Por Esteban Correa
1 Dios ve actitudes del corazón
Dios valora tus actos solo cuando reflejan lo mismo en tu interior. Todo lo que hagamos debe ir acompañado de una sincera y pura expresión de nuestro corazón. Delante de Dios no podemos pretender «venderle una imagen», tratar de que vea que en verdad somos piadosos. El Señor se complace con la sinceridad y la transparencia de nuestro corazón. Es mucho más valorable delante del Señor confesar nuestras debilidades y pedirle su ayuda, que tratar de justificarlas y prometer que no lo haremos más. Simplemente clamar «¡Señor yo no puedo, ayúdame, ten piedad de mí, quiero que me des tu poder para cambiar!»
Cuando Samuel buscaba el próximo rey de Israel se dirigió a la casa de Isaí padre de David, y observó uno de los hermanos mayores que parecía «apto» para ser rey según la imagen y el juicio de Samuel, era alto y tenía una apariencia interesante a los ojos de los hombres, pero Dios tenía otra opinión, veamos la opinión de Dios y conozcamos que cosas son valoradas por Él:
Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. 1 Samuel 16:7
El Señor aborrece los planes de los malvados, pero le agradan las palabras puras. Pr. 15:26
Jesús atacó con fuerza y juicio a los fariseos, estos eran religiosos hipócritas que se vestían de una manera llamativa para recibir alabanza de los hombres y querían dar una apariencia de piedad y espiritualidad, pero Jesús dijo que eran sepulcros blanqueados, por fuera limpios, pero por dentro estaban podridos y corrompido.
En definitiva está desnudo lo más profundo de nuestro corazón ante Dios, solo intentemos hablar con toda transparencia y sinceridad. Esto si que agrada a Dios.
2. Tomar en serio su palabra con fe
Otra cosa es tomar en serio su palabra, creer que lo que dice es verdad, he hablado con personas que tienen muchas opiniones personales de Dios y de la iglesia, y al leer la biblia no la toman en serio, es como que no creen todo lo que dice la biblia, quizás toman ciertos textos, pero otros no. Están divididos en su fe, no tienen un temor reverente a la biblia. Cierta vez una persona «llamada cristiana» luego de tratar de alentarla, contándole la historia del pueblo de Israel y su liberación de Egipto, me dijo con ironía: «esto me suena a fábulas o cuentos de hadas» y no era un recién convertido, sino que hacía años que conocía la biblia y la iglesia.
Hebreos 11:6 tiene que ser nuestra guía en esto «SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS», creer en su palabra es fundamental, tomarla en serio, con la reverencia que las palabras de Dios se merecen. De lo contrario es como que diríamos que Dios es mentiroso.
Algunos son incrédulos y justifican su incredulidad con prudencia. Si nunca nos arriesgamos a nada, sino tenemos valentía y no emprendemos cosas nuevas, es en realidad incredulidad. La prudencia es necesaria, pero no fuimos llamados precisamente a «No arriesgarnos en nada por prudencia», sino a «vivir por la fe», que significa lelvar a cabo nuestros sueños, trabajar y esforzarse con fe en que Dios hará lo imposible, mientras nosotros hagamos todo lo que esté a nuestro alcance.
Porque si realmente tomamos en serio la palabra de Dios seremos como el Señor quiere.
Cada versículo que leas en la biblia debe ser tomado con absoluta fe y con corazón íntegro y abierto, de esta forma Dios podrá hablarnos sin que la incredulidad lo impida. A Jesús le desagradó la incredulidad, se enojó con ella y Jesús sigue siendo el mismo.
«En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan». Hebreos 11:6 (NVI)
Recuerda: Dios está a tu lado, cuando leas la biblia o busques a Dios en oración, el Espíritu Santo está ahí para ayudarte y para recompensar esa búsqueda.
3. Ser agradecidos.
Ser agradecidos demuestra un buen corazón, es reconocer que el nos dio la vida eterna, que de él procede toda buena dádiva y todo don perfecto, reconocer que si recibimos algo bueno, es porque Dios nos abrió la puerta. De lo contrario, sería arrogancia de nuestra parte. Dar gracias es una actitud preciada a los ojos de Dios. Ser agradecidos es reconocer que Él fue y es mucho más bondadoso con nosotros de lo que merecíamos.
Acepta con agradecimiento lo que hoy te toca vivir, las cosas que tienes, y todo lo que hayas recibido de Dios, reconócelo, agradece y vivirás con paz y alegría. A Dios no le agrada la queja.
1 Tesalonicenses 5:18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.