Dr. JORDAN S. RUBIN
A pesar de que la ciencia médica avanza en el tratamiento de las enfermedades, cada vez más son las personas que cambian sus prioridades en cuanto al cuidado de la salud.
Son millones de padres y madres, estudiantes universitarios y adolescentes a quienes les está pasando algo terrible con su salud. No saben qué hacer. Los libros sobre salud que más se venden ofrecen unas dietas de moda siempre cambiantes, mientras los medios se mueven como hojas que lleva el viento, diciéndonos un día que comamos cierto alimento y al día siguiente que lo evitemos. Entonces, ¿cómo se pierde peso sin problemas? ¿Cómo se las arregla uno para mantenerse fuera del círculo vicioso de los ataques al corazón?
La medicina convencional envía a sus soldados a la batalla contra las enfermedades, armados sólo con cirugía, medicinas y terapias invasoras (como la quimioterapia y radiación). Todo lo que se encuentre fuera de este rígido ámbito del bisturí, la píldora o máquina de rayos X es considerado como vudú, o tal vez algo peor.
Aunque se menciona con frecuencia el «mantenimiento» de la salud dentro del mundo de la medicina no convencional, la función práctica que consiste en definir y conservar una buena salud se halla fuera del alcance de la mayoría de los médicos convencionales, a causa de su consumidor enfoque de «cortar, envenenar y quemar» para tratar las enfermedades. La prevención de las enfermedades y el mantenimiento de la salud no comienzan en la sala de urgencias ni en el pabellón de cuidados intensivos de un hospital; comienzan con las decisiones que usted y yo tomamos todos los días sobre nuestro estilo de vida.
Estoy convencido de que si las masas siguieran unos principios genuinamente bíblicos en cuanto a nutrición y estilo de vida, eliminaríamos en un gran porcentaje la necesidad de la mayoría de las cosas que se hacen en los quirófanos y las farmacias. Los cirujanos quedarían reducidos a su papel tan vital y destacado en la medicina de traumas y emergencias, debido a los accidentes y casos especiales.
En general, los médicos tienen muy poco conocimiento en cuanto a la nutrición, si es que tienen alguno. Sin embargo, muchos les dicen a sus pacientes con toda tranquilidad que la dieta no tiene nada que ver con su enfermedad, aunque se trate de pacientes con serios desórdenes intestinales. Por eso, mucha gente sale de la clínica con una receta y con la persistente sensación de que sus síntomas están «todos en su cabeza».
Las prioridades cambian
La última década pudo ver una rebelión popular producida entre millones de personas cuyas dolencias relacionadas con su estilo de vida y sus problemas crónicos crecientes de salud no eran resueltos por la medicina moderna. Aunque presentaran sus dolencias para someterlas a tratamiento, no respondían a los protocolos médicos convencionales.
De hecho, los autores de un estudio publicado en 1993 en el prestigioso New England Journal of Medicine sugieren que son más las personas que acuden a los que practican el cuidado complementario y alterno de la salud, que a los médicos convencionales, y eso a pesar del hecho de que la industria de los seguros se niega por lo general a pagar esos servicios. (El mismo estudio hacía la observación de que hay hasta un 70% de los pacientes que no le revelan a su médico que están usando un «tratamiento no convencional».)
El Dr. Stephen E. Straus, director del Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alterna expresó lo siguiente: «Alrededor del 42% de los que consumen servicios de salud en los Estados Unidos gastaron 27 mil millones de dólares en terapias complementarias y alternas durante 1997».
Le quiero decir con toda franqueza que muchos de esos practicantes «alternos» son tan sospechosos como sus equivalentes convencionales. Hay que asegurarse con cuidado de que un enfoque alterno al cuidado de la salud tiene bases científicas y es fundamentalmente sólido. Lo cierto es que muchos de esos «tratamientos alternos» son increíblemente costosos, y algunos pueden poner realmente en peligro su salud.
Analicemos brevemente algunas de las dietas de salud más populares que se hallan a su alcance, y que tal vez usted ya haya probado. Lo que aprenda, le ayudará a tomar decisiones inteligentes en cuanto a su estilo de vida.
La dieta estándar
Lo típico es que una dieta «estándar» americana incluya una rosquilla dulce con café y jugo de naranja en el desayuno, seguidos por un bagel con queso crema a media mañana. De almuerzo, quizás una gigantesca hamburguesa de un establecimiento de comida rápida con una ración extra de queso, una porción grande de papas fritas y una soda «súper grande». Por la tarde, una barra de chocolate para «levantar las energías» y otra soda más. Para la cena, un plato de carne con papas, un panecillo con margarina, habichuelas verdes para los que están conscientes del cuidado de su salud y helado de postre.
Es posible que sepa ya que esta dieta equivale en el mejor de los casos a una receta para tener mala salud. Cualquier cosa que lo aleje de esta dieta lo hará sentirse mejor.
La dieta vegetariana
Es posible que las dietas vegetarianas sean las más antiguas de todas las dietas. Hay quienes practican una dieta vegetariana a causa de sus creencias religiosas o filosóficas, mientras que otros no comen carne por miedo a las enfermedades del corazón o para evitar las grasas saturadas supuestamente «malas» que hay en las comidas de origen animal.
El vegetarianismo tiene el aspecto de ser un estilo de vida estupendo. Para aclarar terminologías, aunque todos los vegetarianos evitan la carne, el pescado y las aves, los ovolactovegetarianos añaden los productos lácteos y los huevos, mientras que los lactovegetarianos aceptan los productos lácteos, pero no aceptan los huevos.
Los veganos se suelen considerar a sí mismos como puristas, porque se niegan a comer toda clase de productos de origen animal. Entre las variaciones de la dieta, se halla la dieta frutariana y también las populares dietas Aleluya y del Génesis, basadas en las primeras instrucciones que Dios les dio a Adán y Eva en el huerto del Edén, donde les dijo que comieran sólo cereales, nueces, semillas, legumbres, frutas y vegetales.
Los beneficios: El principal beneficio de la dieta vegetariana es que se centra en las frutas y los vegetales y evita toda la comida rápida, con lo cual está disminuyendo la carga tóxica del cuerpo. Tiene un inmenso valor como dieta purificadora a corto plazo.
El lado negativo: La dieta purista de los veganos es totalmente inadecuada para una dieta a largo plazo, porque priva al cuerpo de los nutrientes esenciales que sólo se obtienen en la carne y los productos animales. A largo plazo, estas deficiencias en la nutrición tienen consecuencias potencialmente mortales para la salud.
La dieta «baja en carbohidratos»
Entre estas dietas se hallan la Nueva Revolución en la Dieta, por el Dr. Atkins, el Poder de las Proteínas y la Dieta de South Beach. La dieta de Atkins ha disfrutado de una publicidad y popularidad cada vez mayores, a causa de los estudios recientes que han reconocido su eficacia como programa para la pérdida de peso. Todas estas dietas indican que se coman grandes cantidades de proteínas y muy pocas cantidades de carbohidratos.
En esencia, estas dietas bajas en carbohidratos imitan el ayuno o hambre prolongada, al reducir el consumo de carbohidratos lo suficiente para inducir un estado físico llamado quetosis, que acelera el metabolismo del cuerpo y suprime el apetito. El cuerpo, privado de la glucosa de los carbohidratos, tiene como recurso la creación de quetonas, sustancias químicas que se producen de las grasas.
Los beneficios: Con la combinación de la supresión del apetito, el consumo de menos calorías y el hecho de quemar las reservas de grasas, las personas que hacen una dieta quetogénica pierden peso. El cuerpo puede tolerar la dieta quetogénica sin recibir daños de consideración durante ciertos períodos de tiempo.
El lado negativo: Las versiones populares de la dieta quetogénica atrae los gustos sin discriminar en cuanto a las comidas que se deban escoger. Esto hace que en realidad, las dietas bajas en carbohidratos sean dietas altas en grasas. Las sugerencias en cuanto a la dieta de estos regímenes suelen hacer muy difícil el mantener una proporción saludable entre los ácidos grasos esenciales de omega-6 y omega-3. Entre las comidas que se recomiendan hay algunas muy peligrosas de acuerdo con las directrices bíblicas.
Una vez que alguien se aparta de los fundamentos sólidos de la nutrición bíblica, histórica y basada en el sentido común, entra en la tierra de nadie de los programas de la «Nueva Era», las terapias extrañas y ocurrencias raras en los diagnósticos. Cuídese.
Se va a encontrar con personas muy motivadas y sinceras que van a afirmar que alguno de estos programas funcionó con ellas. Sé que los tiempos de desesperación exigen medidas también desesperadas, pero antes de entregarse a alguna dieta extrabíblica alterna, tomada de la lista de los libros que más se venden, deles una oportunidad a los principios históricamente correctos y vitales de la dieta del Creador.
Este artículo fue tomado del libro La dieta del Creador por Jordan S. Rubin, publicado por Casa Creación. Usado con permiso.
Que es la Dieta del Creador?
La nueva dieta que está impactando el mercado está basada en las leyes veterotestamentarias y se enfoca totalmente en la salud.
Mientras más personas, que sufren de sobrepeso, están recurriendo a las dietas populares como Atkins o Jenny Craig para liberarse de algunas libras –o recurren a pastillas y remedios naturales–, Jordan Rubin enseña que Moisés ha tenido el secreto todo el tiempo.
El único y nuevo régimen dietético de Rubin, delineado en su libro La dieta del Creador, está dividido en tres fases de dos semanas cada una, designadas para atacar las «tres íes»: insulina, infección e inflamación. Al atacar estas tres ‘íes’, Rubin expresa que usted puede mejorar la apariencia, aumentar su energía y revertir el proceso de envejecimiento acelerado. Además, cada fase incluye un régimen higiénico diseñado para impedir la enfermedad.
«La dieta del Creador no es sólo vegetales y pasto», asegura él. «No es algo que no le permita comer en los restaurantes. No es algo que le impida socializar. No lo limita de hacer cosas, excepto que evita que se enferme.»
La fase una le restringe los carbohidratos como granos, pastas, panes y papas, enfatizando antes en carnes sin grasa, pescado, productos lácteos y vegetales, así como las grasas «buenas» y los aceites.
La fase dos reintroduce una mayor variedad de alimentos en su dieta diaria, incluyendo fruta, nueces y semillas.
La fase tres es la fase de «mantenimiento» de la dieta, la cual reincorpora alimentos granulados saludables y altos en azúcares y almidón, como las papas.
A pesar de que muchas personas siguen la dieta del Creador para perder peso, ese no es el objetivo máximo, dice Rubin. Antes bien, el programa está diseñado para que «las personas puedan encargarse de su propia salud».
Rubin añade: «No es una dieta, aunque sea llamada así. Es un estilo de vida, aunque no es para mantener sólo a las personas saludables o que venzan las enfermedades, es una realización… La gente tendrá más energía para trabajar, jugar con los niños, y servir en el ministerio. Podrán tener mejor éxito en su trabajo, en su vida y en su ministerio».
"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora." — Eclesiastés 3:1 (RVR1960)…
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