Amado Padre, tú que eres el Hacedor de los mares, tú que diste fuerza a los vientos para que soplaran tormentas, tú que hiciste a toda criatura que habita en los cielos y en la tierra, Tú que eres infinito, principio y fin, único, verdadero, fiel, el Creador del día y de la noche. Padre Celestial, al que le debemos cada respiro.
Vengo ante tu Trono, clamándote por todas las personas que están sumidas en la depresión, obnubilados por la tristeza, sordos por los espíritus que les atormentan, ciegos por la desesperanza, y manipulados por las artimañas del enemigo.
Padre, en el Nombre de tu hijo Jesús, envía ángeles mensajeros hasta ellos, desata tu inmensa misericordia sobre ellos, porque muchos han perdido seres queridos y viven en un luto eterno, otros han recibido diagnósticos de salud contrarios a tu perfecta voluntad, y muchos sufren alteraciones mentales producto del actual sistema que ha recrudecido en crueldad, maldad y desenfreno.
Amado Rey, como dice tu palabra en el Salmo 43, versos 1 al 2 de la versión Reina Valera:
Júzgame, oh Dios, y defiende mi causa;
Líbrame de gente impía, y del hombre engañoso e inicuo.
Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado?
¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
Así de esa manera como ellos se sienten, demuestra tu poder y tu gloria amado Señor, para que ellos puedan sentir tu magnificencia y tu puño de poder.
Con los versos 3 al 4, te clamo Señor;
Envía tu luz y tu verdad; estas me guiarán;
Me conducirán a tu santo monte,
Y a tus moradas.
Entraré al altar de Dios,
Al Dios de mi alegría y de mi gozo;
Y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.
Abre los cielos y haz tu voluntad sobre sus vidas, desata tu Amor incondicional sobre sus corazones, y que esas almas puedan hallar reposo.
Múevete entre sus vidas, y aviva el fuego Santo en sus espíritus, para que no perezcan víctimas de las nuevas realidades que grupos oscuros quieren imponernos.
No todas las personas tienen el discernimiento, ni la voluntad para soltarse las amarras espirituales y carnales que los mantienen cautivos.
Proclamo que ellos escucharán tu voz audible, dentro de si, y darán testimonio de una voz que les hizo despertar del letargo mientras recitaba para liberarlos, el verso 5 de tu poderoso salmo 43.
¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
Que todas estas personas, vivan una experiencia sobrenatural contigo, y que sepan que no hay cielos cerrados, solo esperando para ser abiertos sobre ellos.
Da cese a todo diagnóstico psiquiátrico sobre tus elegidos; muchos están siendo vituperados en este momento, por pensar conforme a tus hechos, porque quieren acercarse a ti, y la ciencia no los deja, derriba toda fortaleza del enemigo en sus entornos.
Hazles saber que estás esperando por ellos, Señor, para que toda la palabra sea cumplida, hay más almas por llegar a ti, acelera esos tiempos Padre, para asombro del mundo y vergüenza de los incrédulos, rescata a todos esos que han recibido palabra tuya, y han ido evadiendo hasta regresar al lodo cenagoso.
Envía ángeles a por ellos, y que se hagan visibles ante sus ojos, dales alegrías imposibles de hacer por el hombre; para que ellos abandonen toda idea de suicidio, o sus mentes sucumban ante el desquicio que produce el espíritu de abandono.
Tú, eres Dios, no mientes, no te arrepientes, y así como en Isaías 41:10, hazles realidad provisión sobrenatural de palabra restauradora:
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
En el Nombre Poderoso de Cristo Jesús, amén.