//Volver al Índice// - Por Sandy Bergmann Fuentes
Monte Calvario
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Cuando salí del trabajo, tome el bus para ir a buscar la iglesia en la dirección que el joven me había dado. Mientra iba en el bus, oía las voces de los demonios que me decían: “Si vas a ese lugar, te vamos a castigar. Tienes que suicidarte, tu tiempo se acabo.” A la misma vez, yo clamaba al Señor, y le decía: “Señor ayúdame a encontrar la iglesia. Esta es mi última oportunidad de ser salva. Si tu no me salvas, los demonios me van a castigar, y tu sabes que ellos castigan duro.” |
Cuando llegue al lugar donde supuestamente estaba la iglesia, no podía verla. Los demonios me habían cegado la vista para que no viera la iglesia que estaba en el mismo frente donde yo me encontraba parada. Al no ver la iglesia, empecé a llorar, y le dije al Señor: “Oh Señor, esta era mi ultima oportunidad de ser salva. No encuentro la iglesia.” ¡Y tendré que suicidarme!
Cuando di la espalda para irme a la casa y suicidarme como me habían ordenado, una luz fuerte como un farol de carro cuando te alumbra directamente la vista, me ilumino el lado derecho de la cara. El resplandor fue tan fuerte que yo mire hacia atrás para ver que había brillado. Y cuando mire, mis ojos vieron un letrero con letras resplandeciente que decía: <IGLESIA PENTECOSTAL MONTE CALVARIO>. Amados aquellas letras parecían de oro, y la luz que vi provenía de ese letrero. Mi corazón empezó a latir rápido. Cruce la calle corriendo, y subí por las escalera de la iglesia.
Cuando llegue a la iglesia, me quede parada en un pasillo esperando que alguien saliera. Mientra estaba allí, los demonios seguían repitiéndome: “Sal de este lugar, este lugar no te conviene.>
Una hermana salio, y yo le pregunte por el pastor, y ella me dijo que para ver al pastor tenia que hacer una cita, y que además esa noche el tenia que dar una clase, y que era imposible que me atendiera. Yo dije en mi mente: “Oh Señor, el pastor no podrá atenderme, y tiene que dar una clase Señor esta era mi ultima oportunidad, ahora tendré que suicidarme”.
Cuando intente dar la vuelta para irme, no pude mover mis pies, porque parecían que lo habían pegado con cemento en el piso de la iglesia. Yo decía en mi mente: “Señor, no puedo mover mi pies de este lugar”. Me quede parada por unos minutos, como esperando un milagro, y el milagro llego. De repente vi que se abrió una puerta y salieron varias personas, entre la cuales salio un hombre alto, fuerte, muy simpático. Todo en el radiaba amor, nunca había visto en alguien una sonrisa tan bella como la que el tenia. No se quién era el, pero en mi corazón sentí un impacto fuerte de una voz que me dijo: “Ese es el pastor.” El sin conocerme se acerco a mi, me dio la bienvenida, y me dijo que el era el pastor. Yo le dije que necesitaba hablar con el. Y me contesto: ven conmigo ¡GLORIA A DIOS! no necesite cita para hablar con el, y apareció quién diera la clase bíblica. Yo necesitaba que alguien me escuchara, y me creyera. Aquel hombre se sentó conmigo y me escucho con paciencia, pero lo más importante es que creyó en todo lo que le dije.
Cuando termine de hablar, el me dijo: “Lo primero que debes hacer es reconciliarte con el Señor. Segundo, deshacerte de todas las cosas que te unen al diablo. Y déjame orar por ti. Yo repetí la oración de Fe, y luego el oro por mi. Cuando la oración iba por mitad, empecé a sentir que me estaba cayendo agua por la cabeza, parecía como llovizna, y era un agua caliente que penetro por los poros de mi cabeza, y fue bajando lentamente como si fuera un suero, hasta cubrirme las planta de los pies.
Cuando sentí que el agua me llego a los pies, le dije al diablo: “Te embromaste Satanás, porque Cristo acaba de entrar a mi vida”. Después de la oración, el pastor me dijo que quería que pasara al altar para que la iglesia también orara por mí. Yo fui y la congregación empezó a orar por mí. Los demonios que había en mi cuerpo se manifestaron, no querían irse, decían que yo le pertenecía, y que sin mi no podían irse. Pero en la iglesia, se manifestó una gran unción y los demonios tuvieron que salir de mi cuerpo. El último en salir fue el varón del cementerio, pero cuando llego Jesús, lo saco y se quedo el Señor como dueño absoluto de mi corazón. ¡Oh cuando Jesús llega, todo cambia!
Quede como muerta, pero estaba tan libre como una paloma. Sentí que había nacido de nuevo. Me fui a la casa y tome el altar que le tenía dedicado a los demonios y lo eche en una bolsa de basura, también tome toda la ropa, y todas las cosa que me unían a los demonios, y la puse en la bolsa, para en la mañana siguiente echarlo en el basurero.
A la media noche me despertó un ruido que provenía de la bolsa de basura donde estaba las imágenes y todas las cosas que le pertenecían al diablo, el Señor lo reprenda. Yo sentí miedo, pensé por un momento que el corazón se mi iba a salir. Pero sentí como si alguien me hubiera abrazado quitándome todo temor, y me susurraron al oído: [No temas, porque yo estoy contigo] volví a dormir como un pajarito. Al día siguiente bote la bolsa de basura en el basurero.
