La gracia de Dios es un regalo maravilloso que nos ha sido dado sin merecerlo. Es a través de su gracia que hemos sido salvados y podemos tener una relación con Él. La gracia de Dios lo es todo porque nos muestra su amor incondicional y su misericordia. Sin ella, estaríamos perdidos y sin esperanza.

Es una oportunidad para cambiar nuestra vida y vivir de acuerdo a su voluntad. Debemos ser agradecidos por su gracia y buscar siempre honrarlo con nuestras acciones y pensamientos.

Realiza esta oración:

«Padre celestial, gracias por tu gracia y amor incondicional. Ayúdanos a vivir de acuerdo a tu voluntad y a mostrar tu gracia a los demás. Que podamos ser testigos de tu amor y misericordia en todo lo que hacemos. En el nombre de tu hijo Jesús, Amén».