La Biblia nos enseña que Dios es fiel para recompensarnos por nuestras obras y acciones hechas en su nombre. Es cierto que a veces podemos sentir que nuestro trabajo en el Señor no tiene ningún valor, pero debemos recordar que cada pequeña acción que realizamos para Él tiene un propósito y una recompensa.

Cuando servimos a Dios, no lo hacemos para obtener una recompensa o un reconocimiento terrenal, sino porque amamos a nuestro Padre Celestial y queremos hacer su voluntad. Pero es importante recordar que el trabajo que hacemos en su nombre no pasa desapercibido ante sus ojos. Él conoce nuestras intenciones, esfuerzos y sacrificios, y nos recompensará en el momento adecuado.

No nos cansemos de hacer el bien, porque en su momento oportuno, cosecharemos si no nos desanimamos.

Oración: