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Perder a un hijo y el proceso de sanidad
#3 Continuando el proceso de sanidad.
Durante todo este proceso, El Señor me permitió conseguir un trabajo nada más y nada menos que en casa de una vecina. Esa vecina no podía tener hijo y en el mismo tiempo que yo, salió embarazada.
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Ella tiene un hijo hermoso y no era casualidad Dios que yo tuviera que cuidar a ese niño algunas veces.
Al principio era un poco triste y doloroso, pero al pasar los días, ya veía a ese niño sin ninguna tristeza, al contrario me sentía tan feliz cuando lo veía y podía jugar con él.
Yo pensé que mis emociones estaban sanadas. Pero Dios es sabio. Lo que Dios empieza no lo deja por mitad. |
La hermana de mi esposo dio a luz un varón, y ese niño hacia tantas cosas similares a Samuel. Cuando vi al bebé todo se me estremeció por dentro. Yo que creía que estaba sana, sentí que la herida se había vuelto abrir. Fue como empezar de nuevo. Pensé que lo mejor era no volver a ver al bebé, pero dentro de mi había una lucha interna, porque yo pensaba: "Si esto es solo una estrategia del Señor para llevarme a la sanidad, entonces si salgo huyendo, yo misma retrasare el proceso de sanidad".
Por eso le repito una y mil veces que la solución no es salir corriendo ni evadir el problema, sino más bien enfrentarlo para que el dolor no nos consuma.
Pues lo que hice fue que casi todos los días iba a casa de la hermana de mi esposo a ver el bebé. Al principio fue duro, pero al pasar los días me fui sintiendo mejor. Solo con la ayuda de Dios, el tiempo y nosotros mismos poniendo de nuestro esfuerzo es que podremos salir adelante y superar una situación como esa.
Yo llegué a creer que ya me había sanado de la partida de Samuel, pero no! Todavía el proceso de sanidad continuaba.
Recuerdo que recibí una llamada de la capellana del hospital donde Samuel había fallecido, y ella me dijo que las enfermeras y los doctores de la Unidad de cuidados intensivos donde Samuel había estado tenían mucho deseo de verme y de saludarme. Yo con mucho gusto acepte la invitación de ir, pero después pensé que tal vez no sería prudente ir porque sería como volver a recordar todo nuevamente. Oré a Dios que si no era su voluntad que yo fuera a ese lugar, pues que no me permitiera ir. Pero era la voluntad de Dios de que si fuera allá.
Cuando llegué, sentí tanta nostalgia ver a los bebés luchando por su vida, pero alguien me llevo al lugar donde estuve los últimos minutos con Samuel, y cuando estuve ahí me sentí muy triste. Llore, pero después me sentí bien. Sentí como si una carga se me hubiera quitado de encima. Le confieso que el proceso de sanidad toma tiempo, puede que unos días más que otros se torne más difícil.
A veces sentía que todo estaba bien y que ya había superado esa experiencia. Pero otras veces me sentía como si fuera el primer día. Pero la ayuda del Señor ha sido mi fortaleza, y sé que el cumplirá su propósito en nuestra vida y que cumplirá lo prometido por Él.
Esta experiencia Dios la permitió con un propósito y todavía hay cosas que aunque me han sido explicadas no las entiendo, pero sé que un día las entenderemos allá cuando estemos en su presencia. Lo importante es que nada ni nadie nos separe del Amor del Señor.
Yo sé que así como Dios está usando mi testimonio para bendición a tantas personas, estoy segura de que esa prueba, ese dolor que usted está pasando por esa pérdida, Dios la usará para bendición. Mis palabras no podrían calmar su dolor. Es más, si estuviera al frente de cada uno de los padres que están pasando por el dolor de la pérdida de su hijo, no les diría nada, lo mejor que haría es abrazarlo y decirle: Si desea llorar, puede hacerlo, si desea hablar puedo escucharte, pero sea lo que diga o lo que haga o diga te entiendo. Y mi mejor consejo sería: No te enojes con Dios, solo habla con El y cuéntale todas las veces que sean necesarias como te sientes. El te entenderá!. A Él le agrada la sinceridad y puede que sin que te des cuenta y cuando menos lo esperes el Señor volverá a sorprenderte.
Leer parte 4: "Papá, tú tienes derecho a llorar."
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