Esteban Correa

La trampa de compararse

Dios repartió dones y cualidades especiales para cada uno. Si tan solo te enfocas en quién eres y en lo que puedes lograr, dejarás de mirar lo que otros tienen. Hoy el Señor te grabará en el corazón esta gran verdad.

En 1 Pedro 4:10 dice: “Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros”. y en 1 de Corintios 15:41 dice: “(…) Y hasta las estrellas se diferencian unas de otras por la gloria de cada una”.

Cuando ponemos atención en las cosas de otras personas, comparándonos, caemos en la trampa de creer que los demás son mejores que nosotros. Te angustiarás pensando que otras personas tienen más talento, mejor aspecto físico o una mejor familia. Tal vez te sientes mal porque estás soltera y tu amiga ya tiene novio. Imaginas que a las demás personas les va mejor, y que todo lo que ellas hacen les sale bien.

Lo cierto es que Dios nos creó a cada uno de una manera particular. Si observamos en la naturaleza, podremos ver, por ejemplo, que una liebre se siente feliz corriendo, un pez es libre en el agua, y un ave en su vuelo. Así nosotros no podemos pretender que nos pasen las mismas cosas que a los demás, tenemos talentos distintos, vivencias personales únicas y lugares especiales donde el Señor nos pondrá para que brillemos para su gloria. Fuiste creado totalmente equipado y listo para funcionar de la forma que Dios diseñó para ti. Serás libre cuando seas realmente tú mismo, sin intentar copiar lo que Dios le dio a otros.

Hagamos esta oración:

“Señor renuncio a intentar parecerme a otros, a compararme, o a copiar lo que otros hacen. Reprendo todo lo que me quiere desenfocar sobre quién soy y a donde debo llegar, me alegro por las bendiciones de quienes me rodean y por las cosas únicas que me has dado, en el nombre de Jesús. Amen”.

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