Esteban Correa

Tu don ungido por Dios, abrirá grandes puertas

Pon tus dones y habilidades en las manos de Dios, para que eso, que te parece poco o sencillo, sea lo que te levante a realizar grandes y muchas hazañas. El Señor te creó con algo especial y lo quiere usar.

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1 Samuel 17:14 dice: “David era el menor de los hijos. Sus tres hermanos mayores se quedaron con el ejército de Saúl, pero David iba y venía para ayudar a su padre con las ovejas en Belén”.

Los hermanos mayores de David eran soldados, y estaban en el ejército del Rey Saúl. En la línea de los enemigos filisteos, se encontraba Goliat, un temerario paladín que hacía un desafío: que si un hombre venía a pelear con él, y lo mataba, ellos rendirian siendo sus esclavos, si sucedía lo contrario, deberían someterse ellos a los filisteos. Sin embargo, de todos los soldados israelitas, ninguno se atrevió a enfrentarlo. Y rompiendo toda lógica, David, un pequeño pastor de ovejas, que no era soldado, y no tenía experiencia en la guerra ni preparación formal, lo venció con su honda. Simplemente se había enfocado en aquello que era bueno, en entrenar su don, siendo fiel y perseverante en su tarea. Podríamos decir que el Señor se valió de ésta simple capacidad, menospreciada a los ojos del resto, que sumada al buen corazón de David, fue la que lo terminó levantando como rey. Enfócate en tu don, eres único, y no necesitas imitar a nadie más. Dios te creó con algo especial, sé el mejor en ello y grandes puertas se abrirán.

Hagamos esta oración:

“Padre te entrego mi don en tus manos para que lo uses conforme a tu propósito. Desato habilidad, sabiduría, perseverancia y fuerzas para entrenarme en aquellas capacidades que tengo, lo pido y declaro en el nombre de Jesús. Amén”

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