Hay tres aspectos importantes que debemos tomar en cuenta al planificar: sabiduría, prudencia y conocimiento[1]. Si quieres mejorar tu vida familiar, sería bueno que buscaras estudiar sobre ello. Además, demostremos nuestra prudencia haciendo pequeños cambios que lograrán grandes resultados. Por ejemplo, para llegar más temprano a tu casa, procura ser eficiente durante la jornada laboral. Administra bien tu tiempo y verás que sí se puede llegar a comer con tu familia. En todo hay que hacer pequeños ajustes. Guarda la tarjeta crédito, de lo contrario, las deudas podría arruinar el plan económico de tu vida. Si Dios planificó nuestra salvación, nosotros planifiquemos nuestra santidad haciendo pequeños cambios. No permitas que algunas amistades te contaminen, deja de ver películas y series de TV que te perjudican. En la salud es igual, deja de comer lo que sabes que te hace daño. Si Jesús planeó sanarte, tú planea mantenerte sano. Solo con hacer pequeños ajustes verás que obtendrás los resultados que buscaste durante años.
Todos necesitamos hacer planes, y todo plan necesita personas comprometidas que los hagan realidad…