Durante muchos años he tenido una asignación específica del Señor para orar por la salvación de los judíos: que regresen a la tierra y al Señor. Las personas que oran por Israel reciben una bendición especial.
Y bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Génesis 12:3
Poco sabía que llegaría a tener un interés mucho mayor en orar por el pueblo judío de lo que nunca pensé.
Resultó que mi hijo menor se casó recientemente con una hermosa joven judía. No hace falta decir que rezo con nuevo entusiasmo por la salvación de los judíos, no solo por mi joven nuera, sino también por la de su familia y las generaciones futuras.
Recientemente, en un momento de profunda intercesión por los judíos, me encontré orando y decretando algo, no desde mi mente; sino desde mi espíritu. ¿Te ha pasado eso alguna vez, donde te preguntas, “¿Qué? ¿Qué es lo que acabo de orar?”
Como he escrito en artículos anteriores, la nación de Israel y el pueblo judío juegan un papel fundamental en el avivamiento mundial. Ciertas profecías importantes del tiempo del fin ya se han cumplido, como la fundación del estado de Israel en mayo de 1948 y la liberación de la ciudad vieja de Jerusalén en junio de 1967.
Cómo lo dice, la palabra en Isaías 66:8-10 y Lucas 21:24
¿Quién oyó cosa semejante?, ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos. 9 Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios.
Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella (…) Isaías 66:8-10
El aumento del movimiento mesiánico entre los judíos, tanto dentro como fuera de Israel, ha seguido estos acontecimientos.
Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan. Lucas 21:24
Está también:
“Y si su ruina es riqueza para el mundo, y su derrota riqueza para los gentiles, ¡cuánto más su plenitud!” ( Romanos 11:12, NVI ).
Las escrituras anteriores revelan que si la apostasía de los judíos fue una riqueza (para salvación) para los gentiles y para el mundo, ¡Cuánto más será su plenitud! El versículo 15 dice que, si su desecho es la reconciliación del mundo.
¡Su aceptación (del Mesías) será como vida de entre los muertos! El Libro de Ezequiel declara que después de que Israel sea restaurado, “Entonces las naciones sabrán que yo soy el SEÑOR” (Ezequiel 36:23, NVI).
El aumento del avivamiento mundial, las señales y prodigios, y los avances significativos en la evangelización que siguieron a la restauración de la tierra (o nación) de Israel y los comienzos de su regreso al Señor están bien documentados. Esto trae la comprensión de que hay cosas específicas que desencadenarán la cosecha del tiempo del fin, y no sé cómo decirles más enfáticamente que una de ellas es la oración por los judíos.
Esto es lo que me encontré diciendo y orando repetidamente: “¡La salvación ha llegado a la casa de Israel!”
Amigos, como coherederos con Cristo y amigos de los judíos, ¿se unirían a mí para hacer eco del siguiente decreto en la tierra tal como se pronuncia en el cielo?
“¡La salvación ha llegado a la casa de Israel! ¡La salvación ha llegado a la casa de Israel! ¡La salvación ha llegado a la casa de Israel!”
La salvación ha llegado a la casa de Israel
“¡Oh, que la salvación de Israel saliera de Sion! Cuando el SEÑOR haga volver la cautividad de su pueblo, regocíjese Jacob y alégrese Israel” (Sal. 14:7, NVI).
Levantemos cántico, porque los tiempos se están acortando para que todo esto suceda.
Autor: Diane Lake
Escritora, oradora y ministra ordenada tanto con Christian International (CI).
