// Volver al índice //
Perder a un hijo y el proceso de sanidad
#7 La visita del Señor y la revelación del arrebatamiento.
Ese jueves en la madrugada mi espíritu clamaba, yo sentía que me iba a morir, o sea sentía que me estaba muriendo, pero de repente me vi como en la sala de mi casa, y una puerta se abrió un poco, y vi que de los cuatros puntos cardinales se levantaba un viento recio y soplaba muy fuerte, y ese viento se elevaba hacia lo alto, y escuche una voz que dijo: ¡Sube acá!
|
Esa orden había sido dada a la iglesia y desde los cuatros punto cardinales empezaron a subir cuerpos transformados. Yo empecé a elevarme, pero me quedé en el firmamento, y no podía seguir subiendo como los demás. Al ver que no seguía subiendo me llené de miedo y de pánico, porque yo no podía creer que me había quedado. Estando en el firmamento mi cuerpo fue trasladado a otro lugar. |
Ese lugar parecía un estadio muy grande, era tan grande que mis ojos no podían verle el final, y ese estadio estaba lleno de toda clase de demonios de todo tamaño, y rango. Ellos estaban allí reunidos y aplaudían con algarabía, y entonces oí una voz que habló y dijo: Ha llegado el momento de que se manifiesten el Anticristo, la Bestia y el Falso profeta, porque quien impedía su manifestación, ya no está aquí.
En ese instante de debajo de la tierra empezó a subir una Bestia espantosa. Era algo que humanamente es difícil de describir. Los demonios aplaudían porque su hora había llegado, y quién detenía la manifestación del Anticristo era la iglesia, y la iglesia ya se había ido. Yo necesitaba salir de allí, pero no había manera de hacerlo, y aunque estaba mirándolo todo desde los aires, parecía que el cielo había sido cerrado. Yo sentía desesperación, me sentía atrapada. Hasta que vino un personaje con alas de águila, pero con rostro de humano y se acercó a mí y me dijo: "He venido a sacarte de aquí, sal por ese orificio, y de repente se hizo un hueco muy pequeño y por ahí pude salir".
Cuando salí de ahí me vi por las calles y todo parecía normal, pero yo empecé a gritar con desesperación y decirle a la gente lo que el Señor me decía que dijera y era que se arrepintieran porque el tiempo se había acabado. Pero la gente no me hacía caso, para todos ellos las cosas que yo les decía no eran nuevas. Me vi en el frente de muchas iglesias, y les gritaba a los pastores desde la calle que el Señor les decía que se prepararan y que se arrepientan porque el tiempo se había acabado. Pero ellos me ignoraban, y le decían a la gente que subieran al templo, porque la actividad ya iba a comenzar, otros pastores les decían a las gentes: vengan que ya vamos a empezar el concierto.
Todo lo que esas iglesias presentaban era pura animación, puro entretenimiento, pero nada de oración, de ayuno, ni de vigilia. Hacer conciertos y actividades no es malo, pero lo malo es que muchos pastores por tener las iglesias llenas y mantener a la gente en la iglesia lo que están haciendo es muchas actividades que solo agradan a la carne.
Pero el Señor demandaba que los pastores preparen al pueblo, y que sigan orando, ayunando y escudriñando su palabra. Porque las cosas que se aproximan para el mundo y los ataques que se levantaran serán fuertes, y solo aquellos que estén cimentados en la roca que es Cristo podrán permanecer.
El Señor exige la santidad y que volvamos a la senda antigua, porque él viene por su novia, y es una iglesia santa. No todos los que están en las iglesias querrán hacer la voluntad de Dios, pero el Señor quiere que sigan trabajando con los que estén dispuestos de corazón a hacerlo.
Han sido muchas cosas que el Señor ha tratado conmigo. Continuando con la revelación, como nadie me hacía caso yo seguí caminando y me encontré con mi esposo, con Jonás y dos primos míos, entonces a ellos les conté lo que había sucedido.
Esos dos primos míos eran cristianos, se encontraban apartados, pero en la revelación, el Señor me dijo que les dijera que se arrepintieran porque su venida estaba muy cerca, y él no quería que ellos se quedaran. En la revelación nos fuimos a buscar un lugar seguro, pero parecía ser que no había ningún lugar seguro, porque todo parecía ser gobernado por las huestes satánicas.
Luego yo me desperté, pero seguía muy débil, y fue entonces cuando vi que un personaje estaba frente a mi cama. Ese personaje con figura de hombre se acercó adonde yo tenía el suero y me inyectó algo en el suero. Yo no sé si era un ángel, o era el Señor. Solo sé que era alto y sus vestiduras eran hasta los pies y tenía su cabeza cubierta como cuando el maestro caminaba aquí en la tierra.
Luego en la mañana que me desperté me sentía con más fuerza, en seguida recordé la revelación. Ese día por primera vez pude ver bien a mi hijo. El se llama David Samuel. Como le dije que antes de David nacer, el Señor me dijo que llamara al niño Samuel, porque él me devolvía a Samuel y que como una señal, el niño nacería con el cabello negro. Yo no obedecí al Señor porque me puse a pensar que si le ponía ese nombre al Bebé, la gente pensaría que yo lo estaba haciendo por Samuel. Cuando vi al niño me sentí tan mal porque ya habíamos elegido otro nombre para el Bebé, y además no creí en mi corazón que de verdad Dios lo iba hacer. Pensé que todo podía ser producto de mi imaginación y sobre todo pensé en lo que la gente diría. Cuando vi a David, vino la voz del Señor a mi corazón y me dijo: Te dije que te lo devolvería y que como señal nacería con el pelo negro. Yo no miento dijo el Señor. Pero gracias al Señor pudimos hacerle algunos arreglos al nombre y agregarle el nombre de Samuel.
El Señor solo quiere nuestra obediencia. Teniendo una semana en el hospital todavía me encontraba muy débil y muy adolorida físicamente por la operación, mi cuerpo temblaba como gelatina. Tenía frío y calor y mucho dolor, y fue entonces cuando sonó mi celular y era la llamada de mi pastor. Mi pastor empezó a orar por mí y la comunicación se interrumpió por dos veces, pero yo sentía que él había seguido orando por mí.
Luego me sentí mucho mejor, y me quede dormida. Pero en la madrugada fui despertada dentro de una visión y vi que un hombre me tiró al piso un artefacto que estaba a punto de explotar, yo enseguida trate de coger el teléfono para pedir ayuda, y vi que el hombre no estaba solo, sino que dos mujeres más andaban con él, y habían llegado con la misión de acabar conmigo.
Como pude me paré de la cama y solo les dije a ellos: Ustedes no me pueden hacer ningún daño. Yo le pertenezco a Jesucristo. Pero a la misma vez veía que lo que me tiraron explotaría en cualquier momento. Pero escuché la voz del Espíritu Santo que habló a mi corazón y me dijo: "No te preocupes, ellos no te pueden hacer nada. La oración de Porfirio tu pastor te ha cubierto". Entonces vi como esos tres demonios se fueron. Yo me vi a mi misma cuando volví a acostarme en la cama, y me quedé despierta, o sea fue una visión real en la cual el Señor me abrió los ojos espirituales. El Señor me había avisado con anticipación de que el enemigo trataría por todos los medios de hacerme daño. Pero el Señor en todo momento nos guardó. Después de todas estas cosas pude volver a casa con mi hijo.
Leer parte 8: "Enamórate de Dios aunque no te dé lo que le pides."
// Volver al Índice //
|