Seguí asistiendo a la Iglesia Monte Calvario que pastorea Porfirio Reyes. Y cuando volví a la iglesia me di cuenta que el letrero no tenia las letras brillantes, ni tenia las luces resplandecientes que yo había visto esa noche. Todo fue plan de Dios para que yo pudiera ver el letrero. En la iglesia Monte Calvario encontré una familia grandísima. Al pastor lo veía como mi Papá. Con la pastora todavía no tenia mucha confianza, porque había conocido al pastor primero que a ella, pero es una mujer muy dulce. Yo decía en mi corazón: ¡Señor, me gustaría que ella fuera mi Mamá! Todos los hermanos de la iglesia me trataban con amor y delicadeza. A ellos Dios lo uso para que cuidaran de mí Espiritualmente hasta que yo pudiera estar recuperada por completo. Y quisiera aprovechar este momento para darle las gracias a Fredy y a sus hermanos, a Natividad, a Kirsy, a la Chama, y a todas las jóvenes que me ayudaron con su oraciones y que siempre estuvieron pendiente de mi.
El Bautismo del Espíritu Santo
En la misma semana que el Señor me liberto, me fui al trabajo y cuando iba en el camino, el Señor me dijo: “vuélvete, y pon a Radio Visión Cristiana> yo no quería devolverme para la casa, porque de lo contrario iba a llegar tarde al trabajo. Pero obedecí y puse la emisora. En la emisora estaban adorando a Dios y se sentía una unción terrible. Yo también me puse adorar a Dios, y de repente sentí un fuego que me estaba quemando desde la cabeza hasta lo pies, y la lengua se me enredo. No podía hablar español. Estaba hablando otro idioma que nunca había hablado. El Señor me bautizo con el Espíritu Santo a través de Radio Visión Cristiana. Me fui al trabajo y sentía que todo mi cuerpo se estaba quemando. Trataba de hablar, y lo que hablaba era en lenguas. ¡Fue una experiencia que nunca olvidaré!
Muchas veces se pierden grandes bendiciones por andar de prisa, si por no llegar tarde al trabajo no hubiera obedecido al Señor, probablemente me hubiera perdido de esa bendición.
En esa misma semana, una mañana temprano entro a mi habitación un hombre que también vivía en la casa de la señora que me rento la habitación. Yo nunca había usado ninguna confianza con el, y entro a la habitación diciéndome que necesitaba hablar conmigo. Cuando lo vi, me sentí asustada, pero no le demostré ningún temor. El se sentó en la cama y empezó hablarme de Dios. Yo le dije, que si el conocía tanto de la palabra de Dios, lo mejor que el podía hacer era convertirse a Jesucristo. Y le ordene que se parara de mi cama y que saliera de mi habitación en el nombre de Jesús. El se paro y se fue.
En la noche, el hombre me encontró en la cocina, y me dijo que quería decirme algo. Y entonces me dijo: »Mientra Dios este contigo, nada ni nadie podrá hacerte daño ». Le conteste, que yo sabia eso, pero que por que el me decía esas palabras. Y me contesto: « hoy cuando fui a tu habitación, entre para violarte y matarte. Yo oí una voz que me dijo: ve a la habitación de Sandy, la violas y después la matas. Primero háblale de Dios para que ella entre en confianza, y luego hace lo que te ordene. » Por eso fue que entre a tu habitación hablándote de Dios para que tu entrara en confianza, y luego violarte, y después matarte. Pero no pude hacerlo, porque había un resplandor de luz que te estaba cubriendo, y no me permitió tocarte”.
El Señor permitió que yo saliera de esa guarida de demonios, proveyéndome un mejor lugar donde vivir.
En esa nueva etapa de mi vida, el Señor me dio una revelación donde me mostró como se estaba peleando por mi alma. Me vi acostada en una cama y había muchos demonios que querían matarme. Algunos de ellos tenían cuchillos, otros tenían lanza como la que usaban los indios, y otros tenían otras armas que no se su nombre. Uno de ellos voló con rapidez para traspasarme una lanza por mi costado izquierdo. Pero a la misma vez, detrás de mi cabeza salio un ángel gigante y fuerte, vestido de blanco. Tenía una cabellera dorada. No tenía alas, pero volaba con una gran rapidez. El saco una espada muy grande de oro, y peleaba con aquellos demonios para que no me hicieran daño. Mientra el Ángel peleaba, oí una voz como un trueno fuerte que dijo: “Así se esta peleando por tu alma.”
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El Señor me advirtió que mi vida iba a depender de ayuno y oración; y que no podía descuidarme ni un instante, porque el diablo pedía mi alma a gritos. De ahí en adelante empezaba para mí un tiempo de búsqueda con el Señor, un tiempo de preparación. El enemigo me había hecho mucho daño. Pero ahora el Señor Jesucristo me estaba preparando para darle la revancha, y darle en el nombre de Jesús al enemigo por donde más le duele. “GANAR ALMAS PARA CRISTO” sacando de lo oscuro a la luz de Cristo aquellos que se encuentran en tiniebla, para que la luz de Cristo alumbre sobre ellos, y puedan escapar de las garras del enemigo. |
Ver Capítulo 11: "El comienzo de la preparación"
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