcha, sé que mientras camine en fe, tomado de tu mano los milagros ocurrirán y todo será mejor.
Creo, declaro y recibo todo esto en el nombre de Jesús, amen.
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