Ora a Tu Padre en lo Secreto y Te Recompensará En Público

Nuestro Padre ve en lo secreto

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Dios tiene la característica única de poder ver en lo secreto, lo que nadie más puede ver; y parece ser que le da una suma importancia a todo lo que hacemos, pensamos o sentimos en lo secreto.

En lo secreto se ve toda la verdad de nosotros, tal vez, en lo secreto de nuestra casa, en el secreto de nuestros pensamientos o de nuestras emociones.

El libro de Daniel 2:22 no dice: ”El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con El mora la luz”.

Mucha de la recompensa de Dios sobre nosotros es consecuencia de lo que hicimos en secreto. No importa quién busque a Dios en secreto, el lo recompensará.

No sirve para nada tener muchas actividades si descuidamos nuestro secreto con Dios, nuestra más profunda intimidad tiene que estar abierta y sincera ante Dios. Si queremos aparentar cosas ante los demás automáticamente anulamos la recompensas de Dios. Tanto lo bueno como lo malo que hagamos secretamente tendrá un resultado público. Cuando Dios bendice, levanta y utiliza personas lo hace como un resultado de lo que se hizo en secreto, en la intimidad.

Muchas veces buscamos ayuda por todos lados pero nos olvidamos de estar en el secreto con Dios, de exponer y abrir por completo nuestro corazón ante él y confiar en su ayuda. El Señor quiere ser nuestro aliado constante, nuestro compañero cotidiano y ayuda continua.

Un pianista puede dar un espectacular concierto de 30 minutos y dejar cautivado a su público, pero esos 30 brillantes minutos fueron el resultado de largos días e interminables horas a solas con su piano.

En Matero 6:6 nos dice: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

“El secreto” es estar en lo secreto con Dios. La medida de tu búsqueda secreta será la medida de tus recompensas públicas.

Hagamos todo como para el Señor, cuidemos nuestros cuerpos para el Señor, seamos obedientes para agradar a Dios, trabajemos como para el Señor con excelencia y honestidad; entonces descansemos que él nos mira y mide cada paso que demos para recompensarnos, Dios paga bien a sus hijos.

Necesitamos el poder del Espíritu Santo, la revelación de la palabra de Dios, la unción que pudre todo yugo, necesitamos que nuestra fe crezca como debe ser, andando con el Señor.

Dios quiere revelar sus tesoros secretos, su sabiduría y su palabra con sus hijos, porque entre Dios y nosotros no hay cosas ocultas porque tenemos con él una relación de amistad y una relación de Padre a hijo. En lo secreto Dios te fortalece, te levante, te llena, te da respuestas, te muestra el camino, te sana y te corrige.

Todo lo que hagamos para honrar a Dios será recompensado públicamente y todo lo que hagamos con el único fin de hacernos ver delante de las personas será pérdida de tiempo y para el reino de Dios auto elogiarse no tiene ningún valor.