Devocionales

Conocer Los Caminos de Dios

Por Pastora VIKKI BURKE

Algunos creyentes nunca quedarán satisfechos con tan solo un milagro o una experiencia espiritual. Estos creyentes hambrientos comparten una necesidad en común—una búsqueda por el tesoro más grandioso y la más valiosa meta en la vida. Con Moisés y Pablo, ellos comparten el clamor de:

Este es el clamor de cada creyente que está espiritualmente hambriento por conocer al Señor. De la misma manera que Moisés clamó al Señor diciendo: «muéstrame, por favor, tu camino para que te conozca…» (Éxodo 33:13, RVA-2015), entonces también esos creyentes quieren experimentar más que tan solo las acciones de Dios. El deseo de sus corazones es conocer los caminos de Dios.

Por supuesto, también existen las personas que no están hambrientas por las cosas de Dios. Ellas se satisfacen con experimentar un milagro o una liberación ocasional de parte de Dios. Sin embargo, aquellos que tienen un deseo de algo más que “un toque” —quieren conocer a Dios—.

En Éxodo 33:14, Dios respondió al clamor de Moisés diciendo: «Mi presencia irá contigo, y te daré descanso». Moisés había descubierto que conocer los caminos de Dios era conocer a Dios, y se rehusó a conformarse con menos que eso. De hecho, le dijo a Dios: “¡…Si Tu presencia no va conmigo, no nos saques de aquí!” (versículo 15, La Biblia Amplificada, Edición Clásica). En otras palabras, él había tomado la decisión de permanecer donde la presencia de Dios estuviera, y si Su presencia no iba a ningún lugar, él tampoco iría.



Sin embargo, el Salmo 103:7 revela cómo Dios respondió al hambre espiritual de Moisés: «Dio a conocer sus caminos a Moisés; los hijos de Israel vieron sus obras». Así es como el hambre espiritual funciona: te acerca a Dios.

Eventualmente, el deseo del corazón de Moisés lo hizo dar un paso aún más grande. Él clamó: «Te ruego que me muestres tu gloria.» (Éxodo 33:18). Aquellos que están hambrientos de conocerlo, tarde o tempranos correrán a la gloria de Dios, porque la gloria de Dios es la presencia de Dios manifiesta —la gloria de Dios es Dios mismo—.

Pablo reveló este mismo deseo cuando le escribió a la iglesia de Filipo:

«Pero las cosas que para mí eran ganancia las he considerado pérdida a causa de Cristo. Y aún más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor. Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura a fin de ganar a Cristo y ser hallado en Él; sin pretender una justicia mía, derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo; la justicia que proviene de Dios por la fe. Anhelo conocerlo a él…» (Filipenses 3:7-10, RVA-2015).

Conocer a Cristo

Pablo no le pidió al Señor que aliviara sus molestias o que lo liberara de la prisión. En cambio, su clamor fue por conocer a Cristo. La Biblia Amplificada Edición Clásica lo expresa de esta manera: “[Para que pueda progresivamente conocerlo más profunda e íntimamente, percibiendo, reconociendo y comprendiendo las maravillas de Su Persona…” (versículo 10). Pablo no le dio importancia a sus logros, los cuales fueron muchos, sino que los consideró como “basura”. Su actitud exhibe que él le había otorgado más valor en la vida a conocer a Cristo.

El deseo de conocer al Señor era una parte tan importante en el corazón de Pablo, que hacía eco en sus oraciones por la Iglesia. En Efesios 1:16-19, Pablo oró:

«No ceso de dar gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él. Pido también que Dios les dé la luz necesaria para que sepan cuál es la esperanza a la cual los ha llamado, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros, los que creemos, según la acción de su fuerza ponderosa».

Nota que Pablo oró por la Iglesia lo mismo que oró por él: para que sepan. Su petición fue que sus corazones fueran iluminados, o inundados de luz, para que supieran cuán grande era la esperanza de su llamado. Pablo estaba tan comprometido con su llamado, que dijo en Filipenses: «¡prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!» (Filipenses 3:14).

