Esteban Correa

Tu corazón es la tierra que recibe la semilla de Dios

El Señor limpiará tu corazón para que pueda ser una buena tierra, en donde la palabra de Dios sea sembrada eficazmente y de mucho fruto. El Señor te mostrará toda maleza, que impide los buenos y abundantes frutos.

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En Lucas 8:5 se encuentra la parábola del sembrador, que hace un simbolismo sobre la palabra de Dios como una buena semilla; sobre el sembrador como el que anuncia el mensaje; y sobre el terreno, que tipifica nuestro corazón. Toda la parábola se centra en los tipos de terreno y no en el tipo de semilla. Esto nos da a entender que nuestro corazón es la tierra que debe ser apta para que la semilla pueda dar frutos. La semilla es siempre perfecta y buena, porque es la palabra de Dios; sin embargo, los corazones que la reciben, no siempre son una buena tierra.

En Lucas 8:15 lo describe así: “Y las semillas que cayeron en la buena tierra representan a las personas sinceras, de buen corazón, que oyen la palabra de Dios, se aferran a ella y con paciencia producen una cosecha enorme”. Vemos claramente que nuestro corazón es un tierra, que es la que recibe la semilla, si ésta tierra es buena, daremos mucho frutos, pero si dejamos que los malos sentimientos, la dureza, el orgullo, la envidia y demás malezas echen raíces en él, la palabra será ahogada y no podrá dar buenos frutos. Ésta es la razón por la que muchos no pueden dar frutos, porque ciertos malos sentimientos se interponen en su crecimiento.

Hagamos esta oración:

“Dios Padre te pido que transformes mi corazón para que pueda tener un corazón conforme al tuyo. Abre mis ojos para desarraigar toda maleza de hipocresía, arrogancia, dureza o cualquier otro sentimiento negativo, te lo pido en el nombre de Jesús, amén.”

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