Devocionales

Clamando cuidados y protección ante las adversidades del mundo, con el Salmo 82

Señor, alabamos tu nombre y te glorificamos. Defiéndenos en todo momento Rey celestial, socórrenos; Tú has dejado, para nosotros, un camino de amor, para que no nos desviemos ni caigamos en manos de los malvados. Señor, haz que reine tu justicia en la Tierra y caigan los que apoyan a todos los malvados, en tu nombre que sean destruidos del planeta o que su corazón pueda transformarse a seguir tu voluntad. Yo creo Señor, que Tú eres el Rey del universo. Tú nos has dicho a través de tu palabra, en el libro de los salmos, capitulo 82, versos del 3 al 4, versión Reina Valera:

Defended al débil y al huérfano;

Haced justicia al afligido y al menesteroso.

Librad al afligido y al necesitado;

Libradlo de mano de los impíos.

Por eso, pidamos para que el pueblo de Dios: no construya sobre juicios falsos, que reine la justicia en el mundo, justicia para el débil y el necesitado, pues la justicia de Dios es inmensa y caerá por igual sobre todas las naciones. Señor Todopoderoso, Rey del universo entero, felices los que te siguen con amor, paz y justicia pues ellos podrán entrar a tu santuario. Eres el Dios que da la vida, Dios de amor. A diario te alabo señor de bondad, Dios eterno, al implorarte y recibir respuesta a mi llamado aumenta mi fe y mi agradecimiento por todo lo que nos das, porque nos libras de la injusticia y de la maldad. Gloria a Dios.

Nuestras lágrimas has visto cuando somos despojados, atacados, ultrajados, humillados y empobrecidos. ¿Cuánto pesan nuestras lágrimas, las de tu pueblo? Sé que para tu corazón bondadoso cada lágrima derramada en injusticia pesa más que toda la Tierra.

Si sientes que te ahogas, recuerda que Dios sabe calmar tormentas, por eso siempre lo seguiré y clamaré al Señor en momentos de angustias, a Aquel a quien los mares y vientos obedecen. Confío en que veré todas las promesas del Señor y me gozaré en sus caminos. Dios, socórrenos en todo momento, somos tuyos, nuestro corazón te pertenece mi Dios único y verdadero. Eres nuestra fuente inagotable de misericordia, nuestra esperanza está puesta en ti y en tu promesa eterna.

Ayúdame, Señor a mantener mi fe intacta: Dios libra nuestras batallas y me quiere salvo. No permitas Señor que desfallezca y me entregue al pecado, como tanto pueblo que se está perdiendo por falta de discernimiento, tal como lo advierten tus versos 5 al 8 de este mismo salmo 82.

No saben, no entienden,

Andan en tinieblas;

Tiemblan todos los cimientos de la tierra.

Yo dije: Vosotros sois dioses,

Y todos vosotros hijos del Altísimo;

Pero como hombres moriréis,

Y como cualquiera de los príncipes caeréis.

Levántate, oh Dios, juzga la tierra;

Porque tú heredarás todas las naciones.

 

Señor, sé que quieres salvarme de todo peligro por siempre y que alabe tu nombre. El Señor sabe lo que hay muy dentro de mi corazón. Por eso, te pido Señor, sobre todas las cosas, que avives mi fe, porque todo lo que no proviene de la fe, es pecado. Lléname, Señor de tu Luz para que no ande en la oscuridad.

Dios nos bendice hoy con el tesoro de su amor, con la riqueza de su Gracia, el don de su misericordia nos libra del malvado,  del pecado, del dolor, del trabajo forzado. En ocasiones he ido como cordero que llevan a degollar, porque maquinaban designios contra mí. Querían cortar de raíz tu palabra para que no hubiera memoria de tu nombre, pero Dios, que juzgas con justicia, que escrudiñas la mente y el corazón de todos nos has librado de perecer, acabaste con el enemigo y el malvado.

Dios es nuestra fuerza para vivir cada día en su presencia alabando su Nombre. Gloria a Dios, alabanzas te cantamos alegremente porque nos has librado de todo lo malo y perverso que hay en la Tierra. Señor, tú nos quieres ver felices, cantemos alegremente, agradecidos por todo lo que nos ha dado hasta ahora y con fe en su promesa. Dios te entregamos nuestras preocupaciones porque conocemos tus designios y nos salvarás, sabes la manera correcta, el propósito perfecto y la forma idónea para cumplir lo que le prometiste a tu pueblo y a todo el que alabe tu santo nombre, Dios de los ejércitos incontables. Nadie puede alcanzar tu  promesa sin tu ayuda. Oremos a Dios para que bendiga nuestros propósitos y todo saldrá perfecto. Si nos acercamos a Dios, todo lo bueno llega porque nos ama. Gracias por salvarnos, en el nombre de nuestro Señor, Jesús, Amén.

 

 

 

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