«Padre celestial, hoy te pido que me des la fuerza necesaria para hacer el bien en este día que comienza. Que tus enseñanzas guíen mis pensamientos, palabras y acciones, y que pueda ser un reflejo de tu amor y bondad en todo momento. Ayúdame a ser una luz en la oscuridad, a ser un instrumento de tu paz y a llevar esperanza y alegría a quienes me rodean. Gracias por este nuevo día que me regalas, te entrego mi corazón y mi vida para que seas tú quien dirija mis pasos. Amén».