A todos nos gusta tener éxito en lo que hacemos, pero: ¿Qué es el éxito para ti? Un empresario podría decir: “Amentar las ventas cada año”, un pastor: “Tener la iglesia más grande”, un músico: “Grabar muchos discos y ser famoso”, un escritor tal vez diga: “Escribir decenas de Best Sellers”, un empleado: “Ascender en mi trabajo”. Pero para quienes son padres de familia ninguno de estos éxitos lo sería, si no lo es de las puertas para adentro del hogar.
¿Que éxito podría tener un hombre si logra ciertos objetivos pero deja a su propia familia para lo último, en las sobras de su tiempo?. Pregúntate: ¿Tener mucho dinero, pero un matrimonio infeliz es verdadero éxito?. Alguien puede llegar a ser famoso, pero si no hizo feliz a sus hijos, si solo los trató como una especie de obligación, su fama es una farsa. Una mujer puede llegar a realizar grandes proezas, pero si ese supuesto éxito la lleva más lejos de las personas que más la necesitan, entonces es un gran fracaso. Tener el amor, la comunión y el respeto de aquellos más cercanos a ti es el mayor de los éxitos, lo demás viene por añadidura.
Poner a Dios en primer lugar en tu corazón nunca significo dejar de lado a tu familia. La familia es la institución más sagrada para Dios y la puso bajo nuestra responsabilidad para que la cuidemos. Él cuida de la iglesia, y a nosotros nos entrego el ocuparnos de nuestra familia, que es la base de la iglesia. La raíz del descuido en la familia no es ni más ni menos que egoísmo. Nunca subas la escalera del éxito pisando sobre tu familia.
Sin duda Dios nos creo para cumplir los sueños personales y hacer grandes cosas, pero eso no significa descuidar la responsabilidad que puso a nuestro cargo con la familia.
Si quieres ser un buen creyente entonces sigue el consejo de 1 Timoteo 5:8 “Pues quien no se preocupa de los suyos, y sobre todo de los de su propia familia, ha negado la fe y es peor que los que no creen. Otras versiones dicen: “El que no provee para los de su casa, es peor que un incrédulo” y no se refiere a proveer dinero solamente, sino además, proveer amor, tiempo, apoyo, comprensión, felicidad, atención y esmero en darles lo mejor en todo sentido. Todos nos quieren imponer mandatos para que cumplamos sus deseos, pero no permitas que ninguna actividad haga resignar el valor que tiene tu familia porque daremos cuanta a Dios por ello. Si logras la felicidad en tu familia, será la base que te habilitará a tener verdaderos éxitos en cualquier otra cosa que hagas. Si en verdad amas a Dios sobre todas las cosas entonces amarás a tu prójimo como a ti mismo, y tus “prójimos mas prójimos” son tu familia. Comienza a dedicar un tiempo exclusivo a ellos para tener todo tipo de experiencias juntos, esto será inolvidable para todos. ¿Significa esto que debo descuidar todo lo demás? No, significa que la familia es una prioridad y así como dedicas tiempo a todo lo demás, debes dedicárselo igual a ella.
Cuando lleguemos al final de nuestros días seguramente nos sentiríamos muy satisfechos si dejamos un precioso legado de vida a nuestros hijos y a todos aquellos que nos conocieron.
Por Esteban Correa
Pingback: César Antonio | El éxito personal y la familia