Devocionales

Póngale fin a sus nervios

Autor E. W. Kenyon y Don Gossett

“Casi todas las personas con las que me encuentro acaban de tener una crisis nerviosa, están en medio de una crisis nerviosa, o si no, ¡están planificando una crisis nerviosa!”. Esto dijo el reverendo Jack Hyles, pastor de la Primera Iglesia Bautista en Hammond, Indiana. Estoy de acuerdo con él. Las crisis nerviosas casi han alcanzado proporciones de epidemia en la actualidad, y se han convertido en uno de los problemas más serios actualmente con los que trata la profesión médica.

Un doctor ha dicho que aunque la ciencia médica ha vencido muchas de las enfermedades mortales que nos afectaban hace muchos años, los doctores hoy se ven ante nuevas enfermedades que son igual de devastadoras. Muchas personas han caído víctimas de estas enfermedades como resultado de las presiones de la vida moderna. No pueden lidiar con las complejidades de nuestra sociedad.

Hace años, estaba con un pastor y su esposa en una casa donde orábamos por una mujer que había sufrido una crisis nerviosa. Estos pastores sabios y con experiencia le hablaban a la situación mientras afirmaban una y otra vez las palabras de Jesús: “¡Cálmate, sosiégate!”(Marcos 4:39). Mientras repetían estas palabras vivificantes y reparadoras, la habitación se llenó de una atmósfera tranquila y pacífica. La mujer respondió a la paz del Evangelio, y su condición nerviosa mejoró de inmediato.

Mientras estaba de visita en Israel tuve la oportunidad de navegar por el mar de Galilea, y pensaba cómo Jesús lidió con ese mar tempestuoso hace tanto tiempo. La tormenta, los temores de sus discípulos y la turbulencia de esas aguas eran un desafío para Él. Sin embargo, Él simplemente dijo:“¡Cálmate, sosiégate!”, y las aguas se calmaron como un bebé.

Su sistema nervioso quizá esté tan agitado como lo estaban esas aguas de Galilea. Quizá se esté ahogando en una turbulencia interna. Las tormentas, las presiones, los problemas de la vida quizá le abruman. Sin embargo, hay una intervención a cargo de Jesucristo nuestro Señor. Las palabras de Jesús son espíritu, y son vida. Escúchele decir hoy: “¡Cálmate, sosiégate!”.

Así como Jesús tuvo dominio absoluto sobre el viento y las olas del mar de Galilea, así tiene dominio completo de usted, su cuerpo y su sistema nervioso. Cuando usted declara sus palabras, es de hecho, el maestro de Galilea quien habla a través de usted. ¿Acaso no dijo Él: “el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre”(Juan 14:12)?

Aunque no estamos ante unas olas tempestuosas hoy en un mar real, estamos ante la derrota, situaciones que dan miedo y dolor. Y a veces, como los discípulos de Jesús, estamos al borde de la desesperación. Pero sepa que Jesús está con usted así como estaba en el barco de pesca en Galilea. Él ha dicho: “Nunca te dejare ni te desamparare”(Hebreos 13:5), y “estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).

Recuerde que usted es hijo de Dios. No fue creado para una vida de trastornos nerviosos, para frecuentes episodios de nervios revoltosos. Usted no fue diseñado para vivir una existencia temerosa. Es hijo de Dios, y Él le ama. Aprenda a echar sus cargas sobre Jesús. Visualícese literalmente poniendo sus problemas, sus dificultades y afán en las manos de Él. Él es un Dios grande y amoroso, y tiene manos grandes, tiernas y capaces.

Quizá haya oído decir que ningún hijo de Dios tiene que padecer nunca una crisis nerviosa o entrar en un hospital mental. Es cierto, con una condición añadida. Ningún hijo de Dios que practique una vida de alabanza positiva tendrá jamás una crisis nerviosa ni terminará en un hospital mental. Porque cuando usted alaba a Dios con gozo, está disipando las fuerzas negativas que producen las crisis nerviosas.

La mayoría de los problemas nerviosos están causados por los “ADP”. ¿Qué son los ADP? ¿Alguna enfermedad moderna? No, no es exactamente una enfermedad moderna, aunque ha crecido en prominencia recientemente. Los ADP simplemente son los “Afanes, dificultades y problemas” de la vida que llevan a muchos a un verdadero desafío de fe.

Así es como puede vencer un trastorno nervioso al practicar el orden de Dios:

“Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes”(1 Pedro 5:7). ¿Tiene muchos problemas, afanes y dificultades hoy? No los lleve en su mente, sobre sus propios hombros. Échelos sobre el Señor. Suéltelos y deje que Dios los lleve. Y déjelos ahí. Imagine su trastorno nervioso como el tempestuoso mar de Galilea con sus violentas y tempestuosas olas. Levántese en el nombre de su Salvador y hable a esos nervios como Jesús hizo con el mar: “¡Cálmate, sosiégate!”. Hay un poder increíble en esas palabras. Son las palabras del poderoso Creador mismo hablando a su creación. Así que declárelas hoy.

Alabe al Señor. La alabanza eleva su alma hasta esa realidad en las alturas, donde el Espíritu de Dios vuela. La alabanza está en armonía con total expectativa de Dios para su buena vida. Discipline sus labios para alabar al Señor: “Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre”(Hebreos 13:15).

Muchas personas que tiene problemas nervioso son muy dadas a quejarse, a buscar justificación para su situación. Debe dejar esa forma negativa y pesimista de hablar, o de lo contrario nunca será libre. Por eso enfatizo: discipline sus labios para alabar al Señor.

Este es el remedio de Dios para una crisis nerviosa. Pruebe la manera de Dios y experimente por usted mismo su liberación.

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