Esteban Correa

El amor sanador y restaurador de Dios

Dios conoce el rechazo, el abandono y las heridas que te causaron, sabe exactamente lo que necesitas para estar bien, solo abre tu corazón y permite aceptar todo el amor que Jesús quiere darte. Él te valora y te tiene en cuenta mejor que nadie.

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En el Salmo 27:10 (NVI) dice: “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el SEÑOR me recibirá en sus brazos”.

El abandono o el rechazo lo podemos sufrir de muchas maneras y por distintas personas. Hay quienes a pesar de tener a sus padres, no recibieron el amor merecido, otros fueron rechazados por su familia o amigos. También hay quien no fue valorado en su trabajo o estudio. Tu caso, tal vez, fue el rechazo y el abandono en tu noviazgo o matrimonio.

Pero hoy tengo algo que decirte, Dios suplirá y sanará todas los agravios provocadas por el rechazo, el conoce cada una de tus heridas, abre hoy tu corazón ante Él y expresa todo tu dolor, así el Espíritu Santo podrá entrar y llegar hasta ese lugar de tu alma y derramar su amor sanador. Jesús murió en la cruz porque todo su amor era para ti, eres importante para Dios, él es tu padre y hoy quiere darte el más grande de los abrazos, un abrazo que suplirá todo el amor que te mereces ahora y siempre. Los buenos padres tienen la mirada puesta en sus hijos.

Por eso el Señor te dice hoy: “Siempre te estoy mirando, eres mi hijo amado, eres mi hija especial, siempre pienso en ti. Estoy para darte todo, camina conmigo, quiero darte mi amor, suplir todo lo que necesites, hay cosas nuevas para ti”.

Oremos al Señor así:

“Dios mío gracias por estar siempre conmigo. Señor Jesús, te amo y te necesito. Recibo todo tu amor, acepto tu sacrificio en la cruz como el acto que me salva, me sana y llena mi vida desde ahora y para siempre, lo declaro en tu nombre. Amén”.

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