Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga. Crecerás en la fe cuando lo desees de todo corazón.
Salmo 51:10-12
El Señor no nos bendice porque espera algo de nosotros, el Señor nos bendice porque para eso nos creó, para que seamos conscientes de que somos su obra, su creación a la que ama, y Él mismo es todo en sacrificio para darnos esto que somos.
De allí que nos hizo saber que es tardo para la ira, pero muy grande en misericordia, en nosotros está el hacer grande su gloria, y ser agradecidos con el Padre Celestial.
Te invitamos a escuchar este video reflexivo, que te hará ver el mundo de otra manera.
Esteban Correa.-
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