Lo que muchos fallan en entender es que Dios no solamente quiere conocerlos, sino que Él también quiere que lo conozcan. Existen además otras cosas que Él quiere revelarte. Él no quiere mantenerte en la oscuridad y tampoco tiene secretos y misterios escondidos de ti. No; están escondidos del diablo, pero abiertos para ti.

Recibe de parte de Dios

Hay cosas que nadie ha visto, u oído, o ni siquiera aun considerado, que Dios tiene preparadas para nosotros. Ahora, Él está esperando que las recibamos. Estas cosas que Dios ha preparado te son dadas gratuitamente. No puedes ganártelas—¡Solamente puedes recibirlas!

La razón por la que el hombre natural no recibe las cosas de Dios es porque son una locura (o tonterías) para ellos, y no pueden entenderlas. Las cosas de Dios no puedes ser recibidas a través de medios naturales. Son reveladas por el Espíritu de Dios. Si el Espíritu de Dios habita en ti, entonces eres un candidato para conocer lo que Él te tiene preparado.

Mira nuevamente Efesios 1:18-19 y nota las tres cosas por las que Pablo oró que pudiéramos conocer:

Primero, él oró para que pudieras conocer la esperanza del llamado de Dios. Segunda de Timoteo 1:9 dice: «quien nos salvó y nos llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos».

Una de las peticiones de oración más frecuentes que recibimos de cristianos es conocer la voluntad de Dios. Tú fuiste salvo y llamado, no de acuerdo con tus habilidades y talentos, sino de acuerdo con Su propósito. Dios tiene algo que necesita que hagas, y quiere llenar tu corazón con luz para que puedas ver qué es exactamente, y equiparte con las gracias que necesitas para hacerlo.

Segundo, Pablo oró que puedas conocer la riqueza de la gloria de Su herencia. Cuando recibiste a Jesús en tu vida, calificaste para compartir la herencia de los Santos (Colosenses 1:12). Hay riquezas en esta herencia. La palabra riquezas en este versículo significa: “Riqueza, plenitud, otorgamiento, suministro y provisión”. Dios quiere suplirte no solo con riqueza, sino con toda la plenitud de Dios. Las riquezas en gloria contienen toda la plenitud de Dios, y la oración de Pablo fue que puedas conocer y discernir claramente lo que esa plenitud abarca.

La frase riquezas en gloria también se refiere en Filipenses 4:19 (RVA-2015), donde dice: «Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad de ustedes conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús». La palabra necesidad en el griego significa “requerimiento o demanda”. Dios suplirá a todos los requerimientos o demandas que tengas en tu vida por sus riquezas en gloria. ¡Las cosas que necesitas para vivir una buena vida no podrán acabar las riquezas de la gloria! Es Su naturaleza suplir ricamente cualquier cosa que tu vida requiera.



Tercero, Pablo oró para que puedas conocer la supereminente grandeza de Su poder para con nosotros, los que creemos. Pablo describe el poder de Dios no solamente como algo grandioso, sino como supereminente grandioso. Es mucho más que grandioso—va tan allá, que no tuvo palabras para expresar la grandeza del poder de Dios hacia nosotros. Cuando entiendas la magnitud del poder de Dios, no tendrás ningún problema creyendo que eres más que vencedor en Jesucristo. Su poder es hacia ti y a lo que te concierne—no en tu contra.

Una vez que empiezas a conocer la esperanza de tu llamado o vocación, las riquezas de tu herencia y la supereminente grandeza del poder de Dios para los que creen, entonces puedes comenzar a darlos a conocer. Puedes convertirte en aquel del que el poder fluye, no sólo hacia ti, sino a través de ti. Serás como la persona de la que Isaías habló: «Dios el Señor me ha dado una lengua de sabios, para saber cómo consolar a los cansados» (Isaías 50:4).

Vikki Bruke ha hablado en varias naciones, incluidas Australia, Japón y Canadá. Ella ha ministrado en televisión, radio, en conferencias de mujeres y seminarios matrimoniales. Sitio Oficial: dennisburkeministries.org

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