Devocionales

La ansiedad no proviene de Dios

Ni el trabajo bajo presión, ni la ansiedad o esa sensación de persecución, proceden de Dios; nunca olvides que Jesús pagó por ti, un precio muy alto, para sacarte de cualquier angustia lleno de su victoria. Las aflicciones que nos vienen, y donde nos prometió acompañarnos hasta el fin del mundo, por lo general provienen de nosotros mismos, de nuestras acciones o consecuencia de lo que dejamos inconcluso en el pasado.

Cuando comienzas a caminar totalmente bajo su voluntad, y a apartarte de todo aquello, que no le place a Dios, empezarás a experimentar la celeridad en todo lo que creías imposible. Repite nuestra oración de esta mañana y verás como la ansiedad será parte de tus testimonios de liberación.

Haga clic para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Arriba