Devocionales

Orando con el salmo 119 para vencer la vanidad

Dice el salmo 119:37-42 en su versión Reina Valera:

Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino. Confirma tu palabra a tu siervo, Que te teme. Quita de mí el oprobio que he temido, Porque buenos son tus juicios. He aquí yo he anhelado tus mandamientos; Vivifícame en tu justicia. Venga a mí tu misericordia, oh Jehová; Tu salvación, conforme a tu dicho. Y daré por respuesta a mi avergonzador, Que en tu palabra he confiado.

Así me dirijo en esta hora ante Ti, amado Señor, primeramente, pidiéndote perdón, por cualquier vestigio de vanidad que haya invadido mi vida, en lo presente, en lo pasado, y aún te pido perdón desde ya, si en el futuro fuese tentado de esta manera.

Jesús, amado, mantén mi conciencia siempre alerta, para que nunca forme parte de esos lotes de personas que cada vez más se imponen en la sociedad, con actitudes provocadoras, amadores del dinero, de los vicios, de los lujos, personas que han perdido el sentido común, el criterio, y se alejan cada día más de tu justicia.

Pongo delante de tu Presencia, al mundo entero Señor, y las nuevas corrientes que han surgido en donde no hay pudor, no hay recato, e impera la insensibilidad.

Oro conforme a los versos 43 al 48, de este salmo tan reflexivo, para que:

No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad,

Porque en tus juicios espero.

Guardaré tu ley siempre,

Para siempre y eternamente.

Y andaré en libertad,

Porque busqué tus mandamientos.

Hablaré de tus testimonios delante de los reyes,

Y no me avergonzaré;

Y me regocijaré en tus mandamientos,

Los cuales he amado.

Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé,

Y meditaré en tus estatutos.

Sabiendo que el tiempo en que tú amado Jesús, ya no rogarás más al Padre por nosotros, pues como nos lo prometiste, el Padre nos amará porque te hemos amado Cristo, y venciste al mundo. En Ti, está mi confianza, de que la vanidad será echada a los abismos, y no retornará, porque hay hijos tuyos perdiéndose bajo ese falso concepto de prosperidad.

Se apartaron de tu camino, y dejaron de comprender como es que tu obras de formas misteriosas, que no quieres sufrimiento para tus escogidos, solo nos pides que estemos disciplinados frente a tus preceptos y que voluntariamente renunciamos a vidas vacías y sin propósito.

Meditando en tu palabra, también está escrito en los versos 51 y 52 de este mismo salmo 119:

Los soberbios se burlaron mucho de mí,

Mas no me he apartado de tu ley.

Me acordé, oh Jehová, de tus juicios antiguos,

Y me consolé.

Por ello lo considero una prueba superada, aún así, humilde me mantengo delante de Ti, y no hago abuso de la liberación que me has dado, porque la perfección solo la alcanzaremos cuando seamos aprobados totalmente en tu Día, Señor.

Por ello me mantengo sobrio, frente a todo lo que está aconteciendo en el mundo entero, en que los corazones cada vez se vuelven más fríos.

Y estoy observante, para que mi entorno no sea tocado, pero anhelando que salgan de sus regiones de cautividad, pues mi corazón siente como lo expresan los versos 53 al 56, y pido que muchos, anhelen vivir rectamente delante de tus mandamientos.

Horror se apoderó de mí a causa de los inicuos

Que dejan tu ley.

Cánticos fueron para mí tus estatutos

En la casa en donde fui extranjero.

 Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová,

Y guardé tu ley.

Estas bendiciones tuve

Porque guardé tus mandamientos.

Creo firmemente en el arrepentimiento, y en que pueden haber cambios en un abrir y cerrar de ojos. Te alabo Padre, sé que falta muy poco para que Jesús se presente, para gozo de quienes lo esperamos, de quienes estamos convencidos que ya mismo está entre nosotros, pero soñamos ver más manifestaciones de Su Segunda Venida.

Clamo por mi doble porción, y la de todo aquel que tenga su confianza puesta en Ti,

A medianoche me levanto para alabarte

Por tus justos juicios.

Compañero soy yo de todos los que te temen

Y guardan tus mandamientos.

De tu misericordia, oh Jehová, está llena la tierra;

Enséñame tus estatutos.

Me deleito en la hermosura de tus promesas, gracias por todo lo que a diario me das, en el Nombre de Jesús, amén.

 

 

 